La Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP), junto a la consultora IQVIA, han elaborado un estudio en el que analizan el impacto que ha tenido la puesta en marcha de diversas iniciativas de eSalud sobre los pacientes crónicos y cuál es su nivel de adaptación a estas innovaciones.
El objetivo era analizar el encaje que la salud digital presenta con las necesidades y capacidades, así como el nivel de uso de herramientas por parte de las personas con enfermedad crónica, tal y como explicó la directora de Liderazgo de Conocimiento de IQVIA España, Laia Aguilar, durante la presentación del estudio.
El análisis se ha basado en una serie de encuestas realizadas a 800 personas diagnosticadas de EPOC-asma, trasplante, diabetes o riesgo de trombosis, gracias a la participación de 400 oficinas de farmacia colaboradoras de IQVIA.
El director de la POP, Pedro Carrascal, hizo hincapié en la diferente adaptación que tienen las personas en función de su edad a las herramientas digitales. A este respecto, Carrascal explicó que “solo 9% de los pacientes crónicos mayores de 70 años declaran manejarse bien con internet y aplicaciones móviles”. Igualmente, el director de la POP quiso dejar claro que “los determinantes sociales también son clave en la presencia de habilidades digitales”.
El estudio concluye que el conocimiento y las habilidades digitales del paciente crónico “son fundamentales para la implementación exitosa de estrategias de e-salud”. Además, considera “necesario realizar esfuerzos para mejorar el nivel de alfabetización digital, y realizar una implementación gradual, pasando por un modelo de asistencia sanitaria mixta, donde coexistan canales digital y tradicional”. Esto, según se recoge, “garantizará un acceso equitativo a la e-salud, y también empoderará a los pacientes crónicos y promoverá su participación activa en la gestión de su propia salud”.
Tras la presentación de los principales datos del estudio, se celebró una mesa redonda en la que cuatro expertos expusieron, desde sus respectivas perspectivas, su visión acerca del impacto de la eSalud sobre los pacientes crónicos. El coloquio, moderado por la presidenta de la POP, Carina Escobar, contó con la participación de Carlos Yair Durán, médico especialista en Medicina Familiar y Comunitaria y responsable del grupo de trabajo de Salud Digital de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG); Alfredo Ledesma, representante de la Federación Española de Diabetes (FEDE) en La Rioja; María José González, responsable de Secretaría, Logística y Redes Sociales de la Federación Nacional de Asociaciones ALCER y Marisa Merino, directora gerente de OSI Bidasoa Osakidetza y miembro de la junta directiva de la Asociación Salud Digital y vocal de la junta directiva de Sociedad Española de Directivos de la Salud del País Vasco.
Los participantes coincidieron en que la utilización de herramientas digitales debe ser voluntaria y estar adaptada a las capacidades digitales de los pacientes. Para Alfredo Ledesma, la digitalización ha sido muy importante para los pacientes con diabetes, especialmente, cuando están motivados.
Por su parte, María José González expuso que la digitalización es importante para disponer agrupada de toda la información sobre la patología principal y las comorbilidades.
Carlos Yair Durán insistió en que el grado de utilización debe depender de la necesidad que tenga el paciente y que hay que trasladar mensajes de seguridad que reduzcan la incertidumbre. Además, planteó que el desarrollo de estas herramientas debe servir para establecer alertas sobre el comportamiento de los pacientes o la existencia de falta de adherencia a pruebas diagnósticas o seguimientos.
Desde la administración, Marisa Merino se mostró convencida en que dado el éxito de la medicina, con pacientes cada vez más longevos y con plurimorbilidades, la única posibilidad de afrontar el reto de la cronicidad es “cambiar la manera de trabajar y utilizar herramientas digitales”. No obstante, reconoció que se debe trabajar en competencias de profesionales y pacientes, así como evitar que la eSalud deshumanice la atención o que incremente brechas de equidad.
Los participantes también coincidieron en que sería positiva la participación de los pacientes en el diseño de las herramientas y las estrategias para asegurar que sirven a las necesidades que tienen los pacientes.