Los nuevos informes de posicionamiento terapéutico (IPT) de los anticoagulantes orales de acción directa (ACOD) son bien vistos por los cardiólogos ya que “mejoran la perspectiva de uso tanto en fibrilación auricular como en trombosis venosa profunda” y porque reflejan que se trata de “fármacos beneficiosos y que en determinados pacientes debe ser una opción preferente”. Así lo explica a Diariofarma Francisco Marín Ortuño, coordinador del Grupo de Trabajo de Trombosis Cardiovascular de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), y uno de los expertos que han participado en la revisión de estos dos nuevos IPT.
Pese a la buena acogida de los IPT, los especialistas se muestran confusos en relación con lo que ello implica ya que esperan que se materialice en la ampliación de financiación de estos medicamentos y la eliminación de los visados de inspección que “han quedado obsoletos”. Marín explica que, a diferencia de otros IPT, en este caso no se explica qué ocurrirá con la financiación, por lo que espera que se aclare cuanto antes.
Este cardiólogo recuerda que España llega tarde a esta ampliación de uso de los ACOD en indicaciones que desde hace tiempo aparecía “de forma preferencial” el uso de estos fármacos. Las guías americanas, europeas, del NICE ponían a los ACOD por delante de los antagonistas de la vitamina K (AVK), explica este experto. A pesar de ello, en España se tenían que utilizar en segunda línea tras siete meses en tratamiento con AVK, pese a la enorme evidencia contraria.
Además, Marín pone de manifiesto que hay muchos pacientes en los que el beneficio clínico neto por el uso de AVK era cero o negativo y pese a ello había que utilizarlo. Se refiere principalmente a los pacientes más jóvenes, donde los riesgos por el uso de AVK eran mayores. Por otro lado, recuerda que hay estudios que cifran en el 50% de los pacientes tratados con los antagonistas de vitamina K que “tienen mala calidad de anticoagulación”, algo que no debería suceder y que espera que ahora con los ACOD se corrija.
Por su parte, en lo que respecta al tromboembolismo venoso (TEV), Marín describe como “terrible” la situación previa ya que, pese a que había “muchísima evidencia”, no se financiaban los tratamientos. “No entendemos cómo una patología tan incidente en paciente inmovilizados y en pacientes con cáncer, no está financiado, aunque la indicación esté clara”, explica. A este respecto, señala que en vez de tratar a los pacientes con ACOD, se prefería en muchos casos utilizar heparinas, un tratamiento “no barato y con riesgos de hemorragia asociada” antes que los AVK durante dos o tres meses. En este caso, como el tratamiento es de una duración limitada, algunos pacientes asumían el coste de la medicación, pero en el caso de la fibrilación auricular, era mucho más difícil al ser un tratamiento crónico, lo que implicaba “enormes diferencias de equidad”.
Este cardiólogo no oculta que la próxima llegada de los medicamentos genéricos de ACOD (ya está prevista la comercialización de los de apixabán) ha podido facilitar el cambio de visión del Ministerio de Sanidad. “Se ha retrasado hasta coincidir con la llegada de los genéricos, lo que hace sospechar de una justificación economicista del retraso en la actualización”, explica. Pese a ello, asegura que los médicos son conscientes de la necesidad de tener en cuenta la sostenibilidad y explica que las prescripciones “se ajustan a las indicaciones aprobadas y la evidencia disponible”.
En cualquier caso, Marín se muestra satisfecho que después de múltiples iniciativas por las sociedades científicas para reclamar la actualización de los IPT, haya finalizado la espera y que los pacientes se puedan beneficiar de estos medicamentos.