Opinión

¿Cómo frenar el aumento de las infecciones de transmisión sexual en los jóvenes?

Artículo de opinión de Vicente Soriano, especialista en Enfermedades Infecciosas. Vicedecano de Investigación de la Facultad de Salud de la Universidad Internacional de La Rioja

Vicente Soriano

El Ministerio de Sanidad ha dado a conocer los últimos datos sobre las principales infecciones de transmisión sexual (ITS) en España. Como son enfermedades de declaración obligatoria, hay registro bien documentado desde el año 1995 para sífilis y gonorrea, desde 2007 para VIH y desde 2015 para clamidia (Figura 1).

El año 2022 ha sido el que ha recogido más casos de ITS en España1. Solo los nuevos diagnósticos de infección por VIH parecen haberse estabilizado alrededor de 3.000 nuevos casos anuales. Todo ello a pesar de las campañas de promoción del uso del preservativo y de la profilaxis pre-exposición (PrEP) con antirretrovirales para prevenir el contagio del VIH2.

El grupo de edad con un mayor número de casos de ITS es el de jóvenes de 20 a 25 años (Figura 2). Muchas de las ITS en varones se reconocen con facilidad, por secreción uretral o úlceras en la región genital. Se diagnostican con más facilidad, lo que permite un tratamiento precoz. Por el contrario, la mayoría de ITS en mujeres no se diagnostican porque producen pocos síntomas. De ese modo, pueden ser fuente de contagio para otros y, a la vez, padecer las complicaciones a largo plazo, especialmente la enfermedad pélvica inflamatoria (EPI), una de las principales causas de infertilidad femenina3.

Los datos del Ministerio de Juventud e Infancia (INJUVE) señalan que la edad media en el inicio de las relaciones sexuales en España está en los 17 años, con pocas diferencias entre varones y mujeres4. Hay una tendencia al inicio a edades más jóvenes en los últimos años. En gran parte esto es debido al uso de las redes sociales y al consumo de pornografía en los adolescentes jóvenes5.

El informe del INJUVE también ha destacado que el consumo de alcohol y drogas estimulantes a menudo está asociado a tener relaciones sexuales entre los más jóvenes4. El sexo bajo los efectos de las drogas se considera un comportamiento sexual de riesgo, por estar asociado a una desinhibición conductual, una reducción de la percepción de riesgo y una perdida del autocontrol. El alcohol y las drogas se asocian a un mayor número de parejas, relaciones de alto riesgo y mayor frecuencia de ITS.

Respecto al uso del preservativo, el informe INJUVE señala que es más frecuente con parejas esporádicas y menos con parejas habituales4. La reticencia al uso del preservativo sobre todo se explica porque resta placer y puede dificultar la erección. Además, se interpreta como una barrera psicológica que refleja falta de confianza en la pareja.

Por todo lo anterior, la noticia hace unas semanas de que la nueva ministra de Sanidad estudia financiar el uso de preservativos y que sean gratuitos para los jóvenes6-8, parece una medida sin base científica. En lugar de ir a la raíz del problema, se hace cómplice de la situación sin deseo de corregirla. Se opta por la vía fácil y se prescinde del esfuerzo necesario para procurar dar una solución al problema.

Los Centros de Control de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos han propuesto una serie de medidas escalonadas para reducir las ITS en los jóvenes americanos9. Consideran que se trata de una emergencia sanitaria. Se basan en datos científicos y respetan los principios educativos de las familias. La promoción de la salud sexual es la principal estrategia de actuación para reducir las ITS en adolescentes. Estas acciones preventivas tienen como objetivo promover un buen desarrollo afectivo-sexual, disminuir los comportamientos sexuales de riesgo y mejorar el conocimiento y cómo protegerse de las ITS. Las dos estrategias más eficaces consisten en promover: i) el retraso en la edad de inicio de las relaciones sexuales; y ii) reducir el número de parejas distintas y el uso consistente del preservativo, en los que ya son sexualmente activos.

El CDC subraya que en las escuelas es conveniente tener programas de educación sexual, donde se hable de la dimensión afectiva de la sexualidad y de su importancia en el crecimiento personal y en la formación de una familia. A la vez, hay que informar sobre las ITS, sobre cómo prevenirlas, diagnosticarlas y conocer sus consecuencias9. No basta hablar del preservativo, que sería un pobre reduccionismo. Es conveniente que estos programas sean parte del currículo académico y sean bien conocidos por alumnos, profesores y padres. De este modo, respetando la libertad de los individuos, es posible lograr cambios conductuales que dimensionen de forma positiva la sexualidad y la afectividad, disminuyendo el daño del uso irresponsable del sexo, la violencia sexual y las ITS.

Referencias

  1. Ministerio de Sanidad. Informe de Vigilancia Epidemiológica de las Infecciones de Transmisión Sexual en España 2022.
  2. de Mendoza C, et al. The slowdown of new infections by human retroviruses has reached a plateau in Spain. J Med Virol. 2023; 95: e28779. https://doi.org/10.1002/jmv.28779
  3. Soriano V, et al. Rebound in sexually transmitted infections after the COVID-19 pandemic. AIDS Rev. 2023; 26: 127-135. https://doi.org/10.24875/AIDSRev.23000015
  4. Ministerio de Juventud e Infancia. INJUVE 2019.
  5. Soriano V & González-Cabrera J. Mental health crisis in the youth and rebound in sexually transmitted infections. AIDS Rev. 2023; 25: 101-103. https://doi.org/10.24875/AIDSRev.M23000062
  6. Nota de prensa
  7. Noticia ABC
  8. Noticia El Mundo
  9. CDC. Division of STD PreventionNational Center for HIV, Viral Hepatitis, STD, and TB Prevention.


Vicente Soriano es especialista en Enfermedades Infecciosas. Vicedecano de Investigación de la Facultad de Salud de la Universidad Internacional de La Rioja

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