La financiación autonómica, la política de pactos que seguirá cada formación y la postura ante cuestiones clave como la amnistía se han convertido este lunes en los protagonistas absolutos del primer debate entre los candidatos a las elecciones catalanas que se celebran este próximo 12 de mayo.
Organizado por RTVE, justamente en el ecuador de la campaña electoral, los cabeza de lista de los siete partidos con posibilidades de figurar en el próximo parlamento de Cataluña (todos menos los ultraderechistas de Aliança Catalana y sin Carles Puigdemont, sustituido por Josep Rull, número 3 de la lista), plantearon sus respectivas propuestas, aunque en ningún caso dejaron claro cuál será su política de acuerdos una vez los ciudadanos expresen su veredicto en las urnas.
Los asuntos sanitarios ocuparon la primea parte del debate, dentro de la mejora de los servicios públicos. Fue el actual presidente y candidato por ERC, Pere Aragonès el encargado, como es lógico de sacar pecho con la gestión del actual Ejecutivo. Aragonès señalado que en la actual, “la sanidad tiene más trabajadores que nunca”, cuestión que ha sido rebatida por varios de los candidatos. El plato fuerte en la sanidad y que paradójicamente se convirtió en uno de los temas más relevantes en este primer bloque, fue la lengua en la que tiene que atender el profesional; de hecho los candidatos dedicaron más tiempo a ello, que a hablar de mejoras en el servicio en sí.
Fue Carlos Carrizosa, de Ciudadanos, quien abrió el melón de esta cuestión, criticando que “se apueste por el catalán como lengua en la sanidad pública”. Sus afirmacionesque fueron replicadas por Jéssica Albiach (Comuns), Laia Estrada (CUP) y Aragonès (ERC). Cabe recordar que en el programa de ERC se plantea como objetivo electoral “garantizar una atención sanitaria en catalán”. También plantea la cuestión prioritaria del catalán Junts, como uno de los pivotes fundamentales del denominado Pacto Nacional de Salud de Cataluña, en el que participan los partidos nacionalistas además de los socios de Gobierno en Madrid, PSOE y Sumar (este último a través de Comuns).
Por su parte, el líder del PSC, el exministro Illa, ha defendido la necesidad de “abrir una nueva etapa”, en la que la prioridad sean los servicios públicos y cita los tiempos de espera y el desarrollo de la atención primaria como ejes claves en su acción de Gobierno, si finalmente llega a gobernar. Desde el PP, Alejandro Fernández, calificó la situación en relación a los servicios públicos en general y a la sanidad en particular, como “década perdida”, cuya motivación última es el desarrollo del denominado ‘procés’.
En cuanto a las propuestas de los partidos, el PSC, que también se plantea el desarrollo del denominado Pacto Nacional de Salud de Cataluña, la revisión del actual sistema de conciertos, el impulso de la salud mental y la mejora de las contrataciones laborales como medio para luchar contra las listas de espera. ERC mantiene una visión similar en objetivos, si bien centra gran parte de su programa en el desarrollo de nuevas infraestructuras y el desarrollo de la Agencia de Salud Pública de Cataluña. Junts y Comuns apuesta por una subida también del presupuesto sanitario del 7 y el 8% respectivamente, así como la creación de nuevas normativas para mejorar el acceso a la sanidad. Por su parte, el PP añade al ramillete de ofertas generalizado la elección de médico y Vox apoya el desarrollo de un programa de paliativos. CUP se incluye también en la apuesta por la creación de una empresa farmacéutica pública para Cataluña.
La llegada del debate a las infraestructuras llevó casi sin solución de continuidad a la cuestión de la financiación. En este escenario los candidatos se mostraron mucho más elocuentes en enfrentamientos entre Aragonès e Illa sobre quién defenderá los “intereses de la Moncloa”; acusaciones sobre “negacionismo climático” de Comuns y CUP a ERC. Los reproches por parte de los nacionalistas sobre la conveniencia o no de adoptar el modelo de concierto económico vasco y navarro; cuestiones por lo demás que siguen dentro del candelero de la campaña.
El debate finalizaba con la política de pactos que seguirá cada formación. En este ámbito pocas conclusiones se pueden sacar en claro. Junts y ERC se emplazan mutuamente a formar Gobierno, pese a la ruptura de 2022, con un objetivo esencial “arrancar el referéndum al PSOE”.
CUP y Comuns abogan por calificar de “decepción” el Gobierno de Aragonès, aunque este último reprocha a los comunes (marca hermana de Sumar en Cataluña), que la razón de estas elecciones es precisamente su rechazo a los presupuestos presentados por ERC. Illa por su parte no ha dudado en presentarse como virtual ganador de las elecciones una semana antes de que se celebren los comicios y ha asegurado que “me presentaré a la investidura” y serán los demás los que tengan que pronunciarse sobre si van a impedir o facilitar su presidencia. Unas palabras que no dejan de ser importantes tras la publicación de la entrevista en la que el líder socialista asegura estar dispuesto a hablar con Puigdemont para formar Gobierno. El aludido, lógicamente no ha estado en el debate y su lugar ha sido ocupado por el actual número tres de la lista. Josep Rull