El nuevo equipo directivo del Hospital Universitario de Fuenlabrada se incorporó en septiembre de 2014 y enseguida mostró su sensibilidad con respecto a la aportación que pueden realizar los farmacéuticos hospitalarios integrados en equipos multidisciplinares. Muestra de ello fue la aceptación del proyecto que les presentó Mario García, que accedió al puesto de Jefe de Servicio de Farmacia en abril de 2015, y que tenía claro que los FH tenían mucho que aportar, concretamente, en la mejora de la atención al paciente con cáncer. "Unos meses después, en agosto, estábamos inaugurando la incorporación física de la Farmacia al Edificio Oncológico", explica a Diariofarma.
La apuesta se corresponde además con un incremento de la actividad farmacológica en el área de Oncología, la cual ha venido dada en buena parte, en opinión de García, por la oferta asistencial atractiva que ofrece este centro a los pacientes afectados por esta enfermedad, en sus diferentes variables. Actualmente, el Edificio Oncológico del Hospital de Fuenlabrada absorbe toda la demanda de radioterapia del Sur de Madrid y eso hace que muchos pacientes, en el ejercicio de su derecho a la libertad de elección, estén solicitando continuar su tratamiento en unas instalaciones modernas y bien equipadas. "Junto a las buenas prestaciones que ofrece el hospital y la calidad humana de los profesionales, la actividad también ha subido por la aparición de innovaciones terapéuticas y la cronificación que se consigue con algunas de ellas", matiza.
En el caso de la Farmacia, la prestación se ha visto mejorada con la existencia de una consulta de atención farmacéutica monográfica -"lo cual es poco habitual", constata el especialista- y un sistema automatizado para la preparación y la administración de los tratamientos, que garantiza la trazabilidad y aumenta la seguridad de profesionales y pacientes, adelantos que han sido más fáciles de incorporar gracias a la demanda conjunta de Oncología y Farmacia.
En cuanto a las principales funciones que desempeña el FH dentro del equipo oncológico, García destaca la celebración de reuniones presenciales para comentar casos concretos con el resto de especialistas, con el fin de poder optimizar los tratamientos. En su opinión, esta cercanía "aporta mucho valor a la asistencia". Además de esto, el farmacéutico es el encargado de supervisar la preparación y administración de los tratamientos, un proceso que, además de haber visto aumentada su seguridad por la incorporación de tecnologías que permiten la trazabilidad, se ha hecho más eficiente gracias a que la Unidad Oncológica dispone ahora de su propia Farmacia. "Nos hemos evitado la demora en la distribución de la quimioterapia. Al estar aquí presencialmente, elaboramos y servimos de forma más ágil y directa. Entre otras cosas, se ha conseguido reducir el número de pacientes que se tenían que quedar a comer, y eso, además de ahorros en tiempos de hospitalización, supone una mejora de calidad de vida para pacientes y cuidadores", subraya. No obstante, esa eficiencia no se ha generado siempre al mismo ritmo, y es que, aclara, "la incorporación de tecnología siempre implica un tiempo de aprendizaje que hace que los procesos sean más lentos".
Atención farmacéutica al paciente oncológico
La incorporación de la Farmacia al Edificio Oncológico también trajo consigo la creación de una consulta de atención farmacéutica monográfica. De esta forma, se ofrece al paciente una consulta mensual en la que, además de la entrega de la medicación, los FH tratan de "ayudarle a que conozca su tratamiento". "También hacemos seguimiento y de él se deriva el registro de notas farmacológicas, por ejemplo, sobre efectos adversos en la historia clínica electrónica, las cuales quedan a disposición del oncólogo", prosigue, y aclara que, hasta su incorporación en el equipo multidisciplinar para la atención del cáncer era una tarea que no hacían, "sobre todo porque sólo teníamos una consulta para todas las patologías y no le dedicábamos tanto tiempo a los pacientes". "Ésa es la ventaja de tener una consulta monográfica por paciente, que nos permite la escucha activa, el trato personalizado, la interacción con los cuidadores, etc. lo cual es clave para que podamos aportar valor más allá de la entrega de la medicación", señala.
No obstante, con el fin de mejorar esta atención, y teniendo en cuenta que muchas veces en la consulta presencial el paciente puede tener dificultad para retener la información, ya que la consulta farmacéutica suele coincidir con la del oncólogo y es posible que ese día haya recibido alguna noticia sobre su enfermedad, se están planteando la posibilidad de introducir consultas no presenciales, por vía telefónica, "para verificar cómo se están tomando el tratamiento, así como resolver las posibles dudas y preguntar por eventuales efectos secundarios". De esta forma, ya sea la atención presencial y telefónica, de lo que se trata es de conseguir una mayor eficacia y seguridad de los tratamientos y, con ello, una mayor eficiencia.
Para finalizar, García defiende la necesidad, en aras de aprovechar el potencial de los FH en áreas como la oncológica, de que éstos apuesten por la especialización y, en este sentido, indica que los tres farmacéuticos integrados en el Edificio Oncológico cuentan ya (o están en proceso) con certificado BPS en Oncología. En su caso, obtuvo la distinción por primera vez en 2009 y justo el año pasado se sometió al proceso de renovación, que tiene lugar cada siste años. "Lo que te aporta es un mayor conocimiento sobre la forma de trabajar de los oncólogos, por un lado, y de las necesidades de los pacientes, por otro", constata.
En cuanto a futuros proyectos a desarrollar, considera atractiva la posibilidad de lanzar alguna app que ayude, por ejemplo, a valorar la capacidad funcional de los pacientes oncológicos, ámbito en el que están trabajando ya otros hospitales como el Gregorio Marañón, al que considera un referente. Asimismo, tras asistir a diversas jornadas con participación de pacientes y conocer cuáles son las reivindicaciones de éstos, admite que puede resultar interesante poner en marcha iniciativas, como pueden ser talleres, "en los que los pacientes puedan interaccionar unos con otros". En el caso de los oncológicos, concretamente, cree que podría ser útil el intercambio de experiencias e impresiones sobre el manejo de las toxicidades, por ejemplo.