La Sociedad Española de Nefrología (SEN) presenta en su53 Congreso Nacional, que se celebra en Palma de Mallorca, un dice un estudio basado en un modelo de microsimulación que permite proyectar la epidemiología y costes asociados a la enfermedad basándose en su evolución actual. Los resultados son un llamamiento a la toma en consideración de una enfermedad, a la que aseguran “no se le está dando la visibilidad y la importancia pública que se merece”, tanto en el gasto como en la salud de las personas.
Los resultados del trabajo indican, que lejos de remitir la Enfermedad Renal Crónica (ERC) mantiene un incremento considerable. Según estos datos, los costes sanitarios directos de la patología aumentarán en España un 13,8% en cinco años, alcanzando los 4.890 millones de euros en el año 2027, una cifra que equivale al 7% del presupuesto actual de todas las comunidades autónomas en Sanidad y que se acerca al presupuesto total de comunidades como Navarra o Asturias.
Además, el 42,5% de ese gasto corresponderá al coste directo de los pacientes en TRS (trasplante, hemodiálisis y diálisis), el cual se elevará en 2027 por encima de los 2.000 millones, una cifra superior al presupuesto global de una comunidad como la Rioja. El número de personas que actualmente requieren TRS en nuestro país es de 65.740, una cifra que ha crecido un 30% en la última década, según los últimos datos del Registro la Sociedad Española de Nefrología y la ONT (REER).
Este crecimiento del gasto sanitario será el resultado del incremento de un punto de la prevalencia de la ERC en población adulta (del 10,7 al 11,7%), pese al cual solo tendrán diagnóstico registrado el 31,6% de los pacientes, “lo que significa una tasa de infradiagnóstico muy elevada que justifica sobradamente el calificativo de ‘epidemia silenciosa’”, según expla la SEN. “Esa detección tardía hará que los casos de pacientes necesitados de TRS (cuando ya sus riñones dejan de funcionar) aumenten en una proporción mucho mayor que la prevalencia. En concreto, los pacientes trasplantados, en diálisis o hemodiálisis se incrementarán en un 14,7% y también lo hará la mortalidad por cualquier causa en las personas con ERC diagnosticada, alcanzándose un total acumulado de 654.281 casos en cinco años”, explican.
Esta investigación, que se presenta en el 53 Congreso Nacional de la SEN, y ha sido realizada por nueve especialistas de diferentes hospitales españoles, concluye que, de no desarrollarse nuevas políticas correctivas, va a producirse un aumento significativo tanto de la carga clínica como económica de la ERC, que va camino de convertirse en un problema de salud pública equiparable en su dimensión y carga económica a la del tratamiento de todos los tipos de cánceres, “sin que se esté dando a la salud renal la visibilidad y la importancia pública que merece, no ya solo por su impacto económico y clínico sobre el sistema sanitario, sino por la incidencia en la calidad de vida de las personas”, afirma la presidenta de la SEN, Patricia de Sequera.
“Estamos hablando de que las personas en TRS no llegan al 10% de las personas que tienen cáncer en España, pero cada uno de ellos supone un 350% más de gasto al sistema sanitario. Por dar otras referencias, el coste medio por paciente en TRS, estadio 5D, es seis veces mayor que el del tratamiento de pacientes con infección por el VIH y 24 veces mayor que el tratamiento de pacientes con EPOC y asma”, explica la presidenta de la SEN. Pero, añade, por encima de la carga clínica y económica de la enfermedad sobre el sistema sanitario, está el altísimo coste bio-psico-social de la enfermedad en cada paciente, es decir, “la severa afección que supone para el desarrollo de una vida normal el padecimiento de una enfermedad renal en sus estadios más avanzados”.
Una situación que, a juicio de los nefrólogos, reclama la puesta en marcha de un Plan Nacional de Salud Renal que se proponga el objetivo específico de “frenar la escalada imparable” de la ERC, y “se tome muy en serio la necesidad y urgencia de las políticas de prevención”, así como la mejora y optimización del TRS, tanto desde el punto de vista de la sostenibilidad como de la calidad de vida de los pacientes”. En este sentido, los especialistas inciden en la importancia de fomentar las donaciones en vivo, para así poder ofrecer la opción del trasplante a todas aquellas para los que ese es el tratamiento renal sustitutivo indicado. Y, cuando el trasplante no es posible, destacan la necesidad de apostar de forma mucho más decidida por los tratamientos de diálisis domiciliaria.
Pero para esa gran transformación en la diálisis hace falta convencer a los pacientes y para convencer a los pacientes son necesarios recursos de apoyo, pues la mayoría son personas mayores que viven solas y sin apoyo familiar cercano. “Para ellas no es un problema de deseo o voluntad, sino de falta de autonomía, y de ahí la importancia de dedicar recursos para una diálisis asistida”, explica la presidenta de la S.E.N., que tiene claro que “el problema de presupuesto sería seguir manteniendo el modelo actual. “Es un fracaso, como sociedad, que estos pacientes tengan que ir al hospital a recibir terapia, cuando podrían recibirla en casa, con mayor comodidad y menor afección sobre su calidad de vida”, afirma.