Política

“Vamos hacia un sistema de salud ‘Frankenstein’ por no planificar”

Entrevista a Pepe Martínez Olmos, portavoz del PSOE en la Comisión de Sanidad en relación al libro que ha escrito con las lecciones aprendidas con todo lo que ha ocurrido en relación a la hepatitis C

Pepe Martínez Olmos, portavoz del PSOE en la Comisión de Sanidad ha escrito un libro con las lecciones aprendidas con todo lo que ha ocurrido en relación a la hepatitis C en los últimos meses: “La Sanidad del futuro a propósito de la Hepatitis C”. Un texto en el que ha recopilado, además de todos los debates parlamentarios sobre el asunto, reflexiones sobre cómo cambiar la sanidad. Realizado desde una perspectiva académica y con un enfoque técnico sin olvidar algunos aspectos políticos, el ex secretario general de Sanidad, utiliza este caso para ejemplificar las reformas que se necesitan en el Sistema Nacional de Salud y no tanto para realizar una crítica al Gobierno. En una entrevista con Diariofarma, explica su visión sobre este caso que según él podría llevarnos a un 'sistema Frankenstein' con mucha calidad en determinados servicios a costa de otros que pierden su financiación y todo por no haber una planificación y financiación específica para las innovaciones.

 

Pregunta. ¿Qué podemos encontrar en “La Sanidad del futuro a propósito de la Hepatitis C”, una visión más técnica o política?

Respuesta. Es una mezcla. Al final hago una serie de recomendaciones de cambios que tienen que ver tanto de aspectos técnicos como políticos. Hablo de la financiación, de la toma de decisiones sobre las nuevas prestaciones, del papel del Ministerio de Sanidad, las comunidades autónomas o los profesionales, así como qué reformas se necesitan porque el desafío de la sanidad pública es incorporar la innovación cuando llega. Hay cosas que en el futuro no deberíamos hacer igual.

P. ¿Algunas cosas concretas?

R. En el caso de la hepatitis C, se ha hecho tarde, a trompicones, por reivindicaciones de todos. No había un plan coherente. Y en el tema de la financiación, se ha hecho un parche. Un préstamo y un dinero que se tiene que devolver y como ese dinero no lo tienen las comunidades autónomas, digo que vamos hacia un sistema Frankenstein.

P. ¿Frankenstein?

R. Sí, porque va a ser muy bueno en hepatitis C pero a cambio de dejar de hacer otras cosas. No puede ser de otra forma si no tienes recursos adicionales.

 

 

P. Entonces, las cuentas que hizo Rubén Moreno, secretario general de Sanidad, en la Comisión de Sanidad, en las que ponía la inversión realizada el año pasado en hepatitis C, los ahorros por genéricos y otros ahorros por precios…. ¿No estaban bien?

R. No nos engañemos. Las cosas no son así. Si una comunidad autónoma hace un presupuesto sabiendo que hay un Sistema de Precios de Referencia que va a ahorrar cien, eso te lo quitan del presupuesto de Sanidad. Habrá comunidades autónomas que pidan el préstamo al Gobierno y lo tendrán que devolver y habrá otras que no lo pidan y tendrán que pagar los tratamientos. Como no hay recursos adicionales, no va a haber en los próximos dos o tres años incrementos de presupuesto en las comunidades autónomas, pero el gasto sí que va a aumentar, por lo que habrá que hacerlo a costa de otras prioridades. A eso le llamo sistema Frankenstein. Habrá aspectos, si el Plan estratégico está bien hecho, que tengo mis dudas, que podrían funcionar excelentemente a costa de otros.

P. Además, se corre el riesgo de que quien chille menos no se vea favorecido por las decisiones.

R. Claro, esa es otra cuestión. Lo que ha hecho el Gobierno es transmitir el mensaje hacia la gente de que cuanto más se grite, más posibilidades tienes de éxito en las reivindicaciones.

P. ¿Cree que va a haber un antes y un después tras este caso.

R. Va a haber un antes y un después sin duda. Lo que ha pasado ha tenido un impacto social muy importante. Va a haber consecuencias. Va a haber un debate sobre patentes. Va a haber un debate sobre cómo se tiene que pagar una innovación: por el coste que ha tenido la investigación o por el valor. Es un debate muy interesante ya que si quieres que se valore el producto por su valor, entonces no necesitas las patentes…

P. Bueno para protegerte de la competencia….

R. Sí, pero el debate está servido.

P. Al inicio de todo este caso, hace un año y medio más o menos, se pide un precio elevado por sofosbuvir, que justifica con los ahorros que aportaba el tratamiento en términos de vidas, trasplantes, etc.…

R. Entonces estás hablando de valor, no de inversión.

P. Sí, pero al final, con todo lo que ha pasado y en comparación con la petición previa se ha quedado en un precio muy bajo y yo me planteo si eso no sería un desincentivo a la búsqueda de fármacos que curen y salven vidas

R. El debate no es ese. Si ese fármaco se hubiera sido obtenido tras una inversión en I+D y tras un esfuerzo y riesgo, que es el modelo de muchas compañías farmacéuticas, sería un caso. Pero ese no es el modelo de este medicamento. El propio inventor describe, y lo comento en el libro, que un grupo de investigadores se unen y financian con sus propios recursos la investigación, que les cuesta 100-120 millones de dólares y luego llega una compañía y les da 12.000 millones. Con lo cual, no es una inversión en investigación, es una inversión en comprar una patente de un buen producto. Y el laboratorio quiere utilizar el valor que tiene ese producto para poner el precio. Ese no es el modelo de muchas compañías. Y en este debate público eso no se ha sabido diferenciar, por lo que aparentemente, para mucha gente, se ha querido especular con un medicamento. No olvidemos que una compañía que tiene el mejor producto para una enfermedad gravísima ha sido agredida a insultos por los afectados. Es paradójico y mete a toda la industria en el mismo paquete.

P. ¿Y qué habrá que hacer?

R. El debate que vamos a tener las autoridades sanitarias va a ser: ¿Hay que apoyar la innovación? Sí. ¿Y la especulación? No, independientemente de los derechos… ¿Hubiera podido explicar la compañía en el Parlamento por qué ese medicamento tiene que costar 60.000 euros?

 

 

P. ¿Qué es lo que más le ha sorprendido del procedimiento de fijación de precios de estos productos?

R. La ausencia de voluntad del Gobierno de hacer posible que estos medicamentos, al ser muy buenos para la sociedad, lleguen a todos. Al ver cómo ha evolucionado el debate, el Gobierno siempre negó el acceso a todos por el coste del medicamento.

P. ¿No cree que el Gobierno se centró más en las cuestiones económicas antes de dar respuesta sanitaria?

R. No. Es cierto que ha estado negociando esos precios, pero para un colectivo siempre muy reducido. En un momento a Rubén Moreno le pasó cuando confirmó que iban a tratar a 5.000-7.000 pacientes. Entonces, claro que han negociado precio, pero para una población muy pequeña. Por tanto, me llama la atención que teniendo un medicamento que cura una enfermedad, el planteamiento no haya sido atender a todos y luego plantear cómo pagarlo. Lo que preocupaba era que como costaba mucho se iba a tratar al mínimo posible. Esto es lo que ha dado lugar a la reacción de la ciudadanía y la solidaridad de la sociedad.

P. Al final se ha aumentado el número de pacientes a ser tratados

R. Sí, nosotros le decíamos a la ministra (Ana Mato) que si se aumentaba el número de pacientes tratados, se podría conseguir un mejor precio. La preocupación era que nos costara lo menos posible reduciendo el precio pero también el número de pacientes. Ahora hemos pasado de 5.000-7.000 a 50.000 o más, con lo que no sabemos cuánto va a costar. Falta mucha información de cuál es el precio real.

P. Claro, porque no son conocidos los diferentes acuerdos con las compañías.

R. Sí, y cuando están llegando a las comunidades autónomas, se plantean que si son los primeros en atender, lo pagan más caro que los que se esperen, de forma que los que mejor accesibilidad dan pagan más. De todos modos, eso lo están revisando. No es un planteamiento lógico y coherente con una planificación sanitaria que si tienes una cura no se haga un plan estratégico, y en los primeros meses el Partido Popular estuvo votando que no.

P. Y en cuanto al procedimiento en Comisión de Precios de poner a competir a las compañías para llegar antes al mercado a cambio de firmar acuerdos, como ocurrió con la autorización de Olysio en plena negociación sobre Sovaldi… ¿cómo lo ve?

R. A mí eso me parece que forma parte de la manera de actuar en estos momentos igual que si eres monopolio juegas con eso. Si hay otros productos en el mercado, es así.

P. Claro, pero en este caso era una competencia sin que hubiera productos en el mercado aún…  En cualquier caso, al final el resultado ha sido un precio muy inferior a las peticiones iniciales…

R. No se sabe exactamente pero claro que va a ser inferior por el mayor volumen de personas tratadas. Si el Gobierno hace bien su trabajo el precio bajará. Yo me tengo que creer que el techo de gasto es de 727 millones. Pero yo no tengo ningún sitio donde comprobar que es así. Es otra cosa que me llama la atención. Yo me enteré de que en España había dos precios, el real y el oficial, en un debate en el que el director general de Cartera Básica dijo que no podía decir el precio de los tratamientos de la hepatitis.

P. Sí, el notificado y el del SNS…

R. Sí, pero eso antes no pasaba. Y la falta de transparencia te impide planificar.

P. ¿Pero no cree que la existencia de esos dos tipos de precio es lo que ha facilitado el acuerdo de reducción de coste de adquisición para que no haya consecuencias en las referencias de precios europeas?

R. No. Lo que ha facilitado una reducción del precio, que es mayor del que realmente tendríamos que pagar ha sido el pasar de una población atendida de 5.000 a 50.000, no nos engañemos. Además, al ser España uno de los países grandes, el laboratorio sabe que tiene las puertas del resto abiertas. Por tanto no son los precios notificados sino pasar de atender poco a atender mucho, pero en cualquier caso, con opacidad.

P. Pero muchas veces se ha puesto encima de la mesa que por diferencial de precios con Europa no se puede lanzar un producto en este país, si ese precio al SNS no fuera opaco…

R. No. Yo fui secretario general de Sanidad cuando se aprobaron los primeros productos de la hepatitis C en 2011 y el procedimiento y el precio no fue opaco.

P. Pero a lo mejor el precio estaba en línea con el de Europa

R. No, como ha ocurrido siempre en España, nuestro precio era bastante menos que en Europa. Nosotros hemos estado ocho años en el Gobierno y nunca hubiéramos aceptado un precio teórico y otro real. Pero lo fundamental es que si no es transparente no se puede planificar el impacto real para las comunidades autónomas y las metes en un callejón sin salida. Mi pregunta es ¿por qué son 727 millones de euros?, ¿dónde está el contrato? No es adecuada la falta de información en el proceso y eso que Alfonso Alonso ha rectificado muchísimo a Ana Mato, pero no lo ha rematado bien.

 

 

Continuación de la entrevista con Martínez Olmos:

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