Opinión

Publicación de indicadores sobre el gasto hospitalario: ¿susto o muerte?

Artículo de opinión de José María López Alemany, director de Diariofarma, sobre la importancia de que los datos y los indicadores generen confianza sobre su veracidad para poder ser utilizados en los análisis y toma de decisiones.

Artículo de opinión de José María López Alemany, director de Diariofarma.

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La publicación de indicadores, dado que aportan información y permite la toma de decisiones o su seguimiento con base a datos objetivos y medibles, debería ser siempre una buena noticia. Pero hay ocasiones en que los nuevos datos, en vez de dar luz, lo que hacen es dificultar la toma de decisiones o generan una situación de desconfianza al no permitir creer ciegamente ni en los datos previos ni en los nuevos al ofrecer conclusiones alejadas de la lógica.

Desde hace bastantes meses el Ministerio de Hacienda y Función Pública ha venido publicando datos sobre gasto farmacéutico hospitalario del Sistema Nacional de Salud. En ellos se desgranaba, entre otros, el gasto total y el gasto descontando el achacable a los medicamentos de la hepatitis C. De este modo era sencillo calcular el gasto en hepatitis C. Desde estas páginas criticamos, y seguimos criticando, la consistencia de los mismos ya que es habitual que en algunas regiones el gasto sin hepatitis C supere al gasto con hepatitis C. Situación que, si no es claramente imposible, en caso de producirse por abonos y bonificaciones, al menos requiere una explicación.

¿Es comparable el gasto hospitalario que publica Sanidad y el de Hacienda?

Ahora, nos encontramos con que el Ministerio de Sanidad ha empezado a publicar sus propios datos de gasto en farmacia hospitalaria. La cuestión es que no son comparables con los de Hacienda ya que, al menos en dos comunidades autónomas, se recogen ámbitos diferentes. Se supone que el dato del Ministerio de Hacienda recoge todo el gasto hospitalario de todas las regiones, mientras que el gasto que recopila el Ministerio de Sanidad solo recoge una parte. Tal y como reconoce el departamento de Dolors Montserrat en una nota aclaratoria a su publicación del gasto hospitalario, en Cataluña solo se está contabilizando el consumo de los pacientes no ingresados, mientras que en la Comunidad Valenciana solo se registra el dato de los hospitales de gestión directa.

Vaya por delante que creo que la publicación de datos e indicadores es positiva. Debe formar parte de una cultura de transparencia en la que el SNS puede mejorar. La disponibilidad de datos de varias fuentes aumenta la transparencia y la confianza en los datos siempre que, al contrario de lo que ocurre ahora, estos datos coincidan o sean, al menos similares. Pero no solo eso, los datos deben ser congruentes y lógicos para entender qué sucede en cada momento y, en caso de inconsistencias, ser explicadas para que la confianza no decaiga.

Del análisis de los datos de Hacienda por su lado y de los de Sanidad por el suyo surgen muchas dudas metodológicas que creo que no son aceptables. Reitero que esta crítica pretende ser claramente constructiva ya que soy un defensor claro de la transparencia y de la necesidad de publicación de información, siempre que sirva para algo. Pero en este caso, si no se aclaran las muchísimas incógnitas que hay, creo que sirve más bien de poco. Solo desinforma.

Y es que parece claro que es difícil utilizar estos datos para comparar el comportamiento de una comunidad autónoma frente a otra (¿puede ser real que Andalucía consuma la mitad de envases por habitante que Galicia?), cuestión que no debería ser admisible si se ha definido claramente la metodología de recolección de datos y su cuantificación. Pero si los datos de una misma comunidad autónoma también arrojan importantes dudas sobre su consistencia (diferencias de hasta el 70% en el gasto medio por envase entre dos meses en una misma comunidad autónoma), al final no queda claro que la publicación de los datos haya servido de algo.

Pero es que, ni siquiera las notas metodológicas que se ofrecen para explicar las diferencias parece que obedecen exactamente a la realidad. En el caso de los datos de Cataluña, el Ministerio de Sanidad justifica la diferencia con el resto de regiones en que solo recoge el consumo de pacientes no ingresados. Pero resulta que esa explicación no es plausible en su totalidad. Sí que puede ser así en cuanto al número de envases consumidos pero nunca en relación al coste. Calculando el número de envases por paciente a partir de los datos de Sanidad en Cataluña salen 0,14 en seis meses, muy lejos de la media nacional que se encuentra en 0,68; pero si lo que calculamos es el coste por paciente, Cataluña se encuentra en cifras próximas a la media nacional, no siendo posible que el gasto registrado por Sanidad sea exclusivamente de pacientes no ingresados.

Pero es más, no parece lógico que desde el gasto medio para todas las regiones excluyendo a Cataluña y Comunidad Valenciana) registrado en enero se situara en 77,46 euros, cifra que ha ido aumentando cada mes hasta llegar a 92,48 en junio de 2017, un 19% más. Si existen dudas sobre la metodología, ese incremento de gasto medio se tomará como un error más y no se tomarán las medidas oportunas, cuando a lo mejor sí es real esa evolución.

Por todo ello, con la publicación de los nuevos indicadores de consumo hospitalario del Ministerio de Sanidad, no sé si estamos mejor o peor que antes. No sé en qué datos se puede confiar: ¿en Hacienda, en Sanidad, en ninguno? De este modo, nos encontramos ante el dilema de decidir qué hubiera sido mejor: el susto de ver que unos datos inconsistentes que contradicen a otros o la muerte de, simplemente, estar ciegos de datos. En ambas situaciones, cualquier toma de decisión tiene un riesgo muy similar.

Por ello, considero necesario que se incremente la revisión de los datos por parte de los técnicos de comunidades autónomas, Hacienda y Sanidad para conseguir que, al menos, sean consistentes, congruentes y lógicos y que en caso de no serlo, se busquen y se ofrezcan las explicaciones necesarias. Porque solo hay algo peor que no tener datos: tenerlos y no confiar en ellos. ¿Susto o muerte?

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