Los farmacéuticos especialistas Ramón Morillo, del Hospital Universitario de Valme, en Sevilla; Manuel Vélez Díaz-Pallares, del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid, y José Manuel Martínez Sesmero, nuevo jefe del Servicio de Farmacia del Hospital Clínico de Madrid, se encargaron de presentar algunas de las iniciativas y tendencias más destacadas en atención a pacientes externos en la Jornada PostMidyear 2017, organizada por la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH) con la colaboración de Amgen, y resaltaron la labor que puede hacer el FH en la optimización de la farmacoterapia, a través de la revisión e, incluso de la prescripción; su necesaria integración en equipos asistenciales y su aproximación al paciente a través de las tecnologías.
En lo que respecta a la labor del farmacéutico en el área de prescripción, una práctica que no está regulada en España, fue Martínez Sesmero quien hizo referencia al modelo canadiense, que permite la acción a este profesional siempre que pueda acreditar experiencia en el contacto con el paciente y en el trabajo en equipos multidisciplinares, entre otros aspectos. Y en este sentido, aseguró que ya hay trabajos que "muestran que la prescripción por el farmacéutico puede mejorar los resultados en salud".
En una ponencia previa, Douglas Scheckelhoff, vicepresidente de Practice Advancement de la ASHP, había contado cuál es la situación en Estados Unidos, país en el que, dijo, los farmacéuticos del sistema de salud "tenemos la autoridad de cambiar medicación y ajustar dosis, en algunos casos, en el ámbito ambulatorio", aunque aclaró que este ejercicio de la prescripción se lleva a cambio siempre de forma "interdependiente, no independiente, en colaboración con el resto del equipo", ya que lo contrario generaría recelos en el sector médico, reconoció.
En lo que respecta a España, Martínez Sesmero reconoció que el impulso de la figura del farmacéutico prescriptor "está en nuestra cabeza y ya centra algunos debates". No obstante, marcó algunas diferencias estructurales con Canadá que podrían ser la base del éxito cosechado en este ámbito. De este modelo, destacó que es "sencillo", asociado a "una serie de requerimientos garantistas, sin que se exija una superespecialización, del tipo BPS, sino más bien un ejercicio de confianza".
Sobre este tema también habló el presidente de la SEFH, Miguel Ángel Calleja, que recordó que los farmacéuticos ya intervienen de algún modo en la modificación de las prescripciones gracias a su participación en las comisiones de Farmacia y Terapéutica, un bagaje que les permite, opinó, "sacar el tema a debate". Incluso se atrevió a sugerir la adopción de una normativa específica, tomando como referencia la de Reino Unido, en la que el FH pueda prescribir "a través de un modelo que parta de situaciones más protocolizadas para después avanzar hacia otras en las que podamos operar con mayor autonomía".
De la prescripción a la desprescripción
Antes de hablar de la posibilidad de que el farmacéutico prescriba, Vélez Díaz-Pallares había aludido a algunas experiencias mostradas en el Midyear 2017 en el ámbito de la revisión de la medicación y la posterior desprescripción. Así, tomando como referencia las prácticas y las guías impulsadas desde la ASHP, comentó que esta actividad debe basarse en algunos pilares, como es "su aplicación en aquellos medicamentos con mayor riesgo para el paciente; la toma en consideración de la opinión del paciente, así como la actuación en colaboración con el resto del equipo asistencial".
De lo general, pasó a lo concreto, y se centró en la experiencia con la desprescripción de benzodiacepinas, dado el aumento del consumo (el 67% en los últimos años). Entre las recomendaciones de la ASHP en esta área, está la de tener en cuenta la esperanza de vida del paciente para mantener, o no la prescripción (no se recomienda cuando dicha esperanza no supere los cinco años), o la escasa efectividad detectada en su uso crónico para mejorar problemas de insomnio o ansiedad. También se refirió a algunas estrategias para el abandono de esta medicación, como "el descenso gradual, que exige estar atentos al síndrome de abstinencia; la sustitución, aunque los estudios disponibles incluyen muestras pequeñas, y el intercambio de benzodiacepinas, que tampoco cuenta con suficiente aval".
Por su parte, Martínez Sesmero también rescató algunas de las iniciativas más destacadas de cuantas se presentaron en el Midyear. Entre ellas, el uso de la metodología LEAN para la mejora de procesos, o algunos proyectos de telefarmedicina, con el FH incluido en el equipo asistencial, que habría demostrado beneficios para el paciente, según un estudio de la Universidad de Utah, así como 'Farmaventura', el proyecto lúdico del Servicio de Farmacia del Hospital Gregorio Marañón para mejorar la adherencia en pacientes pediátricos.