María Luz Couce, jefa del Servicio de Neonatología y responsable de la Unidad de Diagnóstico y Tratamiento de Enfermedades Metabólicas Congénitas del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago, Irene Zarra, jefa de Servicio de Farmacia del mismo hospital, y Álvaro Goyanes, responsable de tecnología de impresión 3D en la Facultad de Farmacia de la Universidad de Santiago, lideran un proyecto de investigación que puede revolucionar el modo en que se confeccionan las soluciones farmacológicas para los pacientes pediátricos en España. Se trata de la utilización de impresoras 3D para la elaboración de comprimidos que sirvan para mejorar la adherencia y con ello el pronóstico de estos pacientes.
Couce explica que en la Unidad Metabólica habían detectado la necesidad "de dar a los niños tratamientos personalizados, para que tengan una mejor adherencia y ello permita un buen control metabólico". Se trata de una Unidad de Referencia (CSUR) que recibe pacientes "de Galicia y de toda España", explica. Además, reconoce un contacto fluido con el Servicio que lidera Zarra y con la Universidad de Santiago, el cual posibilitó la propuesta de una solución para esa necesidad. La jefa de Servicio de Farmacia asegura que ya hay fármacos comercializados en EEUU con impresión 3D y de su experiencia en farmacotecnia extrae que el 80-90% de las formulaciones que se están realizando actualmente son para pacientes pediátricos, y un alto porcentaje en enfermedades raras, por lo que solución era idónea para esta Unidad que lidera Couce.
El proyecto parte de un estudio previo en niños con enfermedad de jarabe de arce, donde aplicaron la impresión 3D con dos aminoácidos (isoleucina y valina): "Se comparó con el tratamiento estándar, una formulación magistral elaborada en Farmacia, en cuatro pacientes". Couce confirma que del estudio se pudo concluir una mejora en la adherencia, aunque al ser la muestra muy pequeña solo pueden considerarse como resultados "preliminares".
Por eso se han lanzado a realizar un estudio más grande, con más de 30 pacientes, para el que han recibido una beca de la Fundación Merck. En este nuevo estudio se van a imprimir, además de aminoácidos, vitaminas, carnitina, además de la combinación de varias medicaciones en una. También van a incluir otras enfermedades metabólicas, como las acidurias orgánicas y los defectos del ciclo de urea.
El objetivo, explican, es que, si uno de estos niños precisa actualmente que se le administren 3-4 fármacos, se le puedan dar todos en uno. "La hipótesis es que lo van a tomar mucho mejor, va a aumentar la adherencia y, con ello, vamos a poder mejorar el pronóstico", indica la responsable de la Unidad de Enfermedades Metabólicas Congénitas.
Sobre la participación de los farmacéuticos hospitalarios, la jefa de Farmacia indica que este nuevo estudio tiene dos partes: una preclínica, para ver que los principios activos son compatibles con la impresión 3D, en cuanto a estabilidad y calidad, donde van a colaborar con la Universidad; y una parte clínica, donde los FH estarán encima de la elaboración de la impresión 3D, con la impresora que actualmente está en la Universidad, pero que se traerá al Servicio de Farmacia, y también elaborarán el tratamiento control. "Además, mantendremos la colaboración con el servicio médico para una dispensación personalizada, recogiendo datos de adherencia, haciendo seguimiento, etc.", detalla.
Posibles beneficios
En el estudio previo ya se hicieron pruebas con sabores a fresa, limón o coco, dando como resultado unos medicamentos con una forma similar a la de las gominolas. "Ahora se harán también pruebas con distintos sabores para saber cuál les gusta", explica Zarra, quien asegura que la fabricación de medicamentos impresos "es más eficiente que la elaboración de fórmulas magistrales, ya que puedes fabricar más cantidad", y además les brinda esa posibilidad de personalizarlos en términos de sabor.
Otro beneficio que han visto, y esperan confirmar, tiene que ver con la farmacocinética. Y es que los niveles plasmáticos en estas impresiones parecen ser "menos variables que en las fórmulas magistrales tradicionales". Para eso, no obstante, tendrán que pasar un par de años, plazo estimado para la conclusión del estudio, según Couce, que indica que actualmente están en las pruebas de laboratorio, para garantizar estabilidad y calidad.
Si el programa de investigación concluye con éxito, y se determina que la solución aporta beneficios a los pacientes, habrá que ver si la solución se puede comercializar. Couce asegura que ahora no piensan en eso, que están "centrados en la fase de innovación". Zarra refrenda sus palabras, e indica que lo que les mueve ahora son "intereses puramente científicos". No obstante, pensando en qué necesitaría un hospital que quisiera implantar esta metodología, vaticina que se requerirá "una impresora 3D, principios activos compatibles y el conocimiento".