Terapéutica

España puso en marcha 44 ensayos clínicos para enfermedades cardiovasculares en 2020

La industria farmacéutica tiene en el mundo 600 medicamentos en investigación sólo en esta área, que provoca 17,5 millones de fallecimientos cada año en el planeta.
Fuente: Farmaindustria, a partir de datos de la Aemps

La industria farmacéutica tiene en el mundo 600 medicamentos en investigación sólo en el área cardiovascular, que provoca 17,5 millones de fallecimientos cada año en el planeta.

Este domingo, 14 de marzo, se celebra en Europa, el Día para la Prevención del Riesgo Cardiovascular, con el objetivo de llamar la atención sobre la importancia que tienen las enfermedades cardiovasculares en la sociedad y, sobre todo, insistir en la capacidad que cada persona tiene de influir sobre los principales factores de riesgo implicados en la mayoría de estas enfermedades, que son el tabaquismo, el aumento del colesterol, la hipertensión, la diabetes sin control, la obesidad y el sedentarismo.

Según los últimos datos facilitados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), en los cinco primeros meses de 2020 el 23% de las defunciones en nuestro país se debieron a alguna patología relacionada con esta área, incluso por delante de las causadas por la Covid-19 en el año marcado por la pandemia.

Pero, aunque las cifras siguen siendo muy preocupantes, los tratamientos farmacológicos y medidas preventivas, como los hábitos de vida cardiosaludables, están contribuyendo a reducir estos porcentajes de mortalidad y mejorando el control de estas enfermedades.

El Registro Español de Estudios Clínicos (REEC), que coordina la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps) indica que el año pasado se pusieron en marcha 44 nuevos ensayos clínicos en nuestro país para enfermedades del corazón, con lo que fue la quinta área más productiva.

La investigación y desarrollo de nuevos medicamentos para las enfermedades cardiovasculares avanza en una triple dirección: anticuerpos monoclonales con acción hipolipemiante, inhibidores enzimáticos para el tratamiento de la insuficiencia cardiaca y terapia génica dirigida a la reactivación del gen de la telomerasa y la regeneración de cardiomiocitos en pacientes que han sufrido un infarto de miocardio.

La principal opción terapéutica para estos pacientes, además de la corrección de ciertos hábitos hacia un estilo de vida saludable, consiste en el tratamiento farmacológico de la hipertensión arterial y la hipercolesterolemia.

El estudio SHEP (Programa Hipertensión Sistólica en la Edad avanzada) concluye que el tratamiento con antihipertensivos durante 4,5 años previene uno de cada 2 ingresos por fallo cardiaco, uno de cada 3 infartos (fatales y no fatales) y uno de cada 4 eventos cardiovasculares. Se calcula que cada mes de tratamiento activo con antihipertensivos se asocia con el aumento de aproximadamente un día de la esperanza de vida.

Se estima, según asegura Farmaindustria  “que el uso de antihipertensivos durante la década de los 90 en Estados Unidos evitó a principios de este nuevo siglo un coste sanitario directo de 16.500 millones de dólares por infarto de miocardio y accidente cerebrovascular, correspondiendo el 70% de ellos a costes hospitalarios”. La patronal de la industria farmacéutica calcula que por cada euro invertido en medicamentos antihipertensivos se ahorra 1,9 euros (casi un 200%) en costes directos sanitarios.

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