La gripe es un importante problema de salud pública y la vacunación es la mejor herramienta para su prevención. Pese a ello, las coberturas de vacunación en la población diana aún quedan lejos de los objetivos fijados. Por este motivo, es necesario profundizar, desde una perspectiva cualitativa, en los factores y actores más importantes que están influyendo en los comportamientos de reticencia hacia la vacunación frente a la gripe en España.
Estos han sido los fundamentos esenciales por los que un grupo de expertos de la Administración han realizado un estudio en el que se ve la necesidad de “elaborar estrategias de comunicación bien estructuradas y coordinadas, con mensajes comunes y canales de difusión adaptados a las diferentes poblaciones, en sociedades científicas, profesionales, pacientes, autoridades sanitarias, entre otros”.
Por otro lado, se destaca que “el trabajo estratégico con los profesionales sanitarios es un elemento esencial en la decisión final de vacunarse frente a la gripe”. En este sentido, los autores recalcan que los estudios han demostrado que el consejo del personal sanitario es el factor que más influye en la vacunación. A este respecto, es de destacar que la información recibida por este colectivo es la mejor valorada y más buscada ante la toma de decisión de vacunarse. Esta es una de las conclusiones principales del estudio “la confianza en la vacunación frente a la gripe en España: Discursos y actitudes profesionales en población general y profesionales sanitarios”, elaborado por Carmen Olmedo, Aurora Limia, expertas de la Dirección General de Salud Pública, Calidad e Innovación del Ministerio de Sanidad, Jaime Jesús Pérez, Teresa Blasco, Montserrat Martínez, Alberto Martín-Pérez, Elena Ruiz del Grupo de Trabajo de Gripe y Cristina Santamaría de Comunicación, Imagen y Opinión Pública.
El estudio publicado analiza de manera pormenorizada los motivos por los cuales las coberturas de vacunación frente a la gripe entre los grupos diana están lejos de ser las óptimas. Se recalca que, desde la pandemia de gripe de 2009, se observa una disminución progresiva en las coberturas de vacunación en personas de 65 años y más. La cobertura pasó de un 65,4% en 2008 a un 53,5% en 2019. En profesionales sanitarios y embarazadas estas coberturas alcanzaron este mismo año solo el 40,5% y el 48,5% respectivamente, sin conseguirse el objetivo establecido en España y lejos del recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Comisión Europea.
Es esencial diseñar estrategias específicas
Los autores subrayan que el objetivo ha sido profundizar, desde una perspectiva cualitativa, en los factores y actores más importantes que están influyendo en los comportamientos de reticencia hacia la vacunación frente a la gripe en España. El objetivo es que los factores identificados puedan ser utilizados en el desarrollo de estrategias específicas que consigan aumentar las coberturas de vacunación en nuestro país ya que, a pesar de que desde las diferentes instituciones se han realizado estrategias para mejorar las coberturas, no se ha visto reflejado en los resultados.
El estudio detalla que, respecto a la vacuna contra la gripe, se han obtenido diferentes perspectivas que pueden estar motivando actuales y/o potenciales y futuras reticencias. Dentro de las mismas, se señalan la convicción sobre de que se trata de una infección común y de baja peligrosidad; la temporalidad de la eficacia de la vacuna y las malas experiencias de vacunación. Por otro lado, también se hace referencia a la imagen adversa de los laboratorios farmacéuticos, donde los autores inciden en que “la imagen de la industria farmacéutica aparecía como excesivamente especulativa en un ámbito de negocio sagrado para la opinión pública como es la salud”. A este respecto, añade que “en el caso de la gripe, tendrían intereses económicos en relación con grupos especialmente vulnerables (crónicos, embarazadas, mayores...), lo que situaba a la administración en un lugar subordinado, cuando no cómplice de estos intereses”.
Variedad de criterios de las CCAA
Por otro lado, se señala que “la variedad de criterios de las comunidades autónomas en relación a la identificación de los grupos de riesgo” es otro factor que debe valorarse. Y, en este sentido, se indica que “el hecho de que hubiese comunidades autónomas con diferentes grupos de riesgo llevaba a cuestionar la importancia de la vacunación por parte de los grupos diana, apareciendo dudas sobre el comienzo de edad de vacunación o la consideración de determinados sectores como grupos de riesgo”.
Por otro lado, los autores también hacen referencia a la comunicación en las campañas de vacunación frente a la gripe, donde se incide en que el “impacto resultó ser muy débil y basado en su papel como recordatorio”. De esta forma, según reflejan los autores del estudio, “la población recordaba que aparecía en carteles, radio y televisión, pero los profesionales sanitarios en general no identificaban la presencia de la campaña, por la gran cantidad y variedad de carteles que forman parte del paisaje de sus centros”.
Sin embargo, los autores consideran que “a pesar de conocer bien estos aspectos, no han sido bien abordados hasta el momento en las estrategias de comunicación, tanto destinadas a profesionales como a la población general, según refleja el bajo impacto conseguido por las campañas de información analizadas”.
Otro de los aspectos identificados ha sido la confusión por desinformación y la falta de conocimientos, así como un elevado temor a los efectos adversos de la vacuna. Además, entre los profesionales existe una variabilidad en el grado de convencimiento para la prescripción y baja concienciación acerca de su papel en la transmisión del virus a sus pacientes.
Pese a todo ello, reconocen que “existen algunos aspectos positivos identificados, que aparecen como fortalezas y oportunidades de mejora, y que deben de ser potenciados en las campañas futuras, tales como “la importante satisfacción de las personas que se vacunan o la confianza en las herramientas de prevención que prescribe el personal sanitario se han identificado como elementos esenciales, que pueden servir de sostén a nuevas estrategias de comunicación”.