Las actividades no presenciales durante las fases más duras de la pandemia de la covid-19 fueron la solución más acertada para dar servicio a los pacientes que necesitaban continuar con sus tratamientos y requerían contacto profesional. No obstante, una vez pasada la pandemia, es necesario evaluar los servicios puestos en marcha y adaptar sus procesos para su integración en los sistemas y procedimientos de los servicios sanitarios. Así al menos lo consideran los máximos responsables de Farmacia de Galicia, Asturias, Cantabria y País Vasco, tal y como explicaron en una jornada virtual celebrada la semana pasada.
Silvia Reboredo, subdirectora de Farmacia de la Consejería de Sanidad de Galicia, Lidia Clara Rodríguez, directora general de Política y Planificación Sanitaria de la Consejería de Salud del Principado de Asturias; Jorge de la Puente, director general de Ordenacion, Farmacia e Inspección de la Consejería de Sanidad de Cantabria y Jon Iñaki Betolaza, director de Farmacia del Departamento de Salud del País Vasco participaron en el debate ‘Hacia el cambio de modelo asistencial de la mano de la Telesalud. Intervenciones farmacéuticas’ organizado por el Gobierno de Cantabria, el Instituto de investigación sanitaria Valdecilla (Idival) y Otsuka.
La jornada se inició con las palabras del consejero de Sanidad de Cantabria, Miguel Rodríguez, quien llamó la atención acerca de que ante la teleasistencia “es importante establecer los criterios de selección de los pacientes, manteniendo las citas presenciales para garantizar que se continúa obteniendo los resultados en salud”. Durante toda la jornada se insistió en que la teleasistencia no es ni para todo ni para todos, por lo que es necesario analizar las circunstancias personales de cada paciente y sus habilidades tecnológicas para asegurar que se maximiza la obtención de resultados.
Rodríguez también consideró que la telefarmacia y tiene también “muchas ventajas” para los pacientes, como “mayor accesibilidad especialmente en zonas rurales; facilita la comunicación y genera un modelo mucho más humanizado con contacto permanente”. Además, el consejero cántabro también detalló algunos beneficios para los farmacéuticos. Entre otros citó “un mayor desarrollo profesional” al establecer más servicios con el paciente y una mayor interacción con otros profesionales sanitarios.
El consejero también se mostró convencido de que este desarrollo tecnológico, necesario en el siglo XXI y obligado de cara a la relación con los pacientes, requiere de financiación. Por ello, abogó por incrementar la inversión sanitaria, al menos, hasta igualar la que se realiza en países de nuestro entorno en términos de porcentaje de PIB.
Evaluar y seleccionar la teleasistencia
Ya en el debate, los responsables de farmacia de las cuatro comunidades autónomas participantes coincidieron en que las herramientas de teleasistencia han venido para quedarse y que la pandemia ha sido “un revulsivo” para el desarrollo de un caldo de cultivo que ya estaba muy presente, explicó De la Puente. A este respecto, el director de Farmacia cántabro también explicó que ya hace años que la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH) planteó un cambio de modelo asistencial a través de la tecnología.
Para Silvia Reboredo, la pandemia ha llegado “un tsunami” de utilización de la tecnología que ha permitido dar solución a problemas muy variados y complejos. “Hemos tenido que evolucionar de forma obligada para garantizar la atención al paciente” durante la covid-19, explicó.
Por su parte, la experiencia de Asturias fue la necesidad de implantar urgentemente servicios no presenciales. Según Lidia Rodríguez, “ahora el reto es aún mayor” ya que sabemos lo que se puede hacer con la tecnología y es necesario evaluarlo ya que se han “detectado ventajas e inconvenientes”.
Con ella coincidió Jon Iñaki Betolaza, quien consideró que “de cara a hacerlo estructural hay que desarrollar otros análisis y establecer una reflexión estratégica, pensando en las personas, los procesos y luego los condicionantes de la tecnología”. Según Betolaza, poner por delante a la tecnología sería un error ya que lo primero a analizar son “las necesidades de las personas”. Por ese motivo, considera que sería necesario dar un paso atrás, generar proyectos piloto en sitios pequeños y, posteriormente escalar, “como se hace con cualquier servicio”.
El resto de los responsables de farmacia también coincidieron en que es necesario evaluar lo que se tiene que quedar y “lo que hay que desechar”, tal y como aseguró De la Puente. Lidia Rodríguez también consideró necesario “revisar la legislación para buscar más seguridad jurídica” y que los servicios no presenciales se definan con los pacientes de forma personalizada para cada uno de ellos.
Además, Silvia Reboredo puso el acento en la necesidad de que la atención telemática tenga las mismas exigencias que la presencial en lo que se refiere a los registros de información y, por ese motivo, abogó por el desarrollo de herramientas corporativas de atención no presencial integrada en la historia clínica. A este respecto, Betolaza también señaló que sería necesario “utilizar en cada momento y situación aquella tecnología que es mejor” para esas circunstancias.
Preferencias de los pacientes
Escuchar a los pacientes y sus necesidades fue otro de los aspectos en los que coincidieron los cuatro responsables de farmacia, quienes reconocieron que, hasta el momento, “poco” se hacía.
Silvia Reboredo explicó que según estudios que han realizado sobre la satisfacción de los pacientes con los servicios telemáticos muestra que están “satisfechos”. Por ese motivo, consideró que habría que intentar que los pacientes reporten su experiencia y medir los resultados y experiencias observadas por los pacientes.
Además, la responsable de Farmacia gallega puso encima de la mesa que “lo más importante es garantizar la equidad y no distinguir entre tipos de pacientes ni enfermedades, sino que el paciente tenga los conocimientos y habilidades para gestionar la enfermedad”. A este respecto, De la Puente reclamó “estratificar a los pacientes para garantizar accesibilidad y equidad”.
A lo largo de las intervenciones también se observó la diversidad de diseños de los servicios de telefarmacia puestos en marcha en las distintas comunidades autónomas. Algunas distribuían los medicamentos con medios propios, como Asturias y País Vasco, mientras que Galicia permitió que cada área gestionara la entrega, donde podían participar las oficinas de farmacia; mientras que en Cantabria, la colaboración con las farmacias ha sido muy relevante, especialmente en el ámbito rural. Según Jorge de la Puente, actualmente las farmacias dan servicio a 500 pacientes al mes, con una valoración “positiva” por parte de los usuarios.
Betolaza también destacó que, aunque la entrega la hacen ellos directamente, es necesario que los proveedores sean “certificados”. Eso, según el director de Farmacia vasco “garantiza el buen funcionamiento y calidad del sistema y la seguridad, que es lo que más nos tiene que preocupar, que el manejo del medicamento en todo el proceso sea el adecuado y que cuando llegue a la persona destinataria, que lo haga en las mejores condiciones”.
En relación a si sería necesario una mayor colaboración entre comunidades autónomas para el desarrollo de estos servicios, Betolaza quiso poner el ejemplo de la eReceta. Según él, lo importante es que la tecnología es “bastante transparente” y es sencillo dar solución a los problemas de comunicación. “El mayor problema es el de organización y, por ello, se destinan más horas a la organización que a la tecnología”. Según dijo, para dar respuesta a todos estos retos, se necesita “más inteligencia humana, que no artificial, y que tecnología”.
Betolaza explicó que es necesario introducir más tecnología en la prestación farmacéutica para dar servicio a los pacientes y establecer servicios que engloben a todos los agentes: desde las farmacias a los servicios de farmacia, así como a médicos y enfermeros. Además, según el responsable vasco, es necesario “poner a la persona en el centro y tratar de atender a sus necesidades”.