La Asociación Española de Vacunología ha lanzado un manifiesto elaborado por su Grupo de Trabajo de Vacunología Social en el que recuerda que las vacunas pueden ayudar a disminuir las desigualdades en salud provocadas por la desinformación, el desconocimiento o la situación social y económica de las personas pero, “para ello, todos los ciudadanos deberían poder acceder a ellas en igualdad de condiciones”.
En este sentido, desde la Asociación Española de Vacunología insisten en que las vacunas son herramientas que promueven la equidad, y que pueden contribuir a disminuir las desigualdades entre los grupos sociales más vulnerables. Un ejemplo de ello fue el caso de la Hepatitis A en Estados Unidos, que afectaba de forma desproporcionadamente alta a poblaciones desfavorecidas. La vacuna, que se incluyó entre los años 1996 y 2006 consiguió que prácticamente desaparecieran las diferencias de incidencia de la enfermedad entre los diferentes grupos sociales.
No obstante, las desigualdades en el acceso a las vacunas no solo están condicionadas por factores socioeconómicos, también son una cuestión territorial. En el caso de España, por ejemplo, dado que las comunidades autónomas tienen transferidas las competencias en materia de salud, cada una de ellas puede incluir en el calendario común otras vacunas que el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud de España no haya introducido. “Esto ha generado que en España existan 19 calendarios de vacunación distintos. Igualmente, las recomendaciones de vacunación para pacientes de riesgo también han sido adaptadas de distinta manera en función de la disponibilidad de vacunas financiadas en cada comunidad autónoma”.
“La primera forma de inequidad en el reparto de las vacunas se genera institucionalmente”, lamentan. Por ello, ya en 2023 la AEV propuso a la Dirección General de Salud Pública del Ministerio de Sanidad que sea el propio Ministerio el que se encargue de suministrar las vacunas a las comunidades autónomas en el momento inicial de la puesta en marcha de los Programas de Vacunación, una vez aprobados, para conseguir así que todos los ciudadanos se beneficien en el mismo momento.
Además, la sociedad científica destaca la importancia de que, en un mundo globalizado como el nuestro, el mayor número de personas posible estén vacunadas. “Si todos no están a salvo, nadie está a salvo. En la era actual las enfermedades transmisibles prevenibles por vacunación pueden propagarse de un país a otro con facilidad. Por lo tanto, mantener una cobertura vacunal adecuada en un país beneficia a todos”, señalan. Es por ello que las políticas públicas y estrategias de vacunación deben ir más allá de lo local, regional y nacional, y ser pensadas de manera mundial.
Bulos y desafíos
“No todos tenemos el mismo acceso a las vacunas ni información veraz sobre ellas, y esto conduce a enfermedades y muertes evitables”, señalan los expertos en el documento. Esto se debe a que los programas de inmunización se enfrentan a desafíos continuos como los bulos, la reticencia a las vacunas o las desigualdades, que deben abordarse a través de políticas y programas específicos que permitan superar estas barreras.
En el acceso a las vacunas juegan un papel fundamental los determinantes sociales, como el nivel socioeconómico o cultural, el género o el lugar de nacimiento. Prueba de ello fue la vacunación frente a la Covid-19 durante el primer año de pandemia, en el que los países de alta renta en todo el mundo pudieron vacunar al 80% de su población, mientras que los países de baja renta solo pudieron vacunar a menos del 10% de sus ciudadanos.
Por último, para poder atajar las diferencias en las coberturas vacunales causadas por las desigualdades en salud, es fundamental que las evaluaciones de los programas y campañas de vacunación incluyan indicadores de tipo social. Lo mismo ocurre en el ámbito de la investigación. Si no se tienen en cuenta los determinantes sociales se corre el riesgo de incrementar las brechas de salud existentes y perpetuar la inequidad. Por ello, los investigadores deben adoptar esta perspectiva social para desarrollar estrategias de vacunación más efectivas, que aborden las barreras socioeconómicas y culturales.