Representantes del Grupo de Medicamentos de Valor Añadido (VAM) de la organización Medicamentos para Europa (antes conocido como EGA) ha presentado sus demandas al Parlamento Europeo, y proponen que estos fármacos se consideren como una opción para mejorar la eficacia en segunda línea antes de dar el salto a medicamentos innovadores (y caros).
Christoph Stoller, máximo representante del grupo, declaraba en una rueda de prensa en Bruselas que el concepto de innovación no debe ceñirse a los nuevos fármacos, ya que es posible mejorar moléculas conocidas para conseguir resultados en términos de eficacia, seguridad, tolerabilidad, facilidad de uso y vías de administración.
Stoller hizo especial hincapié en el potencial de los VAM para mejorar las tasas de adherencia terapéutica, usando como ejemplo el empleo de tecnología innovadora para conseguir combinaciones complejas que facilitan el cumplimiento en el área de enfermedades respiratorias.
Cada año se pierden en Europa 125.000 millones de euros debido al incumplimiento del tratamiento y la consecuente pérdida de eficacia de los medicamentos, de modo que la innovación orientada a solventar este problema resultaría enormemente beneficiosa para la sostenibilidad de los sistemas sanitarios, “particularmente en el caso de las enfermedades crónicas”, indicaba.
Precios y reembolso acordes con la aportación
En el encuentro con los medios el propio Stoller, Adrian van den Hoven, director general de Medicamentos para Europa y Mondher Toumi, cateddrático de Salud Pública en la Universidad Aix-Marseille y autor de un estudio sobre los VAM, se mostraban de acuerdo en que las políticas de precios y reembolso deberían tener en cuenta “las características especiales” de estos fármacos, incentivando su desarrollo y el acceso a los mismos.
Stoller explicaba que los tres métodos para mejorar las moléculas ya conocidas son el ‘reposicionamiento’ (identificación de nuevas indicaciones), la reformulación y las combinaciones complejas: “Los esfuerzos para investigar y desarrollar estos nuevos medicamentos, así como una actitud proactiva de la industria farmacéutica en la colaboración con pacientes, profesionales sanitarios y administración contribuiría a la sostenibilidad de los sistemas sanitarios”, reflexionaba.
Por su parte, Toumi recordaba que la Organización Mundial de la Salud ya ha reconocido el potencial impacto de los VAM para mejorar el cumplimiento terapéutico y combatir la resistencia bacteriana.
Otra iniciativa que considera bien orientada en este aspecto es el grupo europeo STAMP para la reutilización y el reposicionamiento de medicamentos, que da muestra de que “también las agencias reguladoras contemplan los medicamentos con valor añadido como algo valioso”.
No obstante, añadía que el actual marco de la industria no favorece este tipo de actividad, y solicitaba cambios en los procedimientos para la evaluación de la innovación y cambios en los sistemas de referencia para incentivarla.