La sesión ‘Información de medicamentos, nuevos interlocutores de la industria y medicamentos sin receta’, comenzaba con las palabras de José Miguel Colldefors, patrono de la Fundación CEFI, sobre los esfuerzos que se han llevado a cabo para adaptar las compañías a la evolución de los interlocutores.
La primera ponencia, a cargo de Juan Suárez Fernández, socio de Faus & Moliner, fue también la primera intervención en la que se apuntaba esa idea sobre la cual se ha construido la normativa en materia de información cuya fuente es la industria farmacéutica.
Según recordaba este experto, se ha hecho patente en diversas sentencias, incluidas algunas del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, que tiende a considerarse publicitario todo el contenido informativo que tiene su origen en la industria. “Es algo con lo que tenemos que convivir, pero en realidad hay información con otros objetivos, como la contribución al uso racional de los medicamentos o la mejora de la adherencia terapéutica”, indicaba.
Con el paso cambiado
No obstante, una parte considerable de la normativa ha quedado desactualizada “porque el mundo ha cambiado, así como los canales y la mentalidad de los usuarios”. Los intentos previos por anteponer la información procedente de la industria a las fuentes disponibles en internet, muchas de ellas de nula credibilidad, no dieron frutos en la Unión Europea, una circunstancia que el ponente considera “una lástima”.
Ester Navas, socio de Baker McKenzie, se mostraba de acuerdo en que la realidad es cada vez más compleja y en que la normativa actual no responde a los nuevos actores. La presión sobre el presupuesto sanitario y la dificultad de acceder a la financiación pública, así como los nuevos sistemas de compra, han hecho necesarios nuevos interlocutores, como los gestores sanitarios.
De nuevo, uno de los principales obstáculos para el establecimiento de vías de comunicación es “esa sospecha de que toda la información de producto que sale de la industria es publicidad”. En opinión de Navas, es algo que hay que superar y ver que “sencillamente, no es así”.
A este respecto se refería a la normativa de Reino Unido como más permisiva que la española, ya que en el caso británico el abanico de profesionales sanitarios que son destinatarios legítimos de información son los gestores, incluidos en la categoría de “profesionales que no prescriben ni dispensan, pero intervienen en decisiones sobre financiación pública de medicamentos, directa o indirectamente, así como en su compra”. “La directiva es la misma, pero su desarrollo es dispar, en España estamos más limitados”, razonaba esta experta.
Autorregulación
José Ignacio Vega, socio de Ramón y Cajal Abogados, abordó en la última parte de la sesión la autorregulación con sistemas voluntarios y privados de certificación, así como la venta de medicamentos por internet.
Para Vega, estamos en un momento clave, en el cual se va a efectuar un cambio sustancial en un sistema fuertemente regulado (y regulado con desconfianza), en el que aún se utiliza el término “propaganda” al referirse a la publicidad, con una regulación estatal y comunitaria combinadas con la autonómica y que llega hasta el rango de circulares, que tienen un valor en la mesa del juez y el gestor. “La normativa es dispersa y está anclada en la desconfianza, pero se empieza a ver una pequeña luz en corregulación/autorregulación”, planteaba.
Al sistema de autorregulación acordado por el Ministerio de Sanidad y ANEFP se refería como “un procedimiento muy dinámico, que puede conceder un sello en solo tres días” y que cuenta con la previsión de buena fe ante procedimientos que pudieran incoarse, puesto que de forma voluntaria el fabricante se somete a una inspección.
Declaraba además que el Ministerio está trabajando en dos guías de valor normativo aún no definido, que ofrecerán criterios para adaptarse a los nuevos tiempos, ya que “caminamos hacia un entorno autorregulador en lo normativo y lo procesal”. A su entender, “aunque suene a herejía”, los medicamentos están sometidos a procesos de control de calidad estrictos, y no deberían estar sometidos a controles adicionales, sin perjuicio de que tribunales y autoridades mantengan su labor de vigilancia.
Venta en internet, siempre con farmacéuticos
En cuanto a la venta de medicamentos por internet, el último ponente del encuentro calificaba la regulación (de 2013) de “conservadora”, un carácter que considera comprensible. Se constituye sobre el eje de la presencia del farmacéutico “como no puede ser de otra forma”.
Apuntó además ciertas disparidades en cuanto a la presencia de publicidad, que es dispar entre comunidades autónomas, algo que el futuro decreto debería corregir a su entender. Por ejemplo, planteaba la pregunta de por qué no se permite incorporar publicidad en esas páginas cuando en la oficina de farmacia sí está presente. “Es una muestra del carácter cauteloso de la norma”, razonaba.
También valoraba que mientras en España las ventas de medicamentos constituyen solo un 2% de las ventas, en el Reino Unido el índice es del 34% y en Alemania del 45% del mercado de autocuidado. “Si queremos llegar a esos índices habrá que quitarse los miedos y las cautelas que hasta ahora, y en cierto modo de forma lógica, nos han acompañado”, concluía.