La vocalía de Catalunya de la Sociedad Española de Farmacéuticos de Atención Primaria (Sefap) y el Colegio de Farmacéuticos (COF) de Barcelona han organizado, con el patrocinio de Menarini, una formación sobre el abordaje de pacientes en residencias geriátricas en el contexto de la covid-19, así como los retos más inmediatos para la prestación farmacéutica en este ámbito.
La última sesión habría sido impartida, según los organizadores, por Sebastià Santaeugènia, director del Programa de Prevención y Atención a la Cronicidad y del Plan Director Sociosanitario, del Departament de Salut de la Generalitat de Catalunya, quien dibujó, mirando al futuro, un modelo de atención sanitaria integrada en residencias, el cual pretende desarrollar.
Los promotores del evento consideran que, dentro de esa propuesta, el modelo de atención farmacéutica es un elemento clave, y tendría que reunir criterios de proximidad, equitativa, de continuidad asistencial, de calidad y segura. Eso implicaría pasar del actual modelo de atención farmacéutica centrado en el medicamento, a un modelo centrado en la persona, donde el farmacéutico, además de las actividades de gestión y control de los medicamentos, desarrollará actividades clínicas y asistenciales vinculadas a la gestión del conocimiento para apoyar a los profesionales, tanto en el momento de la prescripción en el centro de salud, como en la administración del medicamento en la residencia mediante el despliegue de actividades clínicas asistenciales, actividades propias de su cartera de servicios y de la gestión y control del medicamento.
En este punto, se alude a la intervención de los servicios de Farmacia de Atención Primaria, sociosanitarios o de hospitales, así como a las oficinas de farmacia, para completar toda la gama de actividades vinculadas a la cadena terapéutica y de apoyo a los profesionales de los equipos de Atención Primaria y de las residencias, con el objetivo de hacer esta correcta atención farmacéutica centrada en la persona, a través del farmacéutico de referencia en cada caso.
Este modelo cuenta con el apoyo de los diferentes colegios profesionales (entre ellos el de los colegios de farmacéuticos) y sociedades científicas, hecho necesario para su implementación. Hará falta, según se dijo, un plan de formación y comunicación dirigido a los profesionales asistenciales y a la población, así como un análisis de resultados que permita evaluar adecuadamente la calidad, seguridad y eficiencia de este modelo en sus diversas variantes, según la organización territorial y tipo de residencia.
Otras sesiones anteriores
Previas a esta última sesión se habrían celebrado otras. La primera, el pasado 15 de septiembre, en la que repasó cómo se ha vivido la atención en las residencias geriátricas desde el punto de vista de los profesionales de Atención Primaria, a través de las aportaciones de la médica de familia Anna Luque y del enfermero José Luís Estébanez. Los dos transmitieron que, tras unos comienzos en los que todo estaba por hacer y donde faltaba experiencia, se ha avanzado mucho en cuanto a la coordinación entre la Atención Primaria y los profesionales que trabajan en las residencias geriátricas, aunque habría algunos aspectos, "sanitarios y no tan sanitarios, como el aspecto social y de relaciones que tienen los residentes en situación de pandemia y confinamiento, que todavía no están bien resueltos".
Carles Llor, médico de la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria, se refirió, durante la segunda sesión, al elevado consumo de antibióticos, un problema que incrementa el riesgo de desarrollar resistencias. Llor afirmó que en las residencias geriátricas la situación también es preocupante, puesto que 10 de cada 100 residentes tienen prescrito un antibiótico y, de estos, se calcula que solo 20 de cada 100 están bien indicados.
Se podrían conseguir mejoras, según dijo, en las infecciones de orina y en las infecciones de vías respiratorias bajas, y ahí, el farmacéutico de Atención Primaria podría jugar un papel relevante, asesorando al médico y analizando, en primer lugar, si el antibiótico prescrito está bien indicado para después valorar el tipo y la pauta prescrita.
Finalmente, Jordi Amblàs, médico geriatra del Consorcio Hospitalario de Vic, puso el foco en la definición de complejidad, que tiene tres dimensiones a considerar: la clínica, la social y la del propio sistema. Desde su punto de vista, hay que tener en cuenta, más allá de las necesidades clínicas, las necesidades sociales (por ejemplo, el apoyo familiar, red social, etc.), así como optimizar el modelo de atención sanitaria, múltiples profesionales y diferentes niveles asistenciales implicados. Para ello, sería clave establecer los objetivos adecuados que queremos alcanzar en la atención a la persona mediante un plan de atención individualizado y multifuncional a partir de las necesidades detectadas.
La principal conclusión de la sesión fue que las personas con necesidades complejas necesitan planes terapéuticos individualizados dentro del marco del plan de atención individualizado, donde los objetivos a lograr estén alineados con las necesidades detectadas y las que percibe el propio paciente.