Política

Padilla sobre la revisión del copago: “mejorar la equidad sin empeorar el estado de salud”

El secretario de Estado de Sanidad, Javier Padilla, ha valorado el estudio publicado en Gaceta Sanitaria sobre el copago farmacéutico y señala aspectos clave del nuevo modelo en desarrollo, como la introducción de topes y una mayor progresividad en los tramos de renta.
Javier Padilla, secretario de Estado de Sanidad

El secretario de Estado de Sanidad, Javier Padilla, está convencido de la necesidad de realizar modificaciones en el sistema de aportaciones de los usuarios en concepto de copago farmacéutico. El objetivo sería “mejorar la equidad sin empeorar el estado de salud” de nadie. Así lo expuso durante una intervención desde el público en el acto de presentación del estudio titulado ‘Análisis de equidad y sostenibilidad presupuestaria del sistema de copago farmacéutico en España’ recientemente publicado en Gaceta Sanitaria, la revista científica de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (Sespas).

El estudio, elaborado por economistas como Jaime Pinilla, Christian González-Martel, Beatriz González López-Valcárcel; Félix Lobo y Jaume Puig-Junoy, ha consistido en la creación de un modelo de simulación del impacto económico que tendrían cambios en diversos aspectos del copago, como porcentajes de aportación o establecimiento de topes.

Padilla, que asistió a la presentación como parte del público, participó en el turno de preguntas y reconoció que él mismo ha utilizado ese modelo y le ha dedicado “algunas horas” a plantear hipótesis sobre posibles modificaciones del sistema actual de copago. Precisamente, en la próxima Ley de los Medicamentos, según un borrador filtrado, se prevé una modificación del copago con el establecimiento de nuevos porcentajes según niveles de renta y la aplicación de topes mensuales para algunos de los colectivos.

El secretario de Estado, sin confirmar si el contenido en ese borrador en el apartado de copago es el último, sí que ha confirmado que, “en caso de afrontar cambios” el nuevo copago apostará por establecer topes y avanzar en una mayor progresividad de los tramos de renta.

Félix Lobo y Jaume Puig Junoy

En cuanto a los topes, Padilla explicó que se aplicarán, al menos a las personas con una renta inferior a 35.000 euros, lo que supone “el percentil 80, una población bastante notable”. Además, se mostró dispuesto a estudiar topes para el tramo entre 35.000 y 60.000 euros de renta. La importancia de estos límites fue reiterada por Jaume Puig Junoy a lo largo del acto.

Otra cuestión planteada por Padilla, pero que no se encuentra en el borrador filtrado, tal y como lamentó Puig Junoy, es la actualización de los topes para evitar que los incrementos de las prestaciones hagan que los usuarios vayan escalando hacia grupos de mayor aportación solo por la acción de la actualización del índice de precios al consumo (IPC) de sus ingresos si no se actualizan también los tramos. Padilla atribuyó a la “técnica jurídica” alcanzar esta situación. Puig Junoy habló de “evitar la rémora fiscal”, y propuso vincular los tramos del copago a los del IRPF, de modo que la actualización de los segundos se aplicara directamente al copago. En este sentido, un estudio elaborado por Diariofarma a partir de datos del Ministerio de Sanidad concluyó que 2,34 millones de usuarios pagaron más el año pasado que en 2022 al no actualizarse los tramos. A este respecto, cabe destacar que el tope de 18.000 euros que marca el cambio de tramo se fijó en 2012 y, 13 años después, con un 27% de incremento del IPC, se mantiene.

Por otro lado, Padilla también planteó la necesidad de avanzar en reducciones de aportaciones tanto de los usuarios como del propio sistema sanitario, actuando para bajar los precios, especialmente en el ámbito de competencia con genéricos y biosimilares, donde “España tiene un amplio” espacio de mejora, indicó.

Visión de Hacienda

Por su parte, César de la Fuente, subdirector Adjunto del Área de Sanidad del Ministerio de Hacienda, agradeció el trabajo realizado por los autores y también reconoció que desde su departamento han hecho uso del simulador. Este experto planteó un déficit al estudio en el sentido de que no evalúa el impacto en los medicamentos con aportación reducida. Según él, se trata de un ámbito muy amplio, donde están “casi la mitad de las presentaciones dispensadas” en farmacias y con un gasto que pueden suponer “8.000 o 9.000 millones de euros y el 60% del copago”. Según De la Fuente, hablando en términos económicos, que son los que analiza el simulador, cualquier cambio del copago que no afecte a los medicamentos con cícero, “disminuye el impacto de los cambios que podamos tener”.

Por todo ello, el representante de Hacienda planteó que sería importante actualizar los datos, ya que las bases utilizadas son de 2019 y, por otro lado, analizar el efecto de cambios en los medicamentos de aportación reducida. Ante esta última cuestión Lobo achacó a la “mala calidad de los datos existentes” la dificultad de realizar un análisis similar al hecho con los datos de los medicamentos con cícero.

Evolución del copago

Antes de la presentación de los datos y resultados del informe, Félix Lobo y Jaume Puig realizaron una exposición sobre la evolución del copago y plantearon algunas opiniones sobre las distintas modificaciones y su impacto a lo largo de los años.

Lobo hizo un repaso histórico del copago en España, recordando que su origen se remonta a la Ley General de Seguridad Social de 1963, que lo estableció para todos los medicamentos. Posteriormente, en 1973, se eximió a los pensionistas, un beneficio que se mantuvo hasta la reforma de 2012. “Este fue uno de los cambios más significativos en la política farmacéutica de las últimas décadas”, comentó. Respecto del Real Decreto-ley 16/2012, este economista alabó el paso dado para vincular el copago a la renta. Según él, esta fue “la única virtud” de esa norma. No obstante, indicó que su efecto se ha visto diluido con el tiempo tras elevar la aportación de los usuarios de un 6% en 2011 a un 12% en 2013, situándose en la actualidad en torno al 10%.

Por su parte, Puig-Junoy quiso incidir en dos aspectos fundamentales. Por un lado, la importancia del establecimiento de topes a las aportaciones y, por otro, que el efecto disuasorio se consigue desde el primer euro y, a este respecto, explicó que las experiencias del euro por receta planteadas en Cataluña y Madrid en 2012, tuvieron un efecto muy parecido al de la aplicación de un 40% de aportación. En este sentido, recordó lo que ha ocurrido con la utilización de bolsas de plástico en los supermercados solo con una ‘tasa’ de 5 céntimos de euros.

Además, también recordó un estudio elaborado por él junto a Beatriz González en relación con el impacto del copago en la adherencia a determinados tipos de medicamentos, concluyendo que había habido impacto negativo en muchos colectivos. Esta situación plantea un dilema entre racionalizar el gasto y garantizar el acceso a los tratamientos. “Si el copago desincentiva el uso de medicamentos esenciales, puede terminar generando un problema de salud pública mayor que el ahorro inicial que pretende conseguir”, advirtió Puig.

Puig también defendió la tesis planteada por los autores del estudio en relación con que no debe haber diferencias de aportación para pensionistas y activos. Para este economista no importa de dónde provienen los fondos sino su cuantía para determinar la capacidad de pago.

Padilla explicó que, estando de acuerdo en que la diferenciación entre activos y pensionistas podría, “en términos teóricos, no tener sentido”, se mostró convencido de mantenerla por el hecho de que los pensionistas, habitualmente son personas que “acumulan alta prevalencia de pluripatología”, lo que conlleva a una serie de “copagos invisibles” que suponen un sobrecoste, no cubierto por el sistema sanitario, para esas personas

Limitaciones

González López-Valcárcel analizó algunas de las limitaciones metodológicas y de diseño del estudio. Una de las principales es que los datos utilizados, aunque actuales al inicio de la investigación en 2020, “ahora nos parecen antiguos, y los son”. Además, el análisis no incluye información de los territorios forales de Navarra y el País Vasco, ya que “la Agencia Tributaria no tiene datos”, lo que impide una visión completa de la realidad en todo el país.

Otro de los aspectos metodológicos que condicionan el estudio es la suposición de una elasticidad precio cero, es decir, que el aumento o reducción del copago no afecta el consumo de medicamentos. “Se sabe, porque hay muchos estudios al respecto, que la elasticidad precio de los medicamentos es baja”, aunque varía en función del tipo de fármaco: “las vitaminas tienen más elasticidad precio que la insulina”, señala la investigadora. Además, el estudio no incorporó datos sobre la necesidad o eficacia del tratamiento, a pesar de que “toda la literatura dice que los copagos deben estar en función de la eficacia del medicamento”.

González López-Valcárcel destacó que, pese a estas limitaciones, el estudio representa un avance significativo por el uso de una muestra masiva de datos sanitarios y fiscales, lo que ha permitido simular con precisión diferentes escenarios de copago y sus efectos en la equidad del sistema. “Estamos muy orgullosos de haber puesto la herramienta de simulación a disposición de los investigadores”, indicó.

Comentarios

guest
0 Comments
Inline Feedbacks
View all comments

Noticias relacionadas

Actividades destacadas