El pasado viernes, 20 de enero, se presentó en el Hospital Materno Infantil Gregorio Marañón, en Madrid, el proyecto 'Farmaventura', una iniciativa del Servicio de Farmacia, que tiene como objetivo mejorar la adherencia a los tratamientos en menores que reciben dispensación farmacológica ambulatoria, vinculando las tomas a actividades lúdicas como cuentos, juegos y ejercicios didácticos en los que los buenos cumplidores tienen premio. Hasta ahora, sólo se aplica a los onco-hematológicos, aunque ya se prevé su extensión a otras áreas.
Y es que, como explican María Sanjurjo, jefa del Servicio, y Silvia Manrique, farmacéutica especialista, hay niños y jóvenes con enfermedades crónicas, con patologías que son complejas, con pautas de tratamiento difíciles de seguir, más aún cuando existen barreras como la idiomática, que requieren una atención más personalizada. "Lo que buscamos con 'Farmaventura' es ofrecer un trato más humano y más cercano que contribuya a la implicación del niño. Y esa labor la cumplen perfectamente los juegos", explica Sanjurjo.
Aunque este abordaje pausado y personalizado requiere tiempo, un tiempo que de momento se está sacando de la priorización de tareas dentro del Servicio. "La farmacia de hospital está obligada a hacer una desinversión de tiempo en actividades repetitivas. Desinvertir es, tanto dejar de hacer cosas, como dejar que otros profesionales las realicen. El farmacéutico tiene que dirigirse a donde pueda aportar más valor, que es al lado del paciente", argumenta la jefa del Servicio de Farmacia del hospital madrileño.
Resultados visibles
El resultado de esta forma de trabajar está claro: "Muchas veces no hace falta ni preguntar, las caras lo dicen todo. Niños que venían muy tímidos han empezado a hablar en las consultas. Pierden un poco el miedo a entrar en un servicio que ahora está decorado de una forma más amigable que les ayuda a llevar su tratamiento de una forma más llevadera", apunta Manrique. Sanjurjo añade que también "ha mejorado la implicación del resto de la familia".
Este éxito de acogida ya ha llevado a las farmacéuticas del Hospital Materno Infantil Gregorio Marañón a planear la extensión de este proyecto a otras unidades clínicas. Sanjurjo se refiere a "las patologías cardiológicas e infecciosas". Su compañera en el Servicio de Farmacia precisa que en este centro "hay niños con transplante cardiaco, un área en la que es imprescindible el adecuado cumplimiento del tratamiento inmunosupresor para evitar rechazos".
Proyecto multidisciplinar
Junto a esta expansión interna, reconocen que les haría mucha ilusión que la idea la compraran otros hospitales de la Región y del Estado, ya que piensan que "cuantos más hospitales den atención farmacéutica personalizada, mejor". Como consejo para navegantes, Manrique señala la necesidad de que estos proyectos impliquen al resto de sanitarios: "En nuestro caso, han sido los propios médicos los que llevaban tiempo demandando una iniciativa de este tipo, ya que se encuentran con pacientes complejos, sus consultas están desbordadas y no pueden dedicar todo el tiempo que se requiere a analizar la totalidad de la medicación". Además de con los médicos, la relación es fluida con Enfermería. Y es que, según Sanjurjo, ningún proyecto de atención farmacéutica puede partir de una idea que no implique también a médicos y enfermeros. "Cada uno desde nuestro lugar, pero siempre con un mismo hilo conductor", culmina.
Además de la colaboración entre profesionales, el proyecto 'Farmaventura' ha contado también con el apoyo de un buen número de laboratorios (AbbVie, Amgen, Astellas, Gilead, Ipsen, Janssen, Kern Pharma, Linde, Roche y Takeda), además de la Fundación Parques Reunidos. Los primeros han realizado una pequeña aportación para adecuar la estética de la consulta de atención farmacéutica a la filosofía lúdica y entrañable de la iniciativa, además de financiar el material didáctico. Parques Reunidos regala una visita al Zoo o a Faunia a aquellos que finalicen bien el tratamiento. Podrán ir acompañados de sus familias.