La Asociación Nacional de Farmacias de Portugal (ANF) y los Ministerios de Sanidad y de Finanzas firmaron el pasado mes de febrero un acuerdo marco que tiene como objetivo principal integrar a las oficinas de farmacia en la red de salud pública. La idea es “que participen en iniciativas que permitan la aproximación de los ciudadanos a la atención sanitaria”.
El documento contempla el desarrollo de programas locales para determinar el valor de las intervenciones de las farmacias como parte integrada en el sistema nacional de salud. Entre ellos, destaca uno que tiene como fin la mejora de la asistencia permanente, a través de nuevos modelos de refuerzo de la cobertura del servicio farmacéutico a la población y de acceso a los medicamentos las 24 horas del día y los 365 días del año, especialmente en situaciones de urgencia.
Esta iniciativa se desarrollará a través de una prueba piloto en el distrito de Braganza (uno de los más alejados de la capital, colindante con Zamora y Salamanca), donde se ubican una cincuentena de farmacias. Su inicio estaba previsto para el 1 de junio de este año, aunque desde la ANF informan a Diariofarma que aún es prematuro hablar de fechas de inicio y de los pormenores del pilotaje.
Facilitar el acceso a la medicación
El proyecto se basará en protocolos previos y canales de comunicación que permitan ayudar a los ciudadanos a disponer de su medicación en cualquier momento, con la implicación de las farmacias, los hospitales, centros de salud, unidades de salud familiar y cualquier otro servicio sanitario.
“Este es un nuevo enfoque que pretende utilizar mejor los sistemas de información existentes, desde el proceso de prescripción hasta las farmacias de la zona, y los medicamentos de los que disponen”, explicaba Paulo Duarte, presidente de la ANF, a Diario da Noticias, añadiendo que el distrito de Braganza fue elegido por estar situado en el interior, con zonas de difícil acceso.
Los detalles sobre el diseño de la prueba piloto aún no se han hecho públicos, aunque el presidente de la ANF avanzaba al periódico portugués que las nuevas tecnologías tendrán un papel fundamental: “Un enfermo asmático, por ejemplo, tiene una crisis y va a urgencias, le realizan una prescripción y necesita saber cuál es la farmacia más cercana y si tiene el medicamento que necesita”. Una aplicación le permitirá conocer a qué farmacia acudir y, si se encuentra en una zona donde no hay ninguna cercana, la idea es establecer un sistema que facilite al paciente la medicación en su propio domicilio, señalaba.
Y es que la asistencia domiciliaria es uno de los asuntos a desarrollar, con el fin también de ofrecer una mejor atención a pacientes en riesgo de exclusión y con necesidades especiales, como ancianos con dificultades. Estas acciones van en la línea de lo establecido en el acuerdo rubricado por la Administración lusa y la ANF, es decir, que las farmacias den respuesta a las necesidades de la población en zonas con menor densidad de población y que garanticen la cobertura de asistencia sanitaria en todo el territorio.
Tal y como se afirma en dicho documento, “el Ministerio de Salud valora la proximidad y confianza de la población en las farmacias como una oportunidad para ampliar la intervención del sistema nacional de salud de forma concertada, mejorando las respuestas en salud y alcanzando una mayor racionalidad en la utilización de los recursos disponibles, especialmente en el ámbito de la atención primaria de salud”.
Nuevos servicios concertados
Aparte del programa que comenzará a ensayarse en Braganza, el acuerdo prevé el desarrollo de más iniciativas de promoción de la salud, a través de protocolos pactados con el Estado. “Las grandes áreas para estas experiencias son la prevención de la enfermedad, autocuidados y prevención cuaternaria, es decir, destinada a evitar daños asociados a las intervenciones de los profesionales de la salud, como la sobremedicación”, afirman desde la patronal.
El acuerdo prevé también la evaluación de la intervención de las farmacias, a través de la concertación de servicios remunerados, en otros ámbitos, como la diabetes, la vacunación contra la gripe y la adhesión y gestión de la terapéutica opioide. Uno de los programas que han servido de referencia, por sus resultados positivos, es el de intercambio de jeringuillas.
También recoge el proyecto de dispensación de medicamentos de uso hospitalario, que ya ha comenzado a pilotarse con los fármacos antirretrovirales. En el texto también se prevé la ampliación de este servicio a otras áreas terapéuticas, centradas en el interés de los pacientes y en función de las prioridades de salud.