Manuel David Gil es residente de último año en el Servicio de Farmacia del Hospital Universitario de Puerto Real, en Cádiz, y ya apunta maneras. Tantas que ha liderado una de las dos comunicaciones orales españolas que se han presentado en el último Congreso de la Asociación Europea de Farmacéuticos de Hospital (EAHP), basada en una investigación para la comparación de la eficacia de los diferentes inhibidores de la tirosina quinasa en primera línea de tratamiento del cáncer renal avanzado. ¿El objetivo? Determinar las opciones más eficaces para estos pacientes.
"En nuestro hospital se llevan a cabo, habitualmente, evaluaciones de evidencia sobre nuevos fármacos. Con la irrupción de alternativas terapéuticas innovadoras para el tratamiento del cáncer renal avanzado, mi adjunto me dijo que sería interesante hacer una evaluación para posicionarlas. De ahí surge esta trabajo", explica, aclarando que se trata de un meta-análisis en red.
El resultado obtenido indica que sunitinib, bevacizumab más interferon, pazopanib y tivozanib presentan una eficacia muy similar, sin diferencias estadísticamente significativas. "Los resultados son tan similares que, de cara a iniciar tratamiento, se podrían considerar alternativas terapéuticas", afirma, aunque admite que, para realizar afirmaciones concluyentes es preciso medir otras variables, como son la seguridad y la eficiencia.
En cuanto a la relevancia práctica de los resultados del estudio, este residente de Farmacia Hospitalaria del Hospital de Puerto Real apunta que, "teniendo en cuenta que todos son de la misma familia, y que en los ensayos clínicos muestran resultados de seguridad comparables, excepto bevacizumab más interferón, que puede generar un poco de toxicidad por la adición del interferón, nos pueden servir en el diálogo con el médico cuando se plantee el tratamiento de un nuevo paciente". Especialmente útil podría ser, añade, el saber que los efectos son comparables en caso de que haya desabastecimiento de alguno de ellos. De esta manera, los FH podrían proponer su sustitución al médico por cualquiera de las demás opciones.
Unido a esto, Gil hace hincapié en la eficiencia. Y es que, asegura, el hecho de que en los últimos años la innovación en cáncer se haya ido centrando en pequeños grupos de pacientes ha hecho que los precios se eleven. "Con este tipo de estudios", explica, "intentamos evitar que el encarecimiento sea excesivo, así como identificar los casos en los que se está aportando poco en relación con el gasto público que suponen". En relación con la contención de precios, indica que la situación que se crea con este estudio concreto es óptima, ya que, cuando existen alternativas con resultados comparables se puede transitar, dice, "a la negociación a partir de la competencia de precios". No obstante, para poder aprovechar todo ese potencial es preciso completar el estudio con datos de seguridad.
Apoyos y recursos necesarios para investigar
Visto el potencial de la investigación en el ámbito de la farmacia hospitalaria para la optimización farmacoterapéutica y para la generación de eficiencias, reconoce que, al menos a día de hoy, "obtener apoyos no es fácil". Destaca, no obstante, la calidad de los evaluadores de la provincia de Cádiz y la visión concreta de su hospital, que le han permitido llevar a cabo su trabajo "con relativa facilidad". "En Puerto Real se apuesta por la gestión y la evidencia", apunta, y destaca que, entre las principales necesidades que le surgen a alguien que quiera poner en marcha un estudio de estas características está "el conocimiento para poder realizar una búsqueda sistemática, saber los sesgos que hay que evitar en un meta-análisis, contar con el apoyo de una persona con experiencia en estas metodologías, así como las capacidades de alguien que sepa interpretar los datos", ya que, asegura, "a veces es una labor engorrosa, por la cantidad de información".
En cuando a los obstáculos que ha identificado en su corta carrera como investigador, Gil señala que "lo más difícil es encontrar ensayos clínicos que puedan llegar a utilizar comparadores comunes". "Eso dificulta mucho realizar un meta-análisis en red, porque hace que los resultados pierdan consistencia, se disponga de intervalos de incertidumbre elevados y sea más difícil llegar a conclusiones consistentes y realizar afirmaciones con rigor", reconoce.
Finalmente, apunta a algunas áreas, más allá del cáncer renal, le parece que podría merecer la pena llevar a cabo investigaciones como la suya. Considera que puede ser especialmente útil en los tratamientos para los distintos tipos de cáncer, así como en enfermedades como la esclerosis múltiple o el VIH, donde, tras alcanzar altas tasas de éxito en eficacia están saliendo al mercado alternativas que prometen reducir la toxicidad, un aspecto, a su juicio, digno de ser evaluado.