La Agrupación Farmacéutica Europea (PGEU) ha emitido un documento de posicionamiento en relación con los desabastecimientos, en los que alerta de las dimensiones que está adquiriendo el fenómeno y realiza una serie de recomendaciones para reducir su impacto. El posicionamiento tiene como base los resultados de una encuesta sobre la evolución de los problemas de suministro en 2018, en la que el total de los miembros nacionales encuestados (21) reconocieron haberlos experimentado en el último año, y el 38% señalaba que la situación había empeorado con respecto al ejercicio anterior (el 52% cree que sigue igual).
Sobre el impacto en los pacientes, prácticamente el 100% de los participantes asegura que han existido consecuencias para éstos. En cuanto al impacto para las farmacias, el estudio de la PGEU indicaría que las farmacias europeas han invertido, de media, unas 5,6 horas a la semana en la gestión de desabastecimientos el pasado año, con el fin de asegurar la continuidad de tratamiento a sus pacientes, sin que hayan recibido ninguna compensación por esta tarea. Y eso pese que, apunta, "el tiempo que pasan los farmacéuticos resolviendo problemas de desabastecimientos es tiempo que no pueden dedicar a dar un buen consejo o a cuidar a los pacientes". Además, señalan que, en aras de garantizar el acceso a tratamientos vitales, "las farmacias siempre disponen de un stock mínimo de garantía, que incluye medicamentos de alto coste, asumiendo el riesgo de no dispensarlos". De hecho, algunas farmacias, apuntan, están incurriendo en pérdidas como consecuencia de situaciones relacionadas con desabastecimientos.
Entre las acciones que llevan a cabo los farmacéuticos para aplicar soluciones a las faltas de suministro, la Agrupación Europea apunta en varias direcciones, condicionadas por los marcos regulatorios de los diferentes países. Por un lado, está la sustitución por otro producto con el mismo principio activos, sin necesidad de consultar al prescriptor; por otro, el cambio por un fármaco con diferente principio activo, que en la mayoría de países implica contrastar la decisión con el facultativo y con el paciente (ponen a Reino Unido como ejemplo en la adopción de protocolos para, en algunos casos, introducir excepciones, y que pueda el farmacéutico hacer el cambio terapéutico en casos de desabastecimiento grave), o el intercambio terapéutico, que obliga a la intervención del prescriptor.
Un aspecto que suele frustrar a los farmacéuticos en su búsqueda de soluciones, apuntan, es la falta de comunicación entre los diferentes actores implicados en la cadena de suministro. Esto lleva a que la farmacia desconozca aspectos como la gravedad del evento, las posibles alternativas o el tiempo que puede llevar su resolución. "Si se nos proveyera de esa información dentro de unos plazos adecuados, podríamos hacer mejor nuestro trabajo, y planificarnos mejor", aseguran desde PGEU.
Otro ámbito en el que se necesitan mejoras, apunta, es en el de la colaboración entre los Estados miembro. En este terreno, ven con buenos ojos, la creación del grupo de trabajo conjunto entre la EMA y la red de agencias nacionales en relación con la disponibilidad de medicamentos autorizados (HMA/EMA Task Force on the Availability of Authorised Medicines for Human and Veterinary Use), aunque actualmente siguen existiendo "demasiadas diferencias en la forma en la que los Estados ofrecen la información a los distintos actores", dada la heterogeneidad en la transposición del artículo 23.a de la Directiva 2001/83/CE.
Como consecuencia, hay muchas ocasiones en las que la información no estaría llegando adecuadamente a la farmacia, un hecho que, apuntan, ha hecho que algunas asociaciones de farmacéuticos hayan decidido poner en marcha sus propios sistemas de información en colaboración con las autoridades, y ponen como ejemplo el Cismed, sistema desarrollado por el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (CGCOF) en España, un reconocimiento que ha sido agradecido por el CGCOF en una nota de prensa.
Recomendaciones a los Estados miembro
Tomando como referencia estas experiencias de éxito, desde PGEU instan a las autoridades nacionales a tomarlas como ejemplo y desarrollar "modelos de colaboración con los agentes de la cadena de suministro para aumentar la efectividad y la eficiencia de la notificación conjunta" y "empoderar a los farmacéuticos para que puedan contribuir a reducir el impacto de los desabastecimientos en los pacientes".
Unido a esto, les recuerdan su responsabilidad en la adopción " de las medidas adecuadas en relación con la obligación de suministrar que tienen los titulares de autorizaciones de comercialización y los distribuidores", en línea con lo dispuesto en el artículo 8.124 de la citada Directiva. Además, les llaman a tener en cuenta la resolución del Parlamento Europeo, que recomienda "la evaluación del impacto del comercio paralelo y las cuotas de suministro", así como "la retirada del mercado de medicamentos efectivos por cuestiones económicas".