El número de medicamentos huérfanos desarrollados por la industria se ha multiplicado por 23, desde el año pasando de los apenas ocho fármacos conocidos hasta entonces a 184 nuevas esperanzas para pacientes con enfermedades raras.
Veinte años han pasado desde que Europa publicara el Reglamento sobre medicamentos huérfanos, que nació para dar respuesta a las necesidades de 30 millones de europeos (tres millones de ellos españoles) que sufren alguna enfermedad rara o poco frecuente. Farmaindustria ha manifestado que este documento “ha demostrado su eficacia en estas dos décadas, dado que ha favorecido grandes avances en materia de investigación”.
Entre 2006 y 2016 el número de ensayos clínicos para enfermedades raras en Europa creció en un 88%, y el año pasado uno de cada cuatro nuevos medicamentos aprobados por la Agencia Europea del Medicamento (EMA) fue para terapias con designación de huérfano, asegura la patronal de la industria farmacéutica en un comunicado”.
Estos, indica, “son algunos de los logros de una legislación que desempeña un papel clave para avanzar en la respuesta a las demandas de los pacientes con enfermedades raras”. La I+D de medicamentos exige largo tiempo (10 años) y mucha inversión (2.500 millones de euros por fármaco) y asume un alto riesgo (la gran mayoría de los potenciales medicamentos decaen a lo largo del proceso de desarrollo). En el caso de los medicamentos huérfanos, que atienden las necesidades de muy pocos pacientes, “el retorno de la inversión es muy complicado”. Por ello, disponer de un marco regulador que estimule la investigación por la vía de los incentivos es crítico.
Este ha sido “el logro” del Reglamento europeo, que, de un lado, contribuye a su mayor comprensión entre Administraciones y compañías y facilita que éstas participen en acuerdos innovadores con los sistemas nacionales de salud, como sistemas de acceso anticipado y riesgo compartido, que facilitan un acceso asequible a los tratamientos por los pacientes. Y, de otro, tiene una repercusión clara en la economía del continente, ya que fomenta la inversión en innovación para nuevos tratamientos al proporcionar 10 años de exclusividad comercial. En estos años, gracias a los incentivos, se han creado 220 pequeñas y medianas compañías que son responsables del desarrollo del 51% de los medicamentos huérfanos en Europa.
Seguir garantizando un marco regulatorio estable y predecible, con incentivos para la industria farmacéutica, apoyará aún más la investigación y desarrollo de nuevos tratamientos para las enfermedades poco frecuentes. El Reglamento europeo ha brindado esperanza a las personas que viven con estas enfermedades, y los incentivos que aporta a las compañías farmacéuticas han transformado la vida de muchos pacientes y sus familias, mejorando los resultados en salud y contribuyendo a la economía de toda la Unión Europea.
Precisamente, la Unión Europea tiene que desarrollar en 2021 la nueva Estrategia Farmacéutica, presentada el 25 de noviembre, con la que Bruselas pretende dar un impulso al nivel de competitividad en materia de innovación biofarmacéutica en el continente. Sin embargo, el planteamiento inicial genera algunas dudas, puesto que, mientras recoge medidas positivas como la necesidad de establecer incentivos para fomentar la investigación en antibióticos, fomentar la digitalización en el conjunto de Europa para impulsar la investigación o introducir mayor pragmatismo y flexibilidad en el proceso regulatorio para adaptarse a los avances de la tecnología y de la ciencia, plantea también reducir los incentivos a la I+D en medicamentos huérfanos o pediátricos.
Lo cierto es que, a juicio de Farmaindustria “Europa se juega mucho con esta Estrategia. En las últimas dos décadas ha pasado de liderar la I+D biomédica mundial a ser el origen de apenas el 23% de los medicamentos innovadores, mientras que el 47% proceden ya de compañías estadounidenses”.
Por un diálogo abierto y constructivo
El compromiso de la industria farmacéutica con las denominadas enfermedades raras o poco frecuentes “es una realidad consolidada que está dando sus frutos y que no se puede frenar”. Es urgente desarrollar nuevos tratamientos “para que ningún grupo de pacientes se quede atrás: ni los que esperan para acceder a los tratamientos existentes ni los que viven sin tratamientos disponibles hoy en día”.
Con la mirada puesta en este horizonte, la industria farmacéutica “quiere seguir trabajando de manera coordinada con los gobiernos y sistema públicos de salud para luchar contra las enfermedades poco frecuentes y garantizar el acceso a los nuevos tratamientos”. Y propone hacerlo a través de “la búsqueda conjunta de soluciones mediante un diálogo abierto y constructivo, que debería materializarse en la constitución de un Foro de Alto Nivel europeo con todas las partes interesadas, incluidos los propios pacientes, para debatir cómo garantizar el acceso a nuevos tratamientos y la sostenibilidad de los sistemas nacionales de salud”.