Han sido varios los participantes en el debate para periodistas sobre los retos de la salud pública del futuro organizado por MSD que han planteado la necesidad de “repensar la financiación de la I+D” para superar los problemas de sostenibilidad. El parlamentario portugués Ricardo Baptista-Leite ha hablado de hacerlo “al estilo Netflix”: haciendo pagos fijos.
A su modo de ver, eso permitiría a las compañías contar con un remanente obtenido en épocas en las que la demanda no es elevada e invertirlo en mejorar la capacidad de respuesta a las crisis sanitarias del futuro.
Los participantes en el encuentro han sido la eurodiputada española y ex ministra de Sanidad Dolors Montserrat; Julie Gerberding, vicepresidenta ejecutiva y directora de Pacientes de MSD; Bettina Ryll, fundadora de Melanoma Patient Network Europe; Jeffrey Lazarus, jefe de Investigación en Sistemas de Salud del Instituto de Salud Global de Barcelona; Deepak Khanna, presidente de MSD Europa y Canadá y Walter Ricciardi, presidente de la Junta de Misiones para el Cáncer de la Comisión Europea y presidente de la Federación Mundial de Asociaciones de Salud Pública.
¿Una estructura para la colaboración?
Todos ellos se han mostrado de acuerdo en que la pandemia ha forzado una colaboración estrecha entre instituciones académicas, autoridades y compañías privadas que debe ser la base de la salud pública del futuro, como puso de manifiesto Dolors Montserrat. “La pandemia ha hecho que incluso sistemas sanitarios que se consideran los mejores del mundo hayan visto expuestos los mayores retos que hay que enfrentar”, ha declarado.
No obstante, mientras algunos se inclinaban por crear una estructura nueva para darle cabida, otros prefieren reforzar las atribuciones de instituciones ya existentes, como sugería Julie Gerberding.
En ese espíritu de colaboración proponían hacer frente a un reto fundamental: el de compartir información.Bettina Ryll lamentaba en un momento del debate la falta de ese intercambio de información en los primeros meses de la pandemia, “algo que afortunadamente ha cambiado con el tiempo y ha sido fundamental para ofrecer una respuesta más eficaz”.
La respuesta global se ha comparado, con salvedades, con la que se puso en marcha para combatir la epidemia de VIH en sus primeras fases.
El reto de la confianza
Uno de los efectos de desarrollar terapias (fundamentalmente vacunas) a una velocidad sin precedentes, se ha dicho en el debate, ha sido que la población haya planteado dudas sobre su seguridad.
Al respecto, Gerberding ha destacado la importancia de facilitar a los periodistas acceso a fuentes diversas, todas sobre el eje de la ciencia, para que los trabajos informativos bien fundamentados, mucho más numerosos, dejen la desinformación en un fenómeno marginal.
Asimismo, Jeffrey Lazarus destacaba que, si bien es verdad que las vacunas contra el nuevo coronavirus se han desarrollado a una velocidad vertiginosa, están basadas en tecnología estudiada a lo largo de décadas.