Un conjunto de sociedades científicas del ámbito de la pediatría, vacunología y atención primaria, conscientes de la necesidad de mejorar la vacunación durante la adolescencia, han publicado recientemente un documento de consenso referente al Calendario de vacunaciones del adolescente.
En el este informe se abordan diversas cuestiones referentes al abordaje de las enfermedades inmunoprevenibles en la población adolescente considerando las características propias de este grupo etario, los retos y barreras que condicionan la consecución de coberturas óptimas, tanto por parte de los profesionales sanitarios como de los padres y los propios adolescentes, así como las estrategias que pueden implementarse a este respecto, además de los aspectos bioéticos y legales planteados en la práctica cotidiana.
El documento recoge el calendario de vacunaciones del adolescente del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (CISNS) y se detallan las recomendaciones que el Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría (CAV-AEP) indica para estos grupos de edad. Igualmente, propone una serie adicional de vacunas que tienen indicación, a juicio de los profesionales, así como una serie de recomendaciones sujetas a circunstancias como viajes o factores de riesgo, entre otras.
En concreto, recoge que deben tenerse en cuenta otras vacunas además de las recogidas por el Consejo Interterritorial y el CAV-AEP y que se podrían recomendar de forma individualizada, así como incorporarse progresivamente en el calendario vacunal del adolescente, siguiendo el ejemplo de otras “regiones o países”.
Vacunas a considerar en el adolescente
En este sentido, los autores hacen referencia a la vacuna antihepatitis que se administra a los diez años y, a este respecto, indican que Cataluña, Ceuta y Melilla la tienen incorporada en el calendario de su comunidad. En el resto de las comunidades autónomas se vacuna siguiendo las recomendaciones de vacunación en grupos de riesgo de todas las edades y en determinadas situaciones. Además, se hace referencia a la vacuna antigripal tetravalente anual y la vacuna antimeningocócica B a los 14-18 años con pauta de dos dosis.
Los autores consideran esencial aprovechar cualquier oportunidad para la información y la vacunación individualizada del adolescente, con el fin de completar el calendario en adolescentes no vacunados o incompletamente vacunados, especialmente, con las vacunas triple vírica, de la varicela o de la hepatitis B. En este sentido, las campañas de vacunación masiva frente al SARS-CoV-2 constituyen una “oportunidad única de información, educación y actualización práctica” de los calendarios vacunales vigentes para los adolescentes, una vez que se ha autorizado la coadministración de esta vacuna con cualquier otra. Igualmente, el documento explica que debe considerarse en el calendario de vacunaciones del adolescente circunstancias especiales como el embarazo, inmunodepresión, enfermedades crónicas, profilaxis postexposición y del adolescente viajero.
Otras de las cuestiones que se señalan en el documento son una serie de características propias de los adolescentes y que deben tenerse en cuenta. En este sentido, se destaca que acuden menos a la consulta del médico que los niños y que sus coberturas vacunales son menores. Además, a partir de los 14-16 años (varía según las comunidades autónomas) pasan de la atención pediátrica a la atención médica del adulto, y si este paso no está bien organizado puede condicionar que no se complete adecuadamente el calendario de vacunaciones. Por otro lado, hay que tener en cuenta las peculiaridades típicas según el desarrollo de cada individuo: adolescencia inicial, media y tardía. Otro aspecto a tener en cuenta es que se trata de un periodo problemático, pues aunque conocen los riesgos, actúan como si estos no existieran y viajan mucho por intercambios, formación o turismo; además, es relevante el desconocimiento de sus propias necesidades de salud.
Por todo ello, los profesionales sanitarios deben aprovechar para constatar el estado vacunal en los controles periódicos de salud y de forma oportunista por cualquier consulta: patología aguda, certificados escolares o deportivos, viajes al extranjero, etc.
Retos y barreras en la vacunación de adolescentes
El documento señala las posibles estrategias para aumentar la vacunación y destaca que, respecto al profesional, que la formación es prioritaria y que debe recomendar firmemente y de forma universal la vacunación. Cada consulta “es una oportunidad para vacunar”, ya que puede que el adolescente no vuelva.
Además, el profesional debe evitar las falsas contraindicaciones, explorar los valores y las preocupaciones tanto de los padres como del adolescente y aclarar todas sus dudas, centrándose en los beneficios de las vacunas y, si hay rechazo de los padres o del joven, el profesional siempre debe perseverar.
Por otro lado, indican que es importante saber entrevistar a los adolescentes, adaptarse a su nivel de desarrollo y tener en cuenta la privacidad, la confidencialidad y la empatía, haciendo de abogado o consejero y nunca de juez. Por ello, son fundamentales la educación para la salud y la entrevista motivacional.
En cuanto a los padres, es preciso saber aproximarse según la posición que tengan frente a las vacunas, establecer confianza y reconocer su autonomía, informar y educar sobre las posibles consecuencias de no vacunar, así como usar el estilo guía, la entrevista motivacional y los recordatorios de vacunación.
Aspectos bioéticos y legales
El consenso también recoge los aspectos bioéticos y legales que siempre deben tenerse en cuenta ya que, en España, la vacunación no es obligatoria. La negativa de los padres a vacunar a sus hijos plantea un serio conflicto de valores entre su derecho a no vacunarlos, según sus ideas o creencias, y el deber de la justicia, proteger del riesgo al hijo no vacunado y, por ende, a la comunidad. Si la negativa persiste, debería utilizarse un documento o formulario de rechazo. No obstante, en cualquier situación de conflicto conviene emplear argumentos razonables. En este sentido, el documento recoge de manera exhaustiva razones y argumentos para fomentar la vacunación.
Por otro lado, los autores señalan que “en general, los programas de vacunación se han centrado preferentemente en lactantes y niños, sin tener en cuenta que los adolescentes continúan padeciendo enfermedades infecciosas, para las que se dispone de vacunas eficaces. Ejemplos de ello son los brotes de sarampión y el aumento de la incidencia de tosferina en los últimos años, sobre todo en adolescentes y adultos jóvenes, en países con coberturas vacunales elevadas. Por este motivo, los autores destacan que la vacunación se debe continuar desde la infancia hasta la adolescencia y la edad adulta, para que su acción preventiva sea eficaz y no reaparezcan enfermedades ya desaparecidas en el niño, como el sarampión.
Desde 2018, el calendario común de vacunación infantil se ha convertido en el calendario común de vacunación a lo largo de toda la vida. Las coberturas vacunales en los adolescentes son más bajas, en todos los países, que las correspondientes a los primeros dos años de vida, cuando el niño tiene mucho más contacto con el sistema sanitario debido a los controles periódicos de salud, destacan los autores.