Los profesionales sanitarios consideran la atención a la cronicidad como el área de intervención más prioritaria del Sistema Nacional de Salud. Hasta un 53% de los profesionales encuestados valora la cronicidad como una de las tres principales tareas del sistema sanitario, posicionándola en primer lugar de importancia. Le siguen la prevención de enfermedades y salud pública, la atención sociosanitaria a la dependencia y fragilidad, la atención al cáncer y la atención a la salud mental.
Así se indica en los resultados de la ‘Encuesta sobre la atención a la cronicidad en la sanidad española’ realizada a profesionales de la salud de todos los ámbitos.
Aunque la mayoría califica como “buena” la atención que recibe el enfermo crónico, todavía existe un número significativo de profesionales (40%) que la considera “deficiente” o “muy deficiente”. Además, con relación a hace cinco años, la mayoría de los profesionales sanitarios (38%) considera que la atención a la cronicidad “ha empeorado” y un cuarto de ellos cree que “se ha mantenido prácticamente igual”.
Este empeoramiento de la atención al enfermo crónico se debe en parte al impacto de la pandemia, ya que un 64% de los profesionales sanitarios afirma que la “ha empeorado”, y hasta un 18% considera que este impacto negativo “ha empeorado mucho” la atención.
Casi la mitad de los profesionales sanitarios encuestados (46%) ha señalado como una de las tres mayores necesidades de la atención al paciente crónico, la valoración integrada, periódica e individualizada del nivel de riesgo y necesidades. En segundo lugar, señalan la necesidad de disponer de más unidades de referencia multiespecialidad en enfermedades crónicas que requieren de atención especializada y, en tercer lugar, contar con recursos comunitarios para atender otras necesidades no médicas del paciente crónico. Otras necesidades destacadas son el acceso a terapias coadyuvantes necesarias, como la fisioterapia y rehabilitación, y el seguimiento clínico más frecuente del paciente crónico por su médico de atención primaria.
En cuanto a las barreras para prestar una mejor atención a los enfermos crónicos, los profesionales sanitarios destacan, sobre todo, la fragmentación de cuidados entre niveles asistenciales y especialidades (señalado por un 64% como uno de los tres principales impedimentos) y, en segundo lugar, la insuficiencia de recursos profesionales en todos los niveles asistenciales (señalado por un 57%). Otras barreras también destacadas por los encuestados han sido la insuficiencia de los recursos profesionales en atención primaria y la poca atención a la promoción de salud y prevención primaria y secundaria del paciente crónico.
Entre estos profesionales encuestados que sí atienden pacientes crónicos de manera ordinaria, la mayoría (68%) comparte que los sistemas de información clínica que manejan en su centro (historia clínica digital, carpeta de salud, …) facilitan la continuidad de atención al paciente. Solo una parte está de acuerdo en que existen pautas y guías clínicas adecuadas para definir las decisiones terapéuticas en los pacientes con múltiples enfermedades crónicas (61%), que existen procesos asistenciales integrados para los pacientes crónicos complejos o más avanzados (56%) o que el paciente dispone de un plan de cuidados individualizado que define los objetivos asistenciales, establece los cuidados a realizar y la pauta de seguimiento (53%).
Por otra parte, solo un 50% afirma que el paciente crónico dispone de herramientas de comunicación ágiles para comunicarse con el equipo asistencial cuando lo necesita. Por debajo de la mitad de los casos (35%) están los profesionales que afirman que existen sistemas de alerta que puedan requerir de la atención del profesional (hospitalizaciones evitables, readmisión, atención en urgencias, etc.) o una revisión sistemática y periódica por parte del equipo asistencial para valorar la evolución y posibles cambios en el tratamiento y/o plan de cuidados del enfermo crónico. Además, una escasa minoría de los profesionales sanitarios (21%) afirma disponer de incentivos vinculados a los resultados obtenidos en los pacientes crónicos de su unidad, servicio o área de salud.
Los profesionales sanitarios le otorgan suma importancia a la historia clínica electrónica compartida (9,16 sobre diez de media), el trabajo en equipo y la continuidad asistencial (9,05), y la atención coordinada social y sanitaria (9,02) para mejorar la atención del paciente crónico. Destacan a continuación la mejora de la capacidad de resolución y gestión de la demanda por parte de atención primaria (8,5) y el uso seguro y efectivo de medicamentos en pacientes con enfermedades crónicas polimedicados (8,5).
El grado de avance en los últimos cinco años que los profesionales sanitarios otorgan a estas mismas acciones es significativamente menor. La historia clínica electrónica compartida obtiene un 7,09 sobre diez de media, el trabajo en equipo planificado y la continuidad asistencial un 5,4, y la atención coordinada social y sanitaria 5,58.
Tras el uso de la historia clínica digital, las intervenciones de atención a la cronicidad en las que más se ha avanzado en los últimos cinco años son la atención no presencial (6,19) y el uso seguro y efectivo de medicamentos en pacientes con enfermedades crónicas polimedicados (5,86). En todo caso, la mejora de todas estas intervenciones a lo largo de los últimos cinco años es más bien moderada, como se puede observar.
Respecto al tratamiento farmacológico del paciente crónico, los profesionales sanitarios otorgan un “aprobado” a todas las dimensiones de una buena atención farmacológica. Dentro de esta calificación media, la adherencia del paciente al tratamiento prescrito es la que obtiene un mayor grado de satisfacción (6,54 sobre diez de media), seguido del acceso a nuevos medicamentos que han demostrado eficacia (6,45), el consejo y seguimiento farmacoterapéutico del paciente crónico (6,28), y la conciliación de medicamentos en las transiciones del paciente (6,13). Por último, la atención a la prescripción inadecuada y sobremedicación es la que recibe peor valoración (5,74).
Las estrategias de cronicidad de las diferentes comunidades autónomas son generalmente desconocidas por la mayoría de los profesionales. De los encuestados, tan solo un 28% afirma tener algo de conocimiento sobre la estrategia de su Comunidad Autónoma.
Dentro de este 28% de profesionales sanitarios, la mayoría no se muestran muy satisfechos con su planteamiento, especialmente con la disponibilidad de recursos suficientes para su implementación o su influencia para reorientar prioridades en la asignación de recursos (4,94 sobre diez de media). Tampoco parecen muy de acuerdo con que haya significado una diferencia apreciable en la manera de organizar su práctica asistencial o la del servicio o equipo (5,24), con que esté sirviendo para mejorar la interlocución entre especialistas de diferentes especialidades y niveles asistenciales (5,28), con que haya sido suficientemente comunicada a todos los profesionales (5,63), con que facilite la innovación de los profesionales para desarrollar, adaptar y extender buenas prácticas de atención al enfermo crónico (5,8), ni con que haya definido un plan de acción para el centro, hospital, servicio o área de salud, con objetivos e indicadores que se miden periódicamente (5,85).