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El farmacéutico, ‘bisagra’ entre primaria, especializada y el paciente

Josefa León, jefa del servicio de Farmacia del Hospital Morales Meseguer.

El proceso de cronificación de diversas patologías que requieren del uso de medicamentos de dispensación hospitalaria y el papel central que el farmacéutico puede desarrollar en relación a la conciliación de los diferentes medicamentos prescritos para el mismo paciente, con o sin otras comorbilidades sitúa a los profesionales de la farmacia hospitalaria ante un nuevo escenario, en el que su labor se ve por un lado más integrada en la atención clínica con el resto de los equipos del hospital, y por otro lado favorecedor de la comunicación con el médico de cabecera normalmente ajeno a la información relacionada con los medicamentos hospitalarios.

La cercanía con el paciente, que ya no sólo acude al servicio de forma puntual, sino que se convierte en un paciente al que se le va a procurar una atención y un seguimiento, probablemente durante muchos años es el factor determinante.

La creación de la consulta de Atención Farmacéutica para pacientes con migraña en tratamiento con anticuerpos monoclonales subcutánea desarrollada en el servicio de Farmacia Hospitalaria del Hospital Morales Meseguer, de Murcia abunda en el desarrollo de este concepto en el que por un lado ofrece la interacción con los servicios clínicos, atención primaria y el propio paciente.

“Lo que hacemos es contarle al especialista prescriptor y al médico de cabecera responsable último del paciente que es lo que está pasando en esa consulta más allá de aquello que ellos pueden recoger de forma objetiva en sus historias clínicas o en sus informes clínicos que quedan en los sistemas”, explica Josefa León jefa del Servicio de Farmacia del hospital murciano.

El proyecto, que recientemente ha recibido un galardón por para de la Ruta de la Innovación de la Fundación Roche nació con el objetivo conocer la evolución en datos de vida real de tres nuevos fármacos (Erenumab (Aimovig), Galcanezumab (Emgaliti) y Fremanezaumab (Ajovi)), en colaboración con el Servicio de Neurología del Hospìtal.

La migraña, una patología crónica que afecta a personas jóvenes, en comparación a la edad media que habitualmente suelen tener los grupos de crónicos “nos interesaba a nivel de farmacia hospitalaria”, explica Josefa León, ya que este grupo de fármacos suele tener “una serie de efectos adversos que pueden ser prevenibles con cierta educación sanitaria, como pueden ser el estreñimiento y otros como la hipertensión que se les puede seguir de manera concurrente”.

La consulta de atención farmacéutica “se sigue la conciliación con otras terapias que puedan llevar el paciente, las interacciones, el cumplimiento terapéutico, el problema de comprensión y destreza para que la administración del medicamento sea la correcta y obtener los mejores resultados en Salud posibles de los diferentes medicamentos”.

En el caso concreto de este proyecto “estamos contentos”, explica la farmacéutica. La patología es frecuente “se trata de una cefalea de tipo migraña crónica o episódica que afecta a los pacientes más de ocho días al mes, con una serie de características clínicas, entre ellas algunas muy interesantes, tales como que afecta a personas jóvenes, fundamentalmente mujeres” y provoca una importante pérdida de calidad de vida y bajas laborales.

En la toma de decisión en una terapia crónica en una persona joven y laboralmente activa es muy importante considerar la percepción del paciente en relación a los beneficios y riesgos de la medicación prescrita y por tanto el registro Proms (Patien-Repor Outcome Measure Resultados Reportados por el Paciente) o de percepción de la utilidad de un fármaco pueden ser muy útiles para discriminar si circunstancias habituales de la vida activa de estos pacientes u otras razones pueden estar repercutiendo y/o enmascarando el resultado de un fármaco para bien o para mal”.

“Nos pareció que ese grupo de pacientes y ese grupo de fármacos eran muy subsidiarios de tener una consulta diferente donde se pudiera evaluar la calidad de vida con formularios para evaluar este tipo de situaciones, y que nos podía ayudar a monitorizar pronto los resultados del fármaco y conseguir en visitas programadas a los tres o cuatro meses disponer de información suficiente para decidir con el neurólogo si el paciente continua o no con la molécula, en función de si se aprecian los beneficios esperados y si estos están superando los riesgos, o la falta o no de eficacia de ese fármaco”.

En definitiva se trata de realizar una consulta “un poco más amplia que permitiera recabar otras informaciones menos objetiva que nos pudiera a ayudar a nosotros y al neurólogo responsable a tomar una pronta decisión en beneficio del paciente”.

Adicionalmente “el factor de diseñar un formulario de comunicación con el médico de cabecera, que es el eterno olvidado en el proceso hospitalario”, explica Josefa León quien añade que “nosotros articulamos este tema como una mejora de la continuidad asistencial desde el punto de vista de la información”. Muchas veces “los procesos hospitalarios quedan ciego u opacos al médico de cabecera, y sin embargo, cuando las patologías son crónicas hay una buena parte del tratamiento que es hospitalario, que el médico de cabecera no conoce”.

Por ello, en esta consulta se diseña en cada visita farmacéutica un informe farmacéutico para su médico de cabecera. Es un informe que queda en la historia clínica dentro de la web y que puede ser consultado por este médico, o por cualquier otro especialista, indica la farmacéutica.

En el fondo lo que hacemos es “una función de bisagra entre el médico especialista y el de primaria, pero también con el paciente, y con cualquier otro profesional cuyo conocimiento pudiera ser de utilidad como el nutricionista en los casos habituales de estreñimiento”.

“Es una intervención multidisciplinar donde todos los profesionales que pueden aportar su conocimiento para ayudar a un paciente concreto son incorporados. La integración del conocimiento de cada profesional que pueda hacer algo en ese circuito se intenta incorporar y luego los resultados que reporta esa intervención son compartidos por los profesionales que están vinculados con el paciente en algún momento para que puedan tener en cuenta esa información como un factor más del seguimiento del paciente”. Un paciente que, recuerda León, “además puede tener otra patología diferente, o puede estar en seguimiento por otras causas, o que en medio del tratamiento puede tener cualquier eventualidad propias de su vida normal”.

La consulta además “contribuye como factor de seguridad del medicamento en el sentido de que si detectamos durante el proceso de atención farmacéutica, por ejemplo, una interacción, y si a través de la comunicación detectamos algo que pudiera representar un problema de adherencia, estamos previendo esas circunstancias y potenciando el uso eficiente y seguro del fármaco en ese paciente concreto”. “La adherencia es un factor especialmente interesante en la administración crónica de los medicamentos y buscar y encontrar maneras de favorecerla es el siguiente paso del proyecto, que consiste en la administración del fármaco, al menos de sus primeras dosis, dentro del propio centro, de hecho dentro del servicio de Farmacia, a través del personal de Enfermería asignado a este servicio”.

Según explica la responsable del servicio “ya tenemos datos tales como haber detectado algunos efectos como hipertensión, que aparece con muchísima mayor frecuencia que lo descrito en los ensayos, lo cual nos hace muchas veces reconducir nuestra intervención, en relación a los fármacos concurrentes”; no obstante Josefa León aclara que el “proyecto será una tesis doctoral de nuestro servicio de farmacia para poder sacar todo el jugo al proyecto y obtener toda la utilidad posible de los datos recopilados en beneficio de nuestros pacientes”.

La consulta del centro murciano es un ejemplo más del nuevo paradigma en el que se encuentra el papel del farmacéutico de hospital. El farmacéutico “tiene que formar parte del equipo que atiende al paciente. Hay muchas enfermedades que se han cronificado gracias al uso de fármacos de uso hospitalario. En este momento, por ejemplo, tenemos alguna patología oncológica que está cronificada y seguramente mucha más se cronificará”, explica León, que extiende el ejemplo a otras muchas patologías para concluir que “nos toca reinventarnos y desarrollar otras estrategias para conocer al paciente sus precepciones y sus creencias desde el minuto uno que se inicia un tratamiento como medio de aportar valor a la toma de decisiones clínicas ”.

Todo ello sitúa al farmacéutico de hospital “en un entorno mucho más cercano del paciente, como un profesional visible e implicado activamente en su proceso para mejorar sus resultados de Salud. Adicionalmente, nos adjudica el rol de ser bisagra de la continidad asistencial entre el especialista prescriptor y médico de primaria, porque el paciente no va a desaparecer de su consulta”, concluye la responsable del servicio de farmacia.

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