“La compra pública por valor, en cualquier ámbito, es el único camino posible para comprar de forma más eficiente, no hay elección, ya que, comprar valor aporta calidad a los servicios públicos que demandan los ciudadanos y además, genera intangibles muy importantes en el mercado empresarial. Las empresas necesitan un contexto donde el valor, la innovación y la capacidad de aportar nuevas soluciones obtengan una adecuada comprensión en el sector público”. Así se expresó Josó María Gimeno Feliú, catedrático de Derecho Administrativo de la Universidad de Zaragoza, durante la presentación de la II Jornada “Creando valor en Salud a través de la Contratación Pública”.
El evento, organizado por MSD, ha contado con la intervención de reputados expertos en contratación pública, juristas y decisores sanitarios. El objetivo ha sido fomentar un espacio de diálogo para la reflexión que ayude a los decisores públicos sanitarios a profundizar en las peculiaridades de la contratación pública sanitaria.
Gimeno Feliú señaló que, en España, a diferencia de otros países con regulaciones contractuales similares, le falta saber cuál es “la estrella polar de la contratación pública al servicio de la ciudadanía”. Esta guía universal, según aseguró, “no puede ser el precio o el ahorro presupuestario sino el mejor resultado de la prestación desde el nivel más óptimo de calidad posible”. En este sentido, destacó que es esencial “saber adónde queremos ir”, por lo que instó a que la contratación pública dé “un paso hacia delante, más allá del expediente de contratación y del procedimiento” ya que tiene que estar diseñada para obtener la mejor prestación que demandan los ciudadanos. Pese a esta visión, en España, destacó Gimeno “seguimos muy anclados en dar al precio un componente demasiado desproporcionado y lo que produce es poner en jaque la propia regla de igualdad en la comparación de ofertas”.
De este modo, para este catedrático, la contratación pública se debe diseñar desde la óptica de la inversión y no del gasto, teniendo en cuenta “una perspectiva horizontal y no meramente vertical sobre el alcance de la decisión contractual”. Para hacerlo posible, es necesario crear equipos organizativos con “transversalidad y no desconfiar con el fin de lograr un cambio de cultura”. De esta forma, recalcó Gimeno, se debe avanzar “hacía una compra pública, transparente, cooperativa y responsable, proactiva y transformadora, digitalizada, integral”, pero sobre todo alinearse con la mejor calidad de resultados y mejor valor de la prestación, evitando el precio “para cambiar una visión estrictamente economicista por una visión que piensa en los resultados y en los ciudadanos”.
La jornada, fue inaugurada por Ana Argelich, presidenta y directora general de MSD en España, y por Susana Álvarez Gómez, subdirectora general de Contratación del Servicio Madrileño de Salud (Sermas) y todos los participantes han coincidido en la necesidad de un cambio en la cultura de la contratación pública sanitaria, que avance hacia una compra sostenible, flexible y eficaz que incorpore la constante del valor, superando los esquemas tradicionales basados únicamente en el precio.
Argelich ha asegurado que hablar de compra pública y gestión sanitaria basadas en valor supone desarrollar iniciativas que incorporen la voz de los pacientes y respondan a sus necesidades. “La atención sanitaria no debe ser solo un proceso mecánico; cada paciente es una persona con necesidades específicas. Por ello, en MSD llevan años comprometidos con este nuevo modelo de transformación sanitaria y seguirán trabajando en la misma línea, centrados en el paciente y haciendo compatibles los conceptos de “eficacia sanitaria” y “sostenibilidad económica”, en un contexto de colaboración y diálogo entre todos los agentes, incluido el sector biofarmacéutico”.
Además, ha incidido en la sostenibilidad como pilar fundamental para el cambio: “es necesario un cambio de cultura en la contratación pública sanitaria, hacia una compra sostenible, flexible y eficaz que incorpore la constante del valor y contribuya a mejorar la equidad en el acceso a la innovación biomédica, superando los esquemas tradicionales basados únicamente en el precio”.
Por su parte, la subdirectora general de Contratación del Servicio Madrileño de Salud, quiso destacar que la administración sanitaria es consciente de la necesidad de incorporar a los hospitales y centros de salud la innovación disponible en el mercado sanitario con el único fin de procurar una mejora sanitaria a nuestros pacientes y además, la industria farmacéutica reclama poner en valor toda la aportación que realiza al SNS al proporcionar esas soluciones tecnológicas más avanzadas para la detección diagnóstica y tratamiento de las enfermedades en beneficio de los pacientes y de la sociedad en su conjunto. En este sentido, señaló que tanto el sector público como privado tienen como objetivo común procurar esa atención basada en valor siendo necesario poner al paciente en el centro del sistema.
Álvarez refirió, en relación con la contratación pública, que “la licitación pública debe superar la tradicional idea del suministro como servicio y pasar a la compra basada en valor”, siendo imprescindible si se “quiere mejorar los procesos asistenciales”. De este modo, aseguró que la contratación pública debe tener carácter estratégico siendo necesario avanzar en una mejor calidad-precio. Para ella, “se establece por vez primera que los órganos de contratación velen por criterios de adjudicación que permitan soluciones innovadoras, eficientes, de calidad y que contribuyan en la seguridad y bienestar de los pacientes y los profesionales sanitarios”.
Omitir la búsqueda de valor en favor de un coste inferior puede ocasionar graves problemas. “No podemos obviar que sistemas de valoración basados en precio han conducido a una ejecución de contratos que no han podido ser ejecutados o que incluso han ocasionado costes por externalidades negativas”, señaló, Álvarez, quien indicó que en muchos casos “pagar menos acaba con el resultado de gastar más”.
Por ello, según dijo, estamos ante un cambio de paradigma como es la compra por valor. Siendo necesario desarrollar criterios que definan en qué consiste la solución y cómo se implementará. Por ello, es esencial “progresar en el diseño de la metodología que permita la compra basada en valor y que permita alcanzar el objetivo de la atención con la mejor calidad-precio”.
La Ley de Contratos, una herramienta, no un fin
El encuentro contó la ponencia titulada “Creando valor en salud a través de la contratación que corrió a cargo de Javier Vázquez Matilla, experto en contratación y CEO de Lexlab. Este experto destacó la necesaria apuesta por una compra pública basada en valor. Según dijo, la actual ley de contratos, vigente desde hace cinco años, es una regulación “absolutamente burocrática y compleja y parte de la absoluta desconfianza por parte de los gestores”.
Para Vázquez la “ley tiene que ser una herramienta y no una finalidad en sí misma”. Es necesario contar con elementos de comparación e implantar una metodología, aseguró. En este contexto, destacó que “es necesario pasar de las palabras a los hechos, hacer real la compra de valor y la compra estratégica. Poner el foco en el paciente y en el clínico y compartir riesgos y resultados entre administraciones y proveedores”.
En este sentido, matizó que es necesario “conocer qué es lo que necesitamos, para qué y qué resultados queremos obtener”. Además, puso especial énfasis en resaltar que el coste tiene que ser calculado y para ello se debe medir, y en el ámbito sanitario es posible”. Por ello, aseguró que hay que introducir estos mecanismos de medición en los contratos ordinarios para comenzar a magnificar y hacer exponencial la introducción del valor. Es decir, si no tenemos datos, como vamos a saber lo que tenemos que valorar. Y en este contexto, apelo a la necesidad de implicación del sector privado para ofrecer el valor añadido.
Para él, incluir el valor es sencillo, pero es necesario transformar el enfoque tradicional que existe y crear contratos flexibles, sobre todo en la ejecución. Por ello, apostó por la implantación de contratos dinámicos.
Vázquez destacó como beneficios la optimización del gasto, la mejora en la calidad asistencial y su contribución a la sostenibilidad económica del sistema de salud. Por último, este experto también hizo alusión a la necesidad de cambios organizativos.
Por otro lado, la jornada contó con una mesa de debate en la que participaron Miguel Ángel Calleja, jefe de Servicio de Farmacia Hospitalaria en el Hospital Universitario Virgen de la Nieves; Josep María Guiu, director del Área de Farmacia y del Medicamento del Consorcio de Salud y Social de Cataluña (CSC) e Inmaculada Tomás Sánchez, jefa de Servicio de Contratación de la Dirección de Recursos Económicos del Servicio Gallego de Salud, también se abordó la contratación por valor. Y de forma unánime se coincidió en la necesidad de un cambio de cultura en la contratación pública y avanzar hacía una compra sostenible, flexible y eficaz que incorpore la constante del valor, superando los esquemas tradicionales basados únicamente en el precio.
Por su parte, Inmaculada Tomás, desde una perspectiva gestora, señaló que la compra por valor es “dejar de comprar por precio” y apostar por la compra teniendo en cuenta lo que aportan, y no solo para el paciente sino también al conjunto de la sociedad, ya que según dijo, “aporta riqueza para el país”. Según dijo, la inclusión del valor, no tiene porqué vincularse al objeto del contrato, sino más bien a la finalidad en las compras públicas. Criterios sociales y medioambientales, deben incluirse en la contratación, aseguró esta experta. Según ella, “hay que empezar a comprar por valor y no por precio, ya que lo barato es caro” puesto que en muchas ocasiones “se compran cosas que luego no se utilizan”, matizó la responsable gallega.
Miguel Ángel Calleja señaló que, “debemos dejar de comprar cajas de medicamentos y comprar lo que producen: curar, prevenir y controlar enfermedades”. Además, quiso transmitir que los farmacéuticos de hospital apuestan por la individualización ya que todos los pacientes son diferentes entre sí y que esta individualización “va en contra de una excesiva protocolización o querer siempre la opción más económica”.
Calleja matizó que para él, dentro del valor debe incluirse la eficacia y la seguridad en los tratamientos, la conveniencia para los pacientes, así como el coste y la eficiencia. Y, añadió que la eficiencia “no es siempre lo más económico”. A este respecto aseguró que durante mucho tiempo en las evaluaciones de los farmacéuticos de hospital se ha pretendido “hacer igual lo distinto para poder decidir según una minimización de costes por el precio”. Por ello, explicó que es necesario trabajar por la eficiencia, añadiendo el tiempo de valoración, y utilizando herramientas como los acuerdos de pago por resultado para evitar la situación según la cual “los pagadores tienden a dar demasiada importancia al corto plazo y no al medio y largo plazo”.
Para Josep Maria Guiu, el problema principal es que no existe una definición de valor sobre la que exista un consenso. No obstante, es importante tener en cuenta que “al final lo que se busca es eficacia y que se aporte valor”. Para él, el valor que se aporta tiene que ser reconocido. En este sentido, señaló que debe valorarse “la sostenibilidad ambiental y los esfuerzos que realiza la industria para mejorar y reducir ese impacto, así como el desarrollo social”. Además, hizo referencia a la importancia de la innovación. Guiu señaló que estos elementos de valor deben tenerse en cuenta, más allá de la eficacia y seguridad que proporcionan los medicamentos. Sin olvidar, que se pueden medir, siendo fundamental para su incorporación en la contratación.
En la clausura, Gimeno concluyó señalando que hacer contratación pública y valor es “conforme a derecho y es lo que hay que hacer”. Para él “comprar valor ya no es algo potestativo, es obligatorio, no hay elección”, aseguró.
Por ese motivo, según este catedrático, el camino “sí o sí, es el valor”, el camino no es ahorrar ni es el precio más bajo,” el camino no es hacer siempre lo mismo, debe ser la mejor satisfacción del interés general para los ciudadanos al que no debemos todos los que estamos en la gestión pública y este el reto al que nos debemos”, sentenció.