El programa Áthento, nació en 2015 en el Hospital Gregorio Marañón, de Madrid. Se trata de un proyecto desarrollado por el centro madrileño y una empresa externa para crear una herramienta inteligente que sirviera de apoyo a la toma de decisiones médicas pero también como ayuda a la prescripción médica y validación farmacéutica de los tratamientos de pacientes ingresados.
Desde entonces han sido varios los hospitales que, con mayor o menor fortuna han tratado de implementar el proyecto dentro de su propia realidad asistencial. Uno de ellos ha sido el Hospital de la Línea de la Concepción en Cádiz, hospital comarcal del Área de Gestión Sanitaria Campo de Gibraltar Este, donde el sistema, no solamente ya funciona, sino que en su Farmacia Hospitalaria están ya trabajando en el desarrollo de nuevas funcionalidades, como es integrar también toda la farmacia ambulatoria del hospital.
María Sánchez Argáiz, farmacéutica hospitalaria de este centro, presentó recientemente en el congreso de la Sociedad Andaluza de Farmacia Hospitalaria (SAFH) el trabajo que se está desarrollando en su servicio. Según explica, que pese aunque aún le queda un desarrollo más homogéneo, esta herramienta es un recurso que “nos abre un campo de posibilidades infinito”. El programa permite cruzar datos clínicos (analíticos y microbiológicos), integrando la historia clínica del paciente, gestionada a través de Diraya en Andalucía con la prescripción electrónica y tras integrar toda esa información y en base a unas reglas ya predefinidas genera unas alertas diarias sobre paciente en posible riesgo de sufrir un evento adverso.
Sánchez Argáiz indica que “la herramienta no sólo detecta alertas de seguridad, sino que también nos permite optimizar el tratamiento y lo más novedoso es que lo hace a tiempo real. En una o dos horas desde que se prescribe un fármaco o desde que se valida el dato analítico, salta la alerta. Lo bueno que tiene esta herramienta es que funciona a tiempo real”, indica.
Sin embargo la implantación de un programa desarrollado en principio para un hospital nacional, fue en el caso de La Línea “muy costosa, no solamente en nuestro centro, sino en muchos hospitales que se quedaron a medio camino por problemas con el servidor, dificultades en la integración o errores en la recepción en la mensajería”. “En nuestro caso tardamos 1 año en empezar a rodar. Si se pretende optimizar la herramienta se requiere de unos recursos humanos importantes a la hora de, no solamente generar nuevas reglas, sino también de realizar una comprobación de que todo funciona correctamente”.
Sánchez asegura que en este programa, como en todo, “tiene sus pros y sus contras al final; es verdad que es una herramienta muy útil, es una apuesta total por la seguridad del paciente. No es una herramienta que actualmente nos permita quitar trabajo en la validación de tratamientos, pero si nos permite llegar a muchos más pacientes que estarían en riesgo de sufrir un evento adverso”.
También indica, tiene un papel importante en la integración del farmacéutico en el equipo asistencial. La farmacéutica indica que “al final necesitamos el apoyo y la implicación de de otros servicios como Laboratorio o Microbiología, e incluso la puesta en común con servicios médicos en la generación de reglas que nos permitan la detección de posibles errores de medicación, o incluso propuestas para la optimización de tratamientos con intervenciones estandarizadas. Esto lleva a integrarte también en los equipos multidisciplinares, porque al final lo que hace el farmacéutico es generar unas recomendaciones muy útiles y relevantes basadas en la evidencia científica y actualizada, que el médico puede no detectar en el momento de la prescripción. Por tanto el grado de aceptación en los servicios clínicos “es bastante alto”.
A la hora de valorar la implantación del programa en un hospital comarcal como el suyo, Sánchez Argáiz asegura que “es una inversión en seguridad totalmente novedosa porque permite en tiempo real detectar esos posibles pacientes, candidatos de intervención, me permite visualizar esos datos clínicos incluso históricos junto a una prescripción electrónica errónea cosa que de otra manera sería muy complicada y te permite incluso registrar todas esas intervenciones en un clic”. Por el contrario, “la inversión económica es bastante considerable y además hay módulos de prescripción, por ejemplo el de receta XXI (prescripción domiciliaria), o el módulo de Oncología(Farmis), que actualmente no se pueden integrar integrar.
Desde su punto de vista, estas herramientas son en su conjunto “el futuro”, pero también añade un llamamiento a la colaboración. Su desarrollo “también debe pasar porque todos los hospitales que tenemos esta herramienta pudiéramos trabajar en común, que cada hospital pudiera trabajar en un área y que posteriormente esos desarrollos se pudieran compartir”.
En el caso del hospital del Campo de Gibraltar, “queremos meternos un poco más en pacientes externos que reciben medicación hospitalaria, sería realizar un seguimiento farmacoterapéutico de estos pacientes, y en el caso de pacientes ingresados, generar conocimiento priorizando a los pacientes ancianos”
Igualmente recuerda que también en Andalucía, otros hospitales han conseguido implantar la herramienta, como es el caso del Hospital Virgen de las Nieves y el Hospital Universitario San Cecilio. Este último hospital se ha centrado mucho más en intenciones PROA, desarrollando la parte de Microbiología, mientras que el Hospital Virgen de las Nieves ahora mismo está trabajando cuestiones de farmacocinética y farmacogenética.
Se trata de una apuesta a futuro”, asegura la farmacéutica que reitera la necesidad de colaborar entre centros, pero también en un mayor desarrollo a nivel técnico y de soporte informático y organizativo: “Es una herramienta muy potente, pero que todavía está un poquito en pañales; necesita dentro del ámbito informático un poquito más de impulso”.