Una de las funciones principales de los farmacéuticos de hospital es la de la monitorización de la farmacoterapia en busca de posibles errores de medicación que puedan poner en peligro la buena salud e incluso la vida de los pacientes. Pero, de cara a la realización de estos ajustes, son múltiples las variables clínicas que entran en juego, por lo que toda la información con respecto al estado de salud puede resultar útil. Ése es precisamente el principal valor que aporta Higea (Herramienta Inteligente de Gestión de Efectos Adversos), un sistema inteligente gestado con el liderazgo del Servicio de Farmacia del Hospital General Universitario Gregorio Marañón, que ayuda a cruzar los datos clínicos del paciente y generar alertas sobre la conveniencia del tratamiento pautado.
"Normalmente, disponemos de sistemas que no se hablan entre sí. Con esta herramienta, en cambio, conseguimos integrarlos", explica Sara Ibáñez, farmacéutica especialista del Gregorio Marañón, que ha centrado su tesis doctoral en Higea. Concretamente, los que han confluido hasta ahora son los datos del programa de prescripción farmacológica; los resultados de las pruebas de laboratorio (bioquímica, hematología, inmunología, genética, etc), y los resultados de microbiología. El próximo paso, indica Ibáñez, "consistirá en incorporar la historia clínica electrónica".
Una vez reunida toda la información, se trata, prosigue, "de aplicar el conocimiento científico disponible", para lo que han desarrollado cuatro bloques de reglas clínicas consensuadas por equipos multidisciplinares: una centrada en el ajuste posológico en pacientes con insuficiencia renal; otra orientada a la adecuación de la terapia anticoagulante/antiagregante; una más para la detección de toxicidades bioquímicas/hematológicas, y una última para optimizar la terapia antibiótica/antifúngica. El sistema se encarga de relacionar los datos y generar alertas individualizadas para cada paciente, con recomendaciones específicas para realizar los cambios en el tratamiento.
Para ilustrar la contribución del nuevo sistema a la práctica clínica habitual, Ibáñez, respaldada en todo momento por la jefa de Sección Logística, Ana Herranz, y la jefa del Servicio de Farmacia, María Sanjurjo, pone como ejemplo la identificación de un "un paciente anticoagulado con Sintrom y que presenta un INR de 6, al que el sistema recomienda la suspensión del tratamiento por riesgo de hemorragia". También alude al caso de "otro paciente en tratamiento con antibiótico meropenem 1 gramo cada 8 horas, al que se le detecta filtrado glomerular de 15 ml./m., y en el que habría que reducir la dosis a 500 mg. cada 12 horas porque su riñón no elimina bien el fármaco y le puede producir toxicidades".
Resultados obtenidos
Hasta la fecha, los resultados obtenidos con esta nueva forma de operar han sido relevantes, lo cual ha permitido que los farmacéuticos de este hospital lo integren de buena gana en su día a día. En el apartado clínico, Ibáñez asegura que "se ha duplicado la tasa de detección de errores de medicación". "Eso supone", enfatiza Herranz, "que estos errores no han llegado a alcanzar a los pacientes". Además, prosigue Ibáñez, "hemos observado que los errores que detectamos son de mayor gravedad, ya que éstos suelen estar relacionados con parámetros analíticos, como es el caso del INR en los pacientes anticoagulados".
Pero los beneficios no se quedarían ahí, y es que las primeras estimaciones realizadas por el Servicio de Farmacia del Gregorio Marañón hablan de "un ahorro de más de 2 millones de euros anuales gracias a la implantación de la herramienta". Para explicarlo, hacen referencia de nuevo al "paciente que alcanza un INR de 6, nadie se da cuenta, tiene un sangrado y tiene que ser derivarlo a la UCI para, por ejemplo, un ingreso de seis días, en una unidad donde las estancias son el doble de caras que en el resto". A este ahorro habría que sumar el que se derive de la incorporación de la información de la historia clínica electrónica, que permitirá la generación de alertas adicionales relacionadas, por ejemplo, con el paciente mayor, pediátrico, oncológico, etc. "Los usos potenciales del sistema son ilimitados", aventura Herranz.
Aprovechamiento de recursos
En el plano económico también cabe destacar el hecho de que el desarrollo del sistema, llevado a cabo entre 2013 y 2014, no haya costado nada al hospital, ya que recibieron para ello una ayuda del Ministerio de Sanidad, a través del Fondo de Investigación en Salud (FIS) que gestiona el Instituto de Salud Carlos III. Una vez concluido, ya en 2017, fue seleccionado también como uno de los 10 mejores proyectos dentro del Programa Health Start, de la Fundación Madrid+D, a través del que han recibido el asesoramiento necesario para dotar al proyecto de una propiedad intelectual para poder ser comercializado.
De hecho, los derechos de propiedad intelectual del software y el hardware de los que se compone Higea son compartidos por la empresa Yerbabuena y el Instituto de Investigación Biomédica Gregorio Marañón, que han llegado a un acuerdo para el reparto de los beneficios que genere. A día de hoy, el sistema ya está instalado en el Hospital Virgen de la Arrixaca, de Murcia y desde el Servicio de Farmacia del Gregorio Marañón hay esperanzas puestas en que pronto pueda ser implantado en otros hospitales de Andalucía y Madrid, con los que ya se está trabajando.