Un estudio de las aplicaciones móviles destinadas a pacientes con cáncer, dado a conocer en la última edición de la revista Farmacia Hospitalaria, indica que solo el 50,6% de ellas “presentaban una evidencia científica suficiente”, algo menos de la mitad (el 48,8%) han sido desarrolladas por organizaciones sanitarias y únicamente un 16,9% de ellas pueden utilizarse en español.
El auge de las aplicaciones para pacientes con cáncer ha inspirado un trabajo que analiza estas herramientas. Los investigadores consideran que, por la complejidad del tratamiento, la responsabilidad cada vez mayor de los pacientes en cuanto al cumplimiento (muchas veces oral) y la severidad de potenciales complicaciones derivadas de un mal empleo de los medicamentos, el profesional sanitario podría tener un papel fundamental” no sólo en la revisión o verificación del contenido de estas app, sino también en su prescripción al paciente más adecuado y en la recomendación de las más fiables”.
Los autores descargaron para analizar 166 aplicaciones pensadas para pacientes con cáncer, de las cuales 75 estaban disponibles en Android, 59 en iOS y 32 en ambas plataformas. Únicamente 20 de ellas eran de pago, con un coste medio de 2,15 €.
El cáncer de mama fue el contenido más frecuente (23,5% de las aplicaciones), seguido del cáncer de piel (9%). El 52,4% actualizaron el software en el último año. En cuanto al idioma, el 98,2% de las app descargadas utilizaban el inglés, el 1,8% en español y el 15,1% podían funcionar en ambos idiomas.
Los autores matizan que las herramientas que recurren a los teléfonos móviles han mostrado efectividad en distintas patologías. Así, se ha visto que un sistema de telemedicina que registra los efectos adversos, y el asesoramiento en el manejo de la toxicidad pueden ser útiles para aumentar la seguridad.
Una revisión bibliográfica ha planteado que las intervenciones a través del móvil que utilizan recordatorios o mensajes pueden contribuir a obtener mejores resultados en salud, y que pueden mejorar la comunicación médico-paciente.
Otros trabajos han sugerido que hay beneficios en salud derivados de cambios del comportamiento, el incremento de la adherencia terapéutica y el mejor control de la enfermedad.
No obstante, otras revisiones indican que solo un 17,2% de las aplicaciones proporcionan herramientas para el autocuidado, la prevención o la detección, “un porcentaje muy parecido al observado en nuestro estudio”, escriben los autores.
Actualización
Uno de los factores que más preocupa en cuanto a las app es el grado de actualización. Así, se ha visto que solamente la mitad de ellas fueron actualizadas en el año anterior a la realización del análisis, y que en un 30% de los casos la última actualización tuvo lugar hace más de dos años.
“En una patología como el cáncer, en constante evolución, es necesaria una actualización continua. Solamente en España, en el año 2012, se autorizaron nueve tratamientos nuevos en el campo de la onco-hematología. Asimismo, hemos encontrado app referentes al cáncer de mama que a pesar de estar validadas por profesionales médicos, incluían contenido obsoleto”, advierten.
Validación
En España no existe un marco regulatorio específico para la validación de estas herramientas, aunque sí se han puesto en marcha iniciativas con este objetivo en Andalucía y Cataluña. Algunas entidades, como el NHS (Sistema Nacional de Salud) británico y la Agencia de Calidad Sanitaria de Andalucía otorgan sellos de calidad a aplicaciones móviles en salud.
En este estudio solo una de las app analizadas contaba con sello de calidad.