El conflicto entre Junts y Mónica García, ministra de Sanidad, se intensifica por las discrepancias en la gestión del sistema sanitario catalán. La diputada Pilar Calvo volvió a marcar líneas rojas a las intenciones de Mónica García al frente del Ministerio de Sanidad. De nuevo, la diputada catalana reiteró que la ley de gestión pública que prepara Sanidad atenta contra el modelo sanitario de la región, al igual que las leyes de universalidad, equidad o la Agencia Estatal de Salud Pública, que “pisan” las competencias catalanas.
Por todo ello, en el marco de una pregunta parlamentaria en la sesión de control al Gobierno, Calvo insistió a García en que el modelo sanitario catalán, “construido a lo largo de siglos por la sociedad civil” y “referente, pese al ahogo económico” al que está sometido, “no se toca”, ya que eso es “una línea roja para Junts”. Por ese motivo, pidió a García que recordara a Hipócrates y su primum non nocere.
De nada ha servido que la intención del ministerio, según la consulta pública previa iniciada para la tramitación de esta norma, planteara la intención de indultar la gestión privada sin ánimo de lucro, mayoritario en Cataluña. La diputada catalana, tal vez aún en clave electoral, acusó a García de convertir el modelo sanitario catalán en “víctima de su guerra con Ayuso” y rechazó, en caso de hacerse efectivo, que los catalanes tuvieran que “renunciar a ser atendidos dentro del sistema público en centros referentes como San Juan de Dios, la Fundación Puigvert, el Instituto Goodman y todas las fundaciones sanitarias como Mutua de Terrassa, Mollett, Palamós”.
Por ese motivo, reclamó a García que deje de “pisar” competencias autonómicas y “coger músculo” con ellas, y se centre en “hacer bien su trabajo”, por ejemplo, garantizando las existencias de más de 800 medicamentos y productos sanitarios con problemas de abastecimiento en las oficinas de farmacia o con medicamentos que tardan más de 600 días desde que los aprueba la Comisión Europea.
Respeto por el sistema catalán
La contestación de la ministra fue encaminada a mostrar su admiración por el modelo sanitario catalán. “Este Gobierno no solo respeta el modelo sanitario catalán, sino que, como gobierno que está preocupado por la salud de los ciudadanos, como el Gobierno catalán, colabora, coopera y aprende de aquellos gobiernos que son capaces de hacer políticas sanitarias, que ponen a los pacientes y la salud en el centro”, aseguró García.
Respecto de las acusaciones de invasión de competencias, sin hacer referencia a las quejas sobre leyes concretas, García dijo que “poner la salud en el centro, la universalidad, ampliar la cartera de servicios no invade ninguna competencia, al revés”.
Además, García volvió a decir que el modelo catalán es un sistema mixto Beveridge-Bismarck, justificándolo por la provisión mixta de servicios, pese a tener la misma financiación, por impuestos, que en el resto de España. A este respecto señaló que es “perfectamente respetable” porque es un “modelo que está mayoritariamente soportado por la falta de ánimo de lucro”.
En este sentido, aseguró que hay una “máxima” que comparte el Gobierno de España con el catalán, que es que ambos “priorizan la salud por encima de los intereses privados y por encima de los negocios”. La ministra insistió en este argumento al decir que “cada euro de los impuestos de cada uno de los ciudadanos que van destinados a la salud, tiene que ir destinado, única y exclusivamente, al cuidado y a la protección de la salud”, para lo que comprometió su norma contra la corrupción sanitaria.