Estamos al inicio de una nueva legislatura que, lamentablemente, será muy dura en lo político, con enfrentamientos y un ruido permanente. Eso, como es lógico, salpicará también a la Sanidad y, como es de esperar, no traerá nada bueno.
En los últimos 45 años ha habido 26 ministros de Sanidad. Ni dos años de media. Y es posible, según los mentideros, seguro, que para esta nueva etapa el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, nombre a un ministro (ministra se atrevía a confirmar hace un par de días Rafael Bengoa) al frente del Ministerio de Sanidad que sustituya a José Miñones. Sería el número 27 de la democracia.
Estos mismos rumores apuntan desde hace tiempo a que Sánchez podría entregar la Sanidad a Sumar y que serían los de Yolanda Díaz los encargados de nombrar a un ministro. Es cierto que cuentan con figuras destacadas y con experiencia sanitaria, como Mónica García, e incluso con experiencia en gestión, como el diputado y exdirector de Salud Pública de Asturias, Rafael Cofiño. Sin embargo, soy de la opinión de que el PSOE no va a ceder la Sanidad a otro partido. Estamos a pocas horas de ver si estoy equivocado, como la mayoría de los rumores apuntan.
En los muchos gobiernos de coalición que el PSOE ha tenido en las comunidades autónomas desde 2015, nunca ha cedido la Sanidad. Esto incluye tanto los gobiernos formados con Podemos, como aquellos planteados con Coalición Canaria o el Partido Regionalista de Cantabria, así como los acuerdos a múltiples bandas en Comunidad Valenciana, Navarra o Baleares. La Consejería de Sanidad siempre estuvo liderada por un miembro del PSOE.
Pero más allá de la persona que finalmente ocupe el sillón de la planta noble del Paseo del Prado 18, lo más importante es que sea una persona con talante dialogante, que escuche y que se rodee de técnicos adecuados que pongan por delante la evidencia y el sentido común a la ideología.
La Sanidad es una competencia transferida a las comunidades autónomas, y en 12 de ellas, gobierna el Partido Popular. Es decir, que el ministro elegido por Sánchez va a tener que colaborar estrechamente con una gran mayoría de consejeros de un partido diferente al suyo. Pocas veces se ha visto esta situación. A ello se le añade como elemento clave que la coordinación del Consejo Interterritorial del SNS (CISNS) se ha decidido que se realice en forma de Conferencia Sectorial, en la que, pese a la dirección del Ministerio, habría asuntos que se deberían dirimir por votación.
Más allá, los programas electorales de los partidos del Gobierno van a tener matices en la mayoría de los casos, pero también diferencias abismales en la visión de algunas de las políticas a llevar a cabo. Un ejemplo muy claro sería el papel de la colaboración público-privada, más importante ahora si cabe que nunca, en el ámbito sanitario y la utilización de fórmulas de gestión indirecta que están muy implantadas en gran parte del sistema sanitario y social. El acuerdo de gobierno de coalición firmado por Pedro Sánchez y Yolanda Díaz vuelve a poner encima de la mesa la tramitación de la Ley de Equidad, que atacaba esta gestión indirecta.
Considero poco probable y no deseable imponer una manera de gestionar basada solo en ideología y sin un análisis técnico independiente previo. Además, tenemos una estructura de gobierno descentralizada que permite explorar distintas fórmulas que serán valoradas por los ciudadanos cada cuatro años, dado que la Sanidad es uno de los servicios más necesarios. Este debería ser uno de los elementos clave del SNS, probar y trasladar experiencias de gestión que ayuden a mejorar el sistema.
Por todo ello, me atrevo a sugerir como ideal que José Miñones pueda continuar al frente de la Sanidad. Es una persona dialogante, que lleva ya unos pocos meses en el sector, que se lo está recorriendo como nunca antes hizo algún ministro y que, por tanto, ha adquirido un conocimiento que a otros les hubiera costado años.
La sanidad se merece una estabilidad en las personas (ministro y resto de estructura directiva) y en las políticas de manera que puedan avanzar poco a poco hacia un mínimo consenso político sobre el SNS ya que soy consciente de que hablar de pacto a estas alturas (y por bastante tiempo) me haría quedar como demasiado naïve.
José María López Alemany es director de Diariofarma.