La irrupción de nuevas necesidades en salud condiciona la aparición de nuevos modelos asistenciales basados en la cogestión de procesos, la redefinición de competencias profesionales y la necesidad de disponer de elementos que aseguren la información necesaria para la plena integración en los sistemas sanitarios. En torno a estas cuestiones se ha centrado la mesa redonda “Cogestión de procesos crónicos y TICS”, moderada por Francesc Pla, vicepresidente del COF de Barcelona, que tuvo lugar ayer en el marco de Infarma Barcelona 2015.
En el encuentro participaron como ponentes: Carles Blay, responsable operativo de Programes de Prevención y Atención a la Cronicidad de la Generalitat de Cataluña (Piassis); Carlos Gallego, coordinador i-salud y responsable de la oficina de estándares e interoperatividad de la Fundació TicSalut del Departament de Salut de la Generalitat de Cataluña y Francesc García Cuyàs, director de la Fundació TicSalut del Departamento de Salut de la Generalitat de Cataluña.
Pla señaló “la necesidad de que el anhelo de coordinación entre los farmacéuticos y el resto de agentes del sistema sanitario no se quede en esta ponencia, sino que su cumplimiento se haga realidad”, recordando que “la coordinación e integración son fundamentales, especialmente en el control de la cronicidad, para cualquier sistema nacional de salud”.
En ese sentido, las prácticas compartidas centraron el discurso de Carles Blay, que participó en representación de Albert Ledesma, director del PIASSIS: “hoy asistimos a un cambio de paradigma del paciente con mayor prevalencia: podemos decir que 4 de cada 5 personas que acuden a la farmacia morirán a causa de la progresión de 4 ó 5 enfermedades crónicas. Hace 20 años esto no pasaba. Por tanto, ha cambiado el perfil del paciente, que hoy acumula cronicidad, va avanzando hacia fases más complejas y requiere diferente tipo de atención dependiendo de esas fases (preventiva, curativa, paliativa)”.
Ese tipo de paciente complejo crónico requiere ser atendido por diversos profesionales sanitarios, por lo que “ninguno de ellos puede tomar decisiones solo, ya que entre 6 y 13 profesionales intervienen en su tratamiento”. A esta complejidad hay que sumarle la “infinidad de modelos organizativos existentes que lleva a que el propio paciente, en ocasiones, no sepa qué profesional está llevándole”.
Por tanto, para el responsable operativo de Programas de Prevención y Atención a la Cronicidad de la Generalitat de Cataluña, “la cronicidad no podrá ser nunca una práctica individual sino todo lo contrario, pues precisa una forma interactiva de tratar a estos pacientes”. De ahí “la importancia del prefijo “co”, que constituye la esencia de cómo tratar al paciente en el siglo XXI: la colaboración y la coordinación son fundamentales. Pero, para ello, se requiere compartir tecnologías y objetivos”.
Sin embargo, “históricamente, el ejercicio de las profesiones de la salud proviene de una tradición individualista. Hablamos de una historia de egos, de talentos individuales, desde hace 50.000 años, en la que la colaboración no tenía lugar, no formaba parte de su esencia. Por ello, este nuevo paradigma supone un salto cultural enorme, como también lo será el empoderamiento del paciente, que veremos en 5 o 10 años”, afirmó Blay.
Este cambio de modelo “obligará al replanteamiento de la deontología de los profesionales” y concluyó que “el médico que, en el siglo XXI, no colabore con el resto de agentes sanitarios, no será un buen profesional. Las buenas prácticas deberán ser colaborativas para resolver adecuadamente las necesidades del paciente. Por tanto, solamente con la adopción de las TIC, podremos llevar a la práctica una gestión conjunta. De esta forma, las tecnologías nos permitirán un retorno al humanismo, a las prácticas compartidas”.
Interoperabilidad, procesos integrados e interacción, claves del nuevo modelo
Por su parte, Carlos Gallego destacó que “en el nuevo modelo, el ciudadano es interactivo y se sitúa en el centro. Interactúa con muchos agentes: Atención Primaria, Urgencias, diagnóstico por la imagen, seguimiento en casa, autocuidado, farmacia y un largo etcétera. Todos estos agentes están interrelacionados y requieren información”.
Este nuevo paradigma se está construyendo “bajo una sólida estructura organizativa, respetando las normas internacionales, garantizando y promoviendo la independencia de los sistemas, así como garantizando su diversidad, con la disposición de infraestructuras, definiendo principios comunes y construyendo componentes comunes, además de formalizar el conocimiento”.
Todo ello “con la garantía de la calidad de la información y la seguridad de las nuevas fuentes, en las que es el ciudadano quien proporciona los datos, gracias a los nuevos servicios de empoderamiento. En ese sentido, las dos principales fuentes de información son la historia clínica electrónica y canal personal de salud” a las que se unen, en Cataluña, “la tarjeta sanitaria e i-SISS.cat”.
Precisamente en el proyecto i-SISS.cat se ha centrado F. García Cuyàs, que ha definido como “un proyecto funcional de interoperabilidad para facilitar la integración entre los diferentes sistemas de información de los proveedores de salud y servicios sociales, basado en la autonomía de gestión”. Y es que “gestionar la información de manera correcta es imprescindible para dar respuesta a la integración asistencial. Con estas herramientas de colaboración, conseguiremos mejorar la calidad de los servicios prestados al paciente”.
De esta forma, Cuyàs sostiene que el futuro de la atención sanitaria “pasa por la interoperabilidad, los procesos integrados y la interacción con el ciudadano”. Sin embargo, una de las principales trabas a superar es “la utilización de herramientas del siglo XXI con legislación del siglo XIX a la hora de aplicar un modelo adecuado para compartir la información: la legislación debe, por tanto, adaptarse a esta nueva manera de hacer”. A ello se une, además, “la necesidad de cambiar los modelos organizativos”.
Gracias a este modelo común de interrelación, “gestionaremos los procesos asistenciales de forma transversal, pasando de pedir información a tenerla a nuestro alcance”. Cuyàs también ha destacado que, a través de este proyecto, en el que participan CatSalut, el Departamento de Salut de la Generalitat de Cataluña, ticsalut y CTTI (Centro de Telecomunicaciones y Tecnologías de la Información) “se mide la eficiencia, los indicadores y el benchmarking entre procesos”.