Las estrategias para introducir Servicios Profesionales Farmacéuticos Asistenciales, así como la identificación de las barreras que lo impiden fue el objetivo de una de las mesas celebradas en el X Congreso de Atención Farmacéutica y que sustituyó a una que, por motivos inesperados de agenda no pudo celebrarse.
Moderada por Ana Dago, presidenta del Comité Organizador del Congreso y patrono de Pharmaceutical Care, Jordi Dalmases, presidente del COF de Barcelona y del Consejo de Colegios de Farmacéuticos de Cataluña; Miguel Angel Casado, director de Pharmacoeconomics & Outcomes Research Iberia (PORIB); José Ibáñez, farmacéutico comunitario y ex presidente de Sefac y Alberto Virués, farmacéutico comunitario y miembro de la comisión de Servicios Profesionales del Cacof y patrono de Pharmaceutical Care analizaron esta cuestión.
Dago se preguntó por los motivos por los que la Atención Farmacéutica, tras más de 20 años de trayectoria, todavía no es una actividad incorporada plenamente a la clínica y actividad habitual de los farmacéuticos. La presidenta del Comité Organizador del Congreso preguntó por si algunas de las barreras podían ser la “falta de evidencia científica, que no se ha demostrado el valor del servicio, obstáculos de otros profesionales que se ven amenazados, falta de presupuesto para poner lo en marcha, falta de formación de los farmacéuticos o desconocimiento por parte de los pacientes de lo que puede ofrecer el farmacéutico”.
El dinero no es la causa principal del 'no'
Para Dalmases, “las barreras son unas cuantas”, y la principal, “no es el dinero”. Por ese motivo, considera que los farmacéuticos tienen que ser “capaces de demostrar lo que somos capaces de hacer” porque “nadie nos espera”. Además, para el presidente del COF de Barcelona, son elementos clave la existencia de 17 modelos autonómicos, por lo que hace necesario “convencer a diferentes gestores, que además de ser modelos diferentes no se copian”, y, por otro lado, considera necesario “demostrar” a otros profesionales la labor que los farmacéuticos pueden desarrollar.
Con él coincidió el expresidente de Sefac, al señalar que las barreras que impiden la introducción de Servicios Profesionales Farmacéuticos Asistenciales “no es un único factor, y con que falle uno la dificulta”. Además de ello, para Ibáñez, el hecho de que no existan procesos sistematizados en las farmacias y que los pacientes no conozcan cuál es el proceso de atención, es también una barrera.
Por su parte, Virués realizó autocrítica del sector y reclamó que la mayoría de los farmacéuticos se formen en habilidades de atención farmacéutica y que “entonces la administración vendrá”. De otra forma, “no podemos decir que la administración no viene a comprar servicios o que otros profesionales no colaboran con nosotros”, explicó.
A pesar de que según Dalmases el dinero no es la causa de la falta de concertación de servicios, para Casado es esencial considerar la Atención Farmacéutica “como una inversión, no como gasto” y que si se ve como un gasto “será muy difícil avanzar”.
Los participantes también analizaron las causas por las que algunos servicios, como el seguimiento farmacoterapéutico (SFT), que ha demostrado “solvencia y eficacia” según Dago, no se introduce en los sistemas sanitarios. Los participantes coincidieron a la hora de determinar que la clave está en demostrar que los beneficios se mantienen en la vida real, no solo en estudios controlados. Según el presidente del COFB, “hemos demostrado desde el punto de vista científico, in vitro, que el SFT tiene capacidad de aportar benefcios de salud y eficiencia al SNS. Pero es teoría”. Por ello, según él se debe realizar “una prueba in situ en condiciones reales”. Casado, por su parte, se mostró “convencido” de que con el SFT se ahorra, pero, al igual que Dalmases, consideró necesario “demostrarlo”. Ibáñez quiso abordar estratégicamente la oferta de servicios profesionales y reclamo de la farmacia que “infatigablemente” busque “el producto adecuado que nos compre la administración”. En este sentido, para Dalmases, “el servicio tiene que coincidir con las necesidades de la administración y no afectar a un aspecto que esté cubierto”. En este sentido, citó el caso de la prueba de detección del VIH para demostrar que los servicios “que se han conseguido concertar son los que necesitaba la administración”.
Por su parte, Virués explicó que los pacientes tienen que pedir qué tipo de servicios se pueden implementar de cara a formar parte de la cartera de servicios. Eso sí, también pidió “cuidado con lo que se llama servicios profesionales”. Según él es imprescindible tener formación, acreditación y vías de información para “no liar ni a la población ni a los gestores”.
Los cuatro expertos también analizaron el anuncio realizado por la directora general de Cartera Básica de Servicios del SNS y Farmacia, Encarnación Cruz, en relación a la posible incorporación a la cartera básica de los servicios de conciliación y revisión de la medicación. Ibáñez se mostró interesado en esta posibilidad y reclamó que la farmacia tenga “acceso a la farmacoterapia del paciente y a los diagnósticos”. Por su parte, Dalmases se mostró convencido de que Cruz tiene la intención de incorporar ese servicio, pero mostró sus dudas acerca de la concertación del mismo en las distintas comunidades autónomas. “Si luego los servicios de salud no lo conciertan, estaremos habilitados, pero no se pagará”, aseguró.
Dispensación de innovaciones en la farmacia
En relación a la dispensación de innovaciones terapéuticas en las farmacias comunitarias, para Ibáñez se trata de una “aberración económica” que deriva al hospital tratamietnos para psoriasis o hipercolesterolemia. Según él, “estamos en un problema por no haber sabido negociar económicamente”. Virués, por su parte, centró su intervención en las ventajas de las farmacias, por donde pasan los pacientes de forma habitual cada dos semanas, mientras que a los médicos de Atención primaria, gracias a la receta electrónica, no los visitan hasta pasado seis meses y con mayor tiempo a los especialistas. Dago remachó este argumento ya que según ella, “el paciente transita por los distintos niveles pero siempre pasa por la farmacia comunitaria”.
Para Dalmases parte del problema está en que “la administración no confía en nosotros para la novedades, y eso hay que revertirlo”. Según él, las claves están el coste y en el seguimiento al paciente. Ante el coste, “no podemos ser más caros”, explicó; y con respecto al seguimiento del paciente, consideró que los farmacéuticos se tienen que “integrar en el sistema para que no nos vean como foráneos”.
Ibáñez coincidió con él y reclamó que “nos tienen que dejar jugar con las mismas herramientas que otros ámbitos farmacéuticos para poder aportar la mismo servicio”.