El Ministerio de Sanidad ha publicado un informe en el que describe y compara los modelos sanitarios existentes en España y el resto de la Unión Europea (UE-28), así como sus características e indicadores principales relacionados con la población y el estado de salud, los hábitos de vida, los recursos humanos, la utilización de los servicios, las actividades preventivas y la atención a los problemas de salud, la calidad de los cuidados y el gasto sanitario.
El informe, elaborado a partir de datos de fuentes oficiales como la Comisión Europea, la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico-OCDE y el Observatorio Europeo de Salud de la OMS, analiza un total de 84 indicadores de salud y servicios, de los que la mitad corresponden a datos actualizados al primer semestre de 2017. El resto, son anteriores.
Además de las características principales de cobertura, financiación o población afectada, en el informe se analizan algunas cuestiones de funcionamiento como si el acceso a especialistas requiere el filtro previo de la Atención Primaria, si el paciente debe estar registrado o no con un médico o el modo predominante de provisión de la asistencia. Igualmente, realiza una comparación acerca del órgano que define la cartera de servicios, si existe o no liberta de elección de médico y centro o las situaciones en las que está establecido algún tipo de copago por parte de los usuarios.
Inversión en sanidad
Uno de los indicadores analizados es la inversión económica, como porcentaje de Producto Interior Bruto (PIB), que cada país realiza en materia sanitaria (suma de gasto público y privado) y cómo ha evolucionado en los últimos años. Los datos disponibles más recientes corresponden a 2015 y los compara, en aquellos casos en los que es posible, con la inversión que se realizó en 2001.
En este periodo, España ha incrementado su esfuerzo en Sanidad en un 35% al pasar de un 6,4% del PIB en 2001 a un 9,2% en 2015. Por encima de nuestro país en la evolución observada se encuentran Suecia (38% de incremento), Países Bajos (45%) y Reino Unido (55%). A lo largo del periodo analizado solo Luxemburgo ha reducido el porcentaje del PIB destinado a Sanidad.
En lo que se refiere al ‘ranking’ europeo por inversión, cabe señalar que España se encuentra en la posición número 11, y que los líderes son Alemania, que invierte el 11,2% de su PIB en Sanidad y Francia con un 11,1%.
Analizando el uso de recursos se observa frecuentación que la media europea, si bien se ha observado una importante reducción en los últimos años al pasar de 8,7 consultas médicas en 2001 a 7,6 en 2014. En cambio, la frecuentación hospitalaria en España es inferior a la media europea, si bien entre 2001 y 2014 creció de 104 a 113 la frecuentación por 1.000 habitantes. A pesar de ese incremento, la media europea está muy por encima: 172 en 2014. La estancia media hospitalaria también se ha visto reducida en casi todos los países, estando España en la franja de menor número de días, con 7,4; bastante por debajo del 8,8 registrado en 2001.
Menos barreras de acceso en España
Otro aspecto destacado es el acceso a la atención médica. En nuestro país solo el 0,6% de la población declara la existencia de barreras económicas, geográficas o listas de espera en 2015, muy lejos del 3,2% de la media europea. Además, cabe destacar que este indicador ha crecido desde 2001, cuando se situó en el 0,4%, si bien es cierto que el crecimiento ha sido la tónica general en la gran mayoría de los 28 países analizados.
Otros parámetros analizados como la esperanza de vida al nacer y a los 65 años exponen el liderazgo de nuestro país. Igualmente, en lo que se refiere a los años de vida saludable al nacer. No obstante, en lo que se refiere a años de vida saludable a partir de 65 años, nuestro país presenta cifras peores a la media en lo que se refiere a mujeres (8,9 años frente a 9,4 de la media de la UE28) y ligeramente superiores en varones (9,5 frente a 9,4).
Por su parte, aunque sea con datos de 2014, el informe detalla la reducción de mortalidad general que se ha logrado desde 2001 tanto en España como en el resto de Europa. La mortalidad por todas las causas se redujo desde las 597 muertes por 100.000 habitantes en 2001 a 448 muertes en 2014. Estas cifras son sensiblemente inferiores a las observadas en la UE-28 (718 muertes por 100.000 habitantes en 2001 y 560 en 2014). Esta situación se repite cuando se analizan las causas de muertes: enfermedades de aparato circulatorio; por cáncer, especialmente en mama y menos relevante en colon, recto, ano o laringe, bronquios y pulmón. La reducción de mortalidad también se ha observado en los recién nacidos, pasando la mortalidad infantil de 4 por 1.000 nacidos vivos a solo 2,7. Estas cifras están muy por debajo de la media europea: 5,8 en 2001 y 3,6 en 2014.