La inversión en la explotación de big data es clave para mejorar el Sistema Nacional de Salud, así lo aseguran los expertos reunidos en la sexta edición de Diálogos PHC de Roche Pharma España, un encuentro organizado para debatir sobre el desarrollo y el análisis de datos dentro de los procesos de digitalización. Los expertos coinciden, España produce muchos datos, pero aún hay un gran margen de mejora en su explotación.
El avance imparable de la digitalización, han señalado, está cambiando los sistemas sanitarios y abriendo un amplio abanico de posibilidades para optimizar todas las vertientes del cuidado de la salud y la investigación biomédica.
Dentro de este proceso se enmarca el desarrollo de las ciencias ómicas, como la proteómica y la genómica, pero también una nueva forma de gestionar el tratamiento y análisis de datos dirigida a facilitar un abordaje de los problemas de salud cada vez más personalizado.
Estas son varias de las cuestiones que se han analizado en la sexta edición de Diálogos PHC, un foro de debate organizado por Roche Farma España que ha contado en esta ocasión con la participación de Juan José Cerrolaza Martínez, ingeniero y doctor en Telecomunicaciones por la Universidad Pública de Navarra, y Jaime Calvo Alén, jefe del Servicio de Reumatología del Hospital Universitario Araba (Vitoria-Gasteiz).
Estos expertos consideran que en los últimos años estamos asistiendo a la progresiva implantación del big data biomédico, que permite la gestión de cantidades ingentes de datos clínicos en el ámbito asistencial y también en el terreno de la investigación.
La aplicación dentro de este contexto de las nuevas herramientas de inteligencia artificial, así como los avances en materia de seguimiento a distancia de los pacientes, están permitiendo un crecimiento exponencial del análisis de datos en beneficio del paciente. No obstante, se trata de un ámbito que, si bien constituye una de las bases de la medicina personalizada de precisión, no está exento de desafíos en cuanto a su desarrollo, así como a su adecuada gestión.
En este contexto, Cerrolaza ha explicado que hay tres aspectos fundamentales a tener en cuenta, que son la generación, la monitorización y la explotación de los datos. “En cuanto a generación de datos, los centros españoles se encuentran en un nivel medio-alto en digitalización. Sin embargo, en la explotación es donde suspendemos. Los estudios señalan que existen muchas diferencias entre comunidades, lo que dificulta el poder compartir datos para contar con un volumen adecuado y de calidad. Por lo que aún nos queda mucho trabajo por hacer”.
Por su parte, Calvo Alén ha manifestado que si esto lo aplicamos a la práctica clínica, “la realidad es que en España nos hemos incorporado un poco tarde a esta digitalización y aún existen bastantes centros en los que conviven la historia clínica electrónica y la historia en papel. Asimismo, deberíamos mejorar la coordinación entre la atención primaria y la especializada para compartir esa información. Esto complica la disponibilidad de los datos, así como el tener un modelo sanitario dividido en 17 comunidades autónomas, ya que cada una ha optado por diferentes sistemas para realizar la historia clínica electrónica”.
En cuanto a los desafíos, ambos expertos han insistido en que es fundamental la colaboración entre los ámbitos público y privado, además de contar con una legislación favorable al desarrollo de la gestión de datos, y una labor de concienciación de todos los agentes implicados, incluyendo los pacientes.
Ventajas para los pacientes
En cuanto a ventajas para los pacientes, Calvo ha comentado que a nivel de gestión es clave, “ya que hasta ahora se basaba en unos criterios relativamente pobres (altas, estancia media…), que medían fundamentalmente en términos cuantitativos, pero en ningún caso se incidía en la calidad, y esto es algo fundamental cuando se trata de personas. En relación a la terapéutica, el big data y la inteligencia artificial nos van a permitir personalizar más las terapias. De hecho, esto ya se está haciendo en Oncología con el desarrollo de diferentes terapias dirigidas a dianas concretas”.
En esta misma línea se manifiesta Cerrolaza, que indica: “No podemos que olvidar que somos datos y que la identificación de patrones a través del big data nos ayudará sin duda a que una persona reciba un mejor diagnóstico y que se pueda predecir la respuesta al tratamiento de forma más eficaz. También es cierto que no todos los datos son útiles y que, en algunas enfermedades poco frecuentes, resulta complicado recopilar datos”.
En este sentido, los expertos han insistido en que aunque estas soluciones tienen mucho potencial, es preciso saber modular las expectativas de lo que se espera de ellas, ya que estas herramientas nunca van a suplir a los profesionales sanitarios, pero sí van a ser, sin duda, una ayuda para el diagnóstico y tratamiento. “Esta es una realidad que ha llegado para quedarse, por lo que aquellos sistemas que los utilicen sustituirán a aquellos que no lo hagan”, subraya el doctor Cerrolaza.
Posición de España en el contexto internacional
Aunque España se encuentra en un posición media-alta en cuanto a digitalización, sin embargo, comenta Cerrolaza, en el contexto actual, “donde el ritmo de avances es tan rápido, la diferencia entre los países que ocupan los primeros puestos, como es Estados Unidos y China, supone una diferencia exponencial, por eso es tan importante invertir ahora”.
En relación a este aspecto, Calvo asegura que “a nivel de investigación clínica a veces da un poco de envidia la cantidad de publicaciones, por ejemplo, que existe en los países nórdicos, donde tienen unos sistemas de recogida de datos excelentes, que permiten contar con gran volumen de información de seguimiento en toda la población. Pero también es cierto que España cada vez tiene más presencia a nivel internacional, en cuanto a aportaciones científicas de calidad”.