Profesión

“Muchas de las demandas de los ciudadanos coinciden con las que estamos planteando los farmacéuticos”

El Estudio Avicena sobre el conocimiento social de las funciones que realiza la oficina de farmacia revela que, para la mayoría de los ciudadanos, estas podrían desarrollar más tareas que contribuyan a disminuir la presión asistencial del sistema sanitario
De izquierda a derecha, Luis de Palacio, presidente de FEFE; Mercedes González, secretaria general del COFM; Antonio Torralba, presidente de la Fundación Instituto InMunes; Jesús Díaz, vicepresidente del Instituto ProPatiens; Luis González, presidente del COFM; Fernando Mugarza, secretario del Instituto ProPatiens; Asunción Redin, asesora científica de Cofares; y Ester Chapero, representante de ConArtritis

El Estudio Avicena elaborado por el Instituto ProPatiens y el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid (COFM), con la colaboración de entidades como el grupo Cofares y la Federación Empresarial de Farmacéuticos Españoles (FEFE), que analiza las funciones y servicios del farmacéutico de oficina de farmacia, ha relevado un amplio respaldo social al papel que este sector puede prestar en la prestación de servicios sanitarios.

Según los datos del estudio que se ha presentado este jueves en lasede del COFM, 3 de cada 4 personas encuestadas están de acuerdo en que el farmacéutico tenga acceso al historial médico del paciente; la dispensación en la oficina de farmacia de los medicamentos de dispensación hospitalaria ambulatoria y el papel del farmacéutico en el uso racional del medicamento y la adherencia terapéutica, son tareas clave que ofrecen un gran valor añadido; además, más de la mitad de los encuestados están de acuerdo en que la oficina de farmacia podría desarrollar también nuevas tareas que contribuirían a disminuir la presión asistencial del sistema sanitario.

Según ha explicado el presidente del COFM, Luis González Díez, los resultados que muestra el trabajo “coinciden muchas de las demandas de los ciudadanos con las que estamos planteando los farmacéuticos”.

En ese sentido indica que “los ciudadanos ven la farmacia como un espacio de salud que tiene siempre las puertas abiertas y que puede prestar muchos servicios farmacéuticos, en colaboración con el resto de profesionales sanitarios”.

En este sentido, ha señalado que la dispensación en la oficina de farmacia de los tratamientos de dispensación hospitalaria ambulatoria “como una oportunidad para evitar a muchos pacientes desplazamientos innecesarios para acceder a la medicación” y ello, asegura, es un elemento más  para añadir a la “la necesidad de desarrollar la atención farmacéutica domiciliaria en la futura ley de farmacia de la Comunidad de Madrid, como un servicio profesional donde el farmacéutico se responsabiliza de la medicación dispensada y no como un simple delivery”

Resultados

El trabajo, en el que han participado 519 usuarios de oficina de farmacia de Madrid, 44 asociaciones de pacientes nacionales y regionales y 17 farmacéuticos de oficina de farmacia,  compara la opinión de los pacientes con la de uno de sus grupos de interés directo dentro del sector sanitario, en este caso los farmacéuticos de oficina de farmacia, con el objetivo de conseguir mejorar la calidad asistencial y las relaciones con los pacientes y sus asociaciones.

Entre los resultados más relevantes figura la constatación de que, para la gran mayoría de encuestados, el farmacéutico es el especialista del medicamento. El 90,4% de los encuestados manifiesta conocer las funciones del farmacéutico relacionadas con el medicamento y su uso, mientras que el 70,3% afirma lo propio respecto a las relativas a la prevención y educación sanitaria. La mayoría de los participantes en el estudio (76,4%) consideran que su rol es necesario o muy necesario.

Un aspecto interesante es que la mayoría de los encuestados desconoce si existe comunicación y coordinación con otros profesionales sanitarios, ya sea el equipo de Atención Primaria (85,5%), los profesionales de atención especializada (83,3%) o el propio farmacéutico de hospital (84%).

En cuanto a las acciones que se podrían realizar también desde la farmacia, más de la mitad de los encuestados están de acuerdo en que los test de antígenos para la detección del SARS CoV-2 (COVID-19), la vacunación, el consejo nutricional, la toma de la tensión arterial, el control bioquímico de algunos parámetros y constantes de laboratorio o el control de INR, entre otras, podrían ser tareas en las que la farmacia podría colaborar.

Por su parte, la implicación en las tareas de uso racional del medicamento es muy bien valorada por el 94% de los encuestados, al igual que su implicación directa en la adherencia al tratamiento (83%) o la dispensación de medicamentos que el paciente ha de recoger en la farmacia del hospital en coordinación con la oficina de farmacia y conservando la cadena de custodia del medicamento por un farmacéutico mediante un sistema de distribución garante (86,1%).

Un aspecto también muy interesante es que 3 de cada 4 personas encuestadas están de acuerdo en que el farmacéutico tenga acceso al historial médico del paciente (75,3%), lo que facilitaría que la biografía de salud contuviera toda la información de una forma integrada, teniendo en cuenta todos los aspectos relacionados con el uso del medicamento y sus claves (interacciones medicamentosas, reacciones alérgicas, efectos secundarios, adherencia al tratamiento, persistencia terapéutica, etcétera).

En cuanto a las capacidades relacionales del farmacéutico con las personas que acuden a su farmacia, todas alcanzan valoraciones y procentajes de aprobación muy elevadas: comunicación (95%), apoyo emocional (85%), empatía (90%) y calidad de la información aportada (95%). Atributos especialmente relevantes en cuanto a resultados de salud en términos cualitativos de experiencia de paciente.

Lo mismo ocurre con los aspectos de mejora que, como las valoraciones positivas, son muy altas en todos los ítems. La capacidad de mejora en términos de empatía, diligencia, información recibida, conocimiento de la enfermedad, apoyo emocional, comunicación, calidad de la atención y resultados es baja, lo que habla muy positivamente de la tarea y desarrollo profesional que el farmacéutico realiza con las personas que acuden a su oficina de farmacia o que reciben atención farmacéutica en su propio domicilio (3 de cada 4 valoran muy positivamente este servicio y lo consideran necesario o muy necesario).

1 de cada 3 personas participantes en el estudio manifiestan haber recibido información a través de estos medios digitales, siendo el teléfono (53,5%), el WhatsApp (38,6%) y el correo electrónico (32,5%) los más utilizados para este menester. Algo similar ocurre con la atención farmacéutica que, junto a la videollamada, son las herramientas más utilizadas.

En cuanto a la valoración de las funciones del farmacéutico respecto de la dispensación de medicamentos que precisan receta y la indicación de aquellos fármacos que son de libre dispensación, alcanza también porcentajes muy elevados: conocimiento del medicamento dispensado o indicado (93,7% y 94,6%, respectivamente), ofrecimiento de información del medicamento dispensado o indicado (80% y 88%), preguntas acerca de alergias y enfermedades concomitantes (65,5% y 79%), información para mejorar la salud y adquirir hábitos saludables (70% y 76,7%), información acerca de posibles riesgos del medicamento (69,3% y 74,7%) y seguimiento tras el servicio prestado por el farmacéutico (40,3% y 43,3%).

Conclusiones

El estudio muestra además una vertiente cualitativa, en la que los farmacéuticos que han participado en el estudio consideran que  la de oficina de farmacia precisa estar más integradaen el SNS y para ello es necesario una constante relación estructurada con las diferentes profesiones sanitarias a nivel de Atención Primaria y especializada.

Igualmente se considera imprescindible promover el conocimiento de todas las funciones, responsabilidades y tareas que el farmacéutico realiza en su día a día para conseguir así una adecuada continuidad asistencial e integración profesional.

En el ámbito asistencial de tareas y responsabilidades, el farmacéutico está en disposición de asumir nuevas funciones y responsabilidades que descarguen de presión asistencial al ya de por sí saturado SNS y que, a su vez, contribuyan a mejorar los aspectos preventivos poblacionales dentro de una medicina más predictiva, poblacional y participativa.

Por otro lado, los miembros de los cuatro focus group consideran que la formación continuada y la adquisición de nuevas habilidades y conocimientos son claves en esta nueva era digital y del conocimiento. La pericia en la comunicación emocional y perceptiva, así como el manejo de las herramientas y canales de información y comunicación digital (TIC) son una de las claves de futuro y de éxito.

Con todo y con ello, el farmacéutico precisa un desarrollo de carrera profesional claro y diáfano que le permita ver con perspectiva y con perspectivas su futuro dentro de un entorno exigente como es el de la salud y la sanidad.

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