Existen numerosas barreras que dificultan la prescripción y dispensación de los medicamentos que necesitan los pacientes y que podrían solucionarse si los profesionales médicos y farmacéuticos dispusieran de un mayor respaldo de la Administración y herramientas tecnológicas de apoyo. Esta es una de las principales conclusiones de la mesa redonda Soluciones analógicas y digitales a las barreras a la prescripción y la dispensación en atención primaria, que se ha celebrado hoy en el IV Congreso médico & farmacéutico, organizado conjuntamente por las sociedades científicas Semergen (Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria) y Sefac (Sociedad Española de Farmacia Clínica, Familiar y Comunitaria), que se está celebrando en Segovia.
La mesa redonda, moderada por Rafael Micó, vicepresidente 1º de Semergen, ha contado con la participación del presidente de Semergen, José Polo, y del presidente de Sefac, Vicente J. Baixauli, quienes han analizado cómo se podría mejorar la accesibilidad de los pacientes a sus tratamientos en atención primaria.
En concreto, pueden distinguirse tres bloques donde habría que mejorar para aumentar la accesibilidad y la calidad de la atención en Primaria.
En primer lugar, sería necesario aumentar la comunicación bidireccional entre médicos y farmacéuticos a través de la receta electrónica. Sin embargo, esta herramienta tecnológica aún no está suficientemente aprovechada en este aspecto y existen diferencias entre las posibilidades que ofrece cada modelo autonómico de receta electrónica a la hora de comunicarse y de incorporar información. Vicente J. Baixauli señala al respecto que “es imprescindible que haya una estandarización de los distintos modelos para que se incluya la posibilidad de que médicos y farmacéuticos nos comuniquemos de manera bidireccional para aportar la información clínica necesaria que pueda ayudar a mejorar la atención de los pacientes”.
Por su parte, el presidente de Semergen, José Polo, insiste en esta línea y añade que esa ausencia de estandarización se da también en la historia clínica: “En la actualidad no hay acceso a una historia clínica digital única, lo que en la práctica se traduce en que un médico, cuando atiende a un paciente, no siempre conoce su historial clínico de manera actualizada, esto es especialmente trascendente cuando se trata de atender a pacientes desplazados de su lugar de residencia habitual y dificulta prestar una atención de calidad, pues puede haber información terapéutica de los pacientes que se desconoce”.
El segundo bloque sería el de las barreras existentes en la actualidad a la prescripción y dispensación de medicamentos. En el terreno de la prescripción algunas de las principales barreras serían: La existencia de visados como herramienta que promueve un uso racionado del medicamento, en lugar de un uso racional. La reserva de medicamentos para su prescripción y dispensación en el ámbito hospitalario sin una justificación sanitaria real y simplemente por motivos de control del gasto y el establecimiento de algoritmos de prescripción en algunas comunidades autónomas que limitan la capacidad de actuación del médico.
En el terreno de las barreras a la dispensación de medicamentos, pueden señalarse las siguientes: Problemas frecuentes de desabastecimientos; necesidad de cambios en la forma farmacéutica (comprimidos, por sobres, etc.); necesidad de cambios de dosis (un ejemplo de esta situación sería con un medicamento como metamizol 575 mg, donde existe la posibilidad de dispensar metamizol 500 mg, por lo que el farmacéutico comunitario podría hacer ese cambio en la dispensación de manera excepcional y de forma protocolizada); recetas caducadas y prescripciones incompletas.
Muchos de estos problemas ahora mismo solo pueden resolverse con el regreso del paciente al centro de salud, pero podrían solucionarse con lo que ya se conoce como “dispensación excepcional”; esto es, la posibilidad de salvaguardar el espíritu de la prescripción por parte del farmacéutico, ante una situación de urgencia o necesidad, en la que dispensa el medicamento más adecuado dentro de las posibilidades reales de las que dispone con el fin de garantizar al paciente su disponibilidad y uso adecuado de su medicación de acuerdo con el paciente y sus necesidades. Esta realidad está regulada ya desde hace años en muchos países desarrollados como Reino Unido, Canadá, EEUU, Australia, Nueva Zelanda… y apoyada desde hace años por la Federación Internacional Farmacéutica (FIP).
El tercer bloque para mejorar la accesibilidad sería la implementación de las nuevas tecnologías a las consultas médicas y farmacéuticas para mejorar la comunicación telemática con los pacientes. Este tipo de atención debería enfocarse como complemento a la atención presencial para aquellos casos que lo necesiten y sin perder la humanización en la atención.
En la actualidad, y debido a la pandemia de Covid-19, la consulta telefónica ya se ha instaurado en muchos centros de salud y esta puede evolucionar hacia la vídeo-consulta. Para ello, es imprescindible que se dote a los centros de salud de los recursos y las inversiones necesarias, para que la atención primaria, que es el primer nivel asistencial, pueda responder adecuadamente a las necesidades de los pacientes.
Del mismo modo, en el ámbito farmacéutico, se debe desarrollar la teleatención farmacéutica (TAF), que se define como la práctica farmacéutica asistencial a distancia que utiliza las tecnologías de la información y comunicación para complementar la atención farmacéutica presencial que precise el paciente. La TAF incluye la prestación a distancia de algunos servicios profesionales farmacéuticos asistenciales (SPFA).
Tanto desde Sefac como desde Semergen confían en que desde la Administración sanitaria se tengan en cuenta estas consideraciones y se pongan los medios para facilitar la labor asistencial de médicos de atención primaria y farmacéuticos comunitarios para mejorar la accesibilidad de los pacientes a sus tratamientos farmacológicos.