Terapéutica

Moll: “No podemos quedarnos de brazos cruzados mientras los inversores se van de Europa”

El plan de reforma de la legislación farmacéutica europea, en su planteamiento actual, agravaría la caída de la inversión en nuevas terapias y acabaría dañando a los pacientes de la UE.

Nathalie Moll, directora general de la Federación Europea de la Industria Farmacéutica (Efpia), ha intervenido en el XXII Encuentro de la Industria Farmacéutica Española, organizado como cada año por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) y Farmaindustria en Santander, donde ha ofrecido su visión sobre la próxima reforma de la legislación farmacéutica europea, en la cual el sector percibe luces y sombras. Entre estas últimas, Moll ha advertido que, tras dos décadas de pérdidas de inversión en Europa, lo único que cabe esperar con la reducción de incentivos a la innovación en el Viejo Continente es un descenso aún más acusado en beneficio de Estados Unidos y China. “Sin incentivos no hay innovación, ni ensayos clínicos, el acceso a las nuevas terapias acabaría siendo peor para los pacientes; no podemos quedarnos de brazos cruzados mientras los inversores se van de Europa”, ha advertido.

Moll considera que, puesto que el objetivo de todos los actores del mundo del medicamento, “un objetivo compartido”, es que los pacientes puedan disponer de los medicamentos que necesitan, la colaboración con las autoridades europeas, nacionales, y otras partes interesadas sería la mejor manera de abordar el actual reto de mejorar el acceso.

La EFPIA lleva años estudiando el mercado para determinar cuáles son los obstáculos al acceso. Además del Informe WAIT sobre retrasos en la disponibilidad de nuevas terapias, la patronal europea del medicamento ha elaborado un documento con su compromiso de mejorar la situación y, “puesto que los compromisos, aunque sean positivos, necesitan medidas prácticas”, lleva a cabo cada seis meses una monitorización de los medicamentos aprobados y disponibles en cada uno de los estados de la Unión.

Producto de ese seguimiento es la evidencia de que no hay un único elemento sobre el que actuar, sino diferentes posibilidades de mejora en función de cada mercado. Concretamente diez, en cuya resolución la acción necesaria puede proceder de actores diferentes.

Hay países como Bulgaria -explicaba- en los que es necesario que un tratamiento esté aprobado en Francia, Alemania y Suecia antes de poner en marcha la solicitud de aprobación. En otros, el requerimiento es que cinco países ya hayan dado su visto bueno, exponía a modo de ejemplo.

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