“Las consecuencias de que una persona que vive con una enfermedad no transmisible (ENT) desarrolle neumonía pueden ser catastróficas: las enfermedades crónicas se deterioran, la esperanza de vida disminuye y la salud de la persona podría no recuperarse por completo”, con este preámbulo el Dr. Julio A. Ramírez, de la Universidad de Louisville, resume el llamamiento que este lunes ha lanzado la Federación Internacional de Asociaciones y Fabricantes de Productos Farmacéuticos (Ifpma) con el fin de incrementar los programas de vacunación en todo el mundo, especialmente en el caso de las personas que viven con una ENT.
La inmunización, explican, “puede proteger a las personas con ENT de diversas afecciones graves; puede reducir el riesgo de que experimente síntomas graves relacionados con la infección y protegerla de un empeoramiento de las consecuencias de su patología”. Recuerdan, incluso, que existen ya estudios que demuestran que la vacunación no solo “puede retrasar la aparición de fragilidad”, si no que determinadas vacunas, como la destinada contra la gripe “reduce el riesgo de accidente cerebrovascular, eventos cardíacos y muerte por enfermedad cardiovascular, así como un menor riesgo de desarrollar demencia”.
El posicionamiento de la Ipfma nace de un estudio, en el que se indica que a pesar de los beneficios de las vacunas, “existen barreras sistémicas que impiden que muchas personas con ENT las reciban”. “Algunas personas pueden no ser elegibles para las vacunas financiadas con fondos públicos, lo que genera desigualdades en el acceso, e incluso en el caso de que sean elegilbes, es posible que no se vacunen si desconocen los beneficios que pueden aportar o no pueden acceder a ellas fácilmente”.
Junto a ello, matizan, “la falta de seguimiento implica que los responsables políticos y de la toma de decisiones pueden no comprender cómo mejorar los programas de inmunización”. La financiación es otro de los grandes ejes que, a juicio de la Ifpma, crean desigualdades en el acceso a la inmunización.
“La financiación puede variar tanto entre países como dentro de cada uno, pero los presupuestos para la prevención en general, y para la inmunización en particular, suelen ser insuficientes”, aseguran.
También, destacan, existen otros factores, como “la percepción de que la inmunización es solo para niños y, en menor medida, para los adultos mayores, lo que nos deja con una enorme brecha de personas intermedias a las que se les da menos prioridad, muchas de las cuales presentan un mayor riesgo”, señala Arunima Himawan, del Centro Internacional de Longevidad (Reino Unido).
En este sentido desde la Federación se señala que “la falta de acceso conveniente a la inmunización es una consideración importante para las personas que viven con ENT. Es importante que a las personas que viven con ENT se les ofrezcan lugares y horarios de citas convenientes para la vacunación. Cuando las citas solo se ofrecen durante el horario laboral entre semana, o cuando se debe reservar una cita aparte para recoger la vacuna prescrita antes de la vacunación, una proporción significativa de personas que viven con ENT puede encontrar el proceso poco práctico, si no imposible”.
La Ifpma señala más barreras, como el compartir r datos entre diferentes profesionales sanitarios y en este sentido recuerdan “las barreras para compartir datos limitan la capacidad de un farmacéutico para saber si un paciente es elegible para una inmunización y para informar al médico de atención primaria una vez administrada”.
Plan de acción
Frente a todo ello, la Ifpma plantea un plan de acción dirigido a los responsables políticos que abarca tanto al sector salud como a la sociedad en general y que pueden ayudar a aprovechar el poder de la inmunización.
En primer lugar apuestan por impulsar la innovación y en ese sentido abogan porque las “inmunizaciones deben integrarse en las prácticas estándar de gestión de las ENT”. Igualmente plantean que las directrices internacionales y nacionales también deben destacar la inmunización como una estrategia clave para el control de las ENT.
Entre otras reclaman, incluir la vacunación contra las infecciones respiratorias en las estrategias nacionales y los paquetes de servicios de salud esenciales relacionados con la CSU. La vacunación contra las infecciones respiratorias, como la covid-19, la gripe, la enfermedad neumocócica y el VSR, “debe incluirse en las estrategias nacionales para las ENT y, cuando sea asequible, en los paquetes de servicios de salud esenciales”, señalan.
Desde la Ifpma reclaman también “apoyar el acceso a los programas de vacunación para adultos mediante modelos innovadores de divulgación y distribución”. En ese sentido señalan que los enfoques innovadores como los recordatorios por correo electrónico y SMS, “son herramientas poderosas para impulsarla”, aseguran.
Igualmente recuerdan que “la vacunación también puede mejorarse cuando farmacéuticos, enfermeros y otros profesionales de la salud pueden administrar las vacunas. Ofrecer vacunas en entornos cercanos a donde viven y trabajan las personas con ENT (como farmacias, lugares de culto, supermercados y centros comunitarios) también ha demostrado mejorar la vacunación”.
Además, ven necesario priorizar la inversión basada en datos. “Diversos datos pueden orientar la inversión en el diseño e implementación de programas de inmunización. Estos datos pueden permitir a los funcionarios de salud pública comprender las necesidades, las deficiencias y los beneficios de la inmunización para fundamentar todas las etapas de la programación y la planificación, de modo que los programas puedan financiarse y adaptarse adecuadamente para garantizar una óptima aceptación de la inmunización y un retorno de la inversión óptimos”.
Por otro lado recuerdan que “la inmunización de las personas que viven con ENT es rentable, ya que previene complicaciones y hospitalizaciones evitables, limita las pérdidas económicas y apoya sistemas de salud más resilientes y sostenibles”. Para ello es preciso “asignar fondos y estar disponibles para expandir los programas, abordando cualquier barrera de acceso”, afirman desde la Ifpma, al tiempo que recuerdan que, por término medio la inversión en inmunización alcanza el 0,4% de los presupuestos sanitarios de los países europeos.
Finalmente aboga por la educación poblacional de los profesionales. “Educar a las personas sobre cómo identificar la desinformación puede reducir su susceptibilidad a la manipulación cuando se exponen a declaraciones falsas o engañosas sobre las vacunas y, en consecuencia, puede mejorar la confianza en las vacunas”. Igualmente, ven preciso “preparar a los profesionales de la salud para que actúen como promotores de la inmunización y transmitan mensajes coherentes y proactivos en cada interacción con la atención médica. La recomendación de un profesional de la salud es uno de los factores más importantes para que las personas con ENT decidan vacunarse contra las infecciones respiratorias”.
Aunque para ello, “los profesionales necesitan capacitación y recursos que les ayuden a discutir con sus pacientes las últimas recomendaciones de vacunación basadas en la evidencia, incluyendo posibles inquietudes sobre los efectos secundarios”.
Por último, la Ifpma hace un llamamiento a los países para establecer una buena gobernanza de los programas de inmunización para asegurar la disponibilidad, asequibilidad, accesibilidad y aceptabilidad de las vacunas.
“Los programas de inmunización deben diseñarse para satisfacer las necesidades de las personas a las que se dirigen y eliminar las barreras para su aplicación, a la vez que cuentan con objetivos claros e indicadores de desempeño que se monitorean de cerca para respaldar el progreso”, concluyen.