Artículo de opinión de Joaquín Rodrigo, presidente de Biosim
Son ya más de 30 los medicamentos biosimilares aprobados en la Unión Europea, un camino que está permitiendo poner a disposición de los pacientes, los profesionales y las organizaciones sanitarias un creciente conjunto de medicamentos biológicos de efectividad y seguridad acreditada. Pero tal vez lo más relevante no sea sólo la progresión en el número de autorizaciones -que se incrementará en los próximos años-, sino el papel que estos medicamentos ya tienen en el tratamiento de enfermedades de alto impacto. Los biosimilares, como medicamentos biológicos que son, atesoran el valor de la mejor investigación farmacoterapéutica aplicada en áreas cruciales como el cáncer, la inflamación, la inmunidad o el metabolismo. Su presencia en las decisiones clínicas es cada vez mayor, y más pacientes se pueden beneficiar de terapias de alta efectividad, o acceder a ellas en momentos más precoces de sus enfermedades.
Los biosimilares contribuyen a una considerable mejora de los costes unitarios de los tratamientos, gracias a que sus precios autorizados son menores que los de los biológicos de referencia. Este es un hecho sin duda muy relevante para los sistemas sanitarios, que en nuestro entorno trabajan no sólo con el objetivo de aumentar sus capacidades resolutivas, sino para incrementar su eficiencia y mejorar cualitativamente la utilización de los recursos de los que disponen. Siempre se ha asumido que cuando llegan innovaciones a la sanidad, lo hacen añadiendo costes. Los biosimilares pueden transformar este paradigma, al ofrecer terapias que, siendo altamente efectivas y esencialmente innovadoras, mitigan el impacto económico que acarrean.
El Ministerio de Sanidad, en la voz de su directora general de Farmacia, ha hecho públicas las ideas con las que va a desempeñar sus competencias en materia de prestación farmacéutica en los próximos años. Siempre es apreciable que la Administración sea explícita en sus directrices, y que las transmita a los sectores implicados para buscar apoyos y acuerdos. Es muy alentadora la referencia que se hizo, explícitamente, al campo de los biosimilares, y la determinación que mostró el Ministerio para proponer medidas que promuevan su mayor utilización. Se ha hecho evidente que la Administración es consciente de que los biosimilares pueden ser parte de un círculo virtuoso orientado a proporcionar tratamientos más convenientes a los pacientes, por sí mismos y porque liberan recursos que podrán ser utilizados para sufragar la innovación que llega desde otras áreas. Así, los biosimilares son un punto de confluencia en los intereses de pacientes, profesionales clínicos, gestores sanitarios, pagadores y, en general, de la sociedad en su conjunto, porque favorecen un uso más adecuado y eficiente de los recursos que se emplean en la lucha contra la enfermedad.
Sabe el Ministerio que el sector de los biosimilares en España -el que mayoritariamente representa la Asociación Española de Biosimilares, Biosim-, está plenamente adherido a los objetivos sanitarios que hagan de la prestación farmacéutica una realidad cada vez más efectiva y eficiente. Como interlocutores habituales, sabemos que es a través del esfuerzo compartido como se generan las mejoras asistenciales que dan sentido a nuestro sistema sanitario, y que estas han de llegar siempre alineadas con los valores de equidad y calidad asistencial que la sociedad demanda. Por eso es por lo que queremos poder participar en el proceso que conduzca a la determinación de las medidas anunciadas. Creemos que la voz del sector, conocedora de la realidad del biosimilar y siempre comprometida con el interés sanitario, ha de ser escuchada específicamente. Precisamente porque estamos en un momento tan prometedor de la presencia de los biosimilares en las decisiones de los prescriptores y pagadores, debemos ser capaces de contemplar el medio plazo y ser especialmente razonables en las decisiones que se hayan de adoptar hacia el futuro. Nuestra contribución, leal y comprometida, ha de ser tenida en cuenta.
Para los asociados de Biosim, el biosimilar no sólo es un producto farmacoterapéutico a disposición del médico y el paciente, sino también la oportunidad de acrecentar las posibilidades del sistema de salud. Por eso defendemos medidas de desarrollo de un mercado que empieza a generar muchas nuevas posibilidades, y que por ello podemos pedir también a los responsables políticos la adopción de medidas que favorezcan su crecimiento sostenible. Defendemos el valor que han de tener, conjunta e inseparablemente, las decisiones de clínicos y gestores como el verdadero motor de la introducción de estos medicamentos; el equilibrio y razonabilidad de los procesos de adquisición pública; y, en definitiva, el reconocimiento al esfuerzo que las compañías hacen en proporcionar no sólo medicamentos, sino también su experiencia sobre los procesos clínicos y sanitarios en los que pueden tener una presencia útil.
Sabemos de la receptividad del Ministerio hacia las propuestas que llegan desde el sector, y por eso nos sentimos convocados en el reto de mejora sanitaria que cada día es más necesario. Sostenibilidad significa hacer más, hacer mejor, y hacerlo con adecuación de medios y recursos. Los biosimilares van a contribuir a esa sostenibilidad, y lo harán de forma óptima si entre todos podemos definir las líneas de desarrollo futuro de este sector, y en beneficio de todos los partícipes sanitarios.
Joaquín Rodrigo es presidente de la Asociación Española de Biosimilares (Biosim)