El impulso de mecanismos de incentivo al uso de medicamentos biosimilares, como pueden ser las ganancias compartidas, generan un “incremento del uso de estos medicamentos, así como contribuye a mejorar la sostenibilidad del sistema sanitario”. Así lo ha explicado la directora general de la Asociación Española de Biosimilares (Biosim), Encarna Cruz, a lo largo de la presentación del seminario web “Ganancias compartidas y biosimilares: de la teoría a la práctica” organizado por la entidad.
Durante el seminario, en el que han participado el presidente de Biosim, Joaquín Rodrigo, el consultor y senior advisor de Roland Berger, Ignacio Riesgo, así como el director gerente del Hospital Clínico San Carlos y presidente de Sedisa, José Soto, se han repasado algunas experiencias internacionales y se ha analizado la mejor manera de llevar a la práctica estos incentivos, presentando algunas de las conclusiones del informe ‘Bases para un proyecto de ganancias compartidas en biosimilares’.
La presentación de diversas experiencias internacionales ha sido efectuada por el presidente de Biosim, quien ha planteado iniciativas desarrolladas en Reino Unido, Italia, Francia e Irlanda. El resultado en todas ellas fue un impulso a la utilización de biosimilares, una reducción de los costes totales farmacológicos y una mejora de diversas condiciones laborales o de recursos de los profesionales implicados en los proyectos.
Rodrigo ha explicado que las claves del éxito en estos proyectos fue la implicación multidisciplinar de profesionales, contar con la colaboración de los pacientes, siendo transparentes y con una gran comunicación, y el impulso de las administraciones. Para él, es esencial abordar con “claridad la intercambiabilidad”, que los acuerdos de reparto de los ahorros se consensuen de forma previa y transparente y que haya un seguimiento y monitorización de los resultados tanto clínicos como económicos.
Para el presidente de Biosim, resulta evidente que la puesta en marcha de estos proyectos se ha traducido en una “demostrada e indudable mejora den la eficiencia, en la utilización de recursos al facilitar la reinversión de los recursos económicos liberados en el acceso a medicamentos biológicos con o sin patente y a la mejora de la atención al paciente”.
Posteriormente, Ignacio Riesgo ha presentado algunas de las claves del documento ‘Bases para un proyecto de ganancias compartidas en biosimilares’, en el que han participado un importante número de expertos. El coordinador del informe ha hecho suyo, como marco conceptual la visión de Facme sobre los incentivos. A este respecto, ha señalado es necesario “implicar al equipo médico, clínico y de profesionales, no solo como sanadores sino como responsables de resultados y la gestión de los recursos”. También ha considerado necesario otorgar una cierta autonomía a los equipos e impulsar los incentivos. Según él, “los incentivos deben formar parte de la nueva política de recursos humanos” y pese a que reconoce que pueden tener “efectos no deseados, el no tener incentivos tiene efectos devastadores para el SNS”, asegura.
Riesgo tiene muy claro que este tipo de incentivos en forma de ganancias compartidas son “una oportunidad para fomentar la sostenibilidad”. Se trata, según dijo, de algo que es posible ya que los diferenciales reales de precio en el momento de adquisición entre originales y biosimilares se mantiene. No obstante, el coordinador del estudio también consideró necesario que las administraciones valoren la necesidad de impulsar el mercado de biosimilares por su importancia futura en la sostenibilidad.
Las bases del cambio que se proponen en el informe contemplan que el proyecto debe basarse en la gestión clínica, con decisiones de cambio de tratamiento individualizadas, un trabajo coordinado de un equipo multidisciplinar, con una comunicación estrecha y constante y una implicación de los pacientes. Además, en el documento se exponen los pasos para la implantación de este modelo, que va desde la necesidad de contar con un director del programa, que junto al equipo multidisciplinar redacte el proyecto específico adaptado a su realidad, que se comparta con los centros directivos tanto de hospital como la comunidad autónoma, a nivel de Sanidad y de Hacienda, y que se recoja información, se evalúe y se publiquen los resultados.
José Soto, por su parte, coincidió en que “es clave” entender porque son “importantes” los incentivos. Igualmente, el presidente de Sedisa cree que todos los que participen en un proyecto de ganancias compartidas deben estar convencidos de que se trata de una actividad importante para salvar el sistema. Para hacerlo posible, el gerente del Hospital Clínico también considera necesario “escenificar el acuerdo” que se alcance ya que hay que tener en cuenta que se está hablando de un mercado “regulado e intervenido por lo que la transparencia debe ser máxima”.
Los tres ponentes coincidieron en que el papel del paciente es clave. Por ese motivo, se deben dirigir recursos a explicar y convencer que va a tener beneficios tanto como paciente como en su rol de ciudadano. Riesgo explicó que los beneficios implican que va ser más seguido si participa en un proyecto de este tipo, además de que los se liberan recursos que permitirán incrementar el acceso a otros tratamientos; y, por otro lado, se mejora la eficiencia del sistema. Todo ello, como apuntó el presidente de Biosim, “sin perder un ápice de seguridad y eficacia”.