La industria farmacéutica de nuestro país asume la necesidad de realizar un control del gasto público a consecuencia de la situación económica existente en España. No obstante, recuerda que “cualquier techo de gasto farmacéutico o sanitario tiene que tener un carácter coyuntural y excepcional”. Así lo explicó el director general de Farmaindustria, Humberto Arnés, en el Encuentro de Expertos organizado por Diariofarma para analizar los efectos de la vinculación del gasto farmacéutico a la evolución de la economía.
Junto a Arnés, participaron representantes de instituciones del sector, como los portavoces de Sanidad del PP y PSOE en el Congreso de los Diputados, Teresa Angulo y José Martínez Olmos, respectivamente, el gerente de Farmacia y del Medicamento del Servicio Catalán de Salud (CatSalut), Antoni Gilabert o la directora general de IMS Health, Concha Almarza. Según el representante de Farmaindustria, “una partida que depende de la innovación, de la población más envejecida, etc., no puede limitarse su crecimiento de forma permanentemente y constante en el tiempo”. Además, tal y como puso de manifiesto, el sector farmacéutico está vinculado al conocimiento y a la tecnología y “no puede contentarse con crecer lo que lo hace de la economía durante mucho tiempo” ya que se estaría premiando a otros sectores que contribuyen bastante menos a la sociedad. Por ese motivo, Arnés se mostró optimista e indicó que espera que en cuanto sea posible “se vuelva a la senda de un crecimiento coordinado en función de las necesidades sanitarias del país”.
Según indicó, la sostenibilidad tiene que ser compatible con que los ciudadanos “tengan acceso a los mejores tratamientos, especialmente a los innovadores que aportan progreso terapéutico”. Además, ese acceso debe ser “compatible con el desarrollo de la actividad profesional y empresarial de aquéllos que proveen servicios y bienes al SNS”.
De este modo, la situación actual requiere analizar cuáles son los recursos que nuestro país necesita para la asistencia sanitaria, explicó Arnés. Eso, sin olvidar que es posible gastar mejor. Y por eso hizo un llamamiento a la corresponsabilidad de administraciones, pacientes, profesionales, proveedores, etc. en el sostenimiento de las cuentas públicas. Igualmente, puso de manifiesto que hay muchas áreas donde se puede trabajar en la eficiencia del gasto público, más allá del medicamento.
Por todo ello, el director general de Farmaindustria rechazó que la vinculación del gasto farmacéutico al PIB pueda ser “algo estricto”. Según explicó, el PIB tiene que ser una referencia más, “una senda”. Además, apostó por compensar y amortiguar un periodo con otro o que se mida el comportamiento de esta variable a lo largo de varios años.
“Es una medida para contribuir a la sostenibilidad del SNS, pensando en el paciente”
Teresa Angulo, portavoz de Sanidad del PP en el Congreso de los Diputados
“Es una medida que demuestra el peso de Hacienda en esta legislatura y la derogaremos”
José Martínez Olmos, portavoz de Sanidad del PSOE en el Congreso de los Diputados
“No resuelve el problema crónico de la sanidad, que es su déficit estructural de financiación”
Antoni Gilabert, gerente de Farmacia y del Medicamento del CatSalut
“Hay que dejar de hablar de gasto para hacerlo de inversión y, entonces, los criterios serían diferentes”
Concha Almarza, directora general de IMS Health
En cualquier caso, consideró necesario evaluar y determinar si con las reducciones de presupuestos que se han producido en los últimos años se han podido poner en riesgo los estándares de calidad alcanzados hace años. En este sentido, recordó que en los últimos años se ha reducido el gasto sanitario anual en 9.000 millones de euros y, según él, recuperar niveles anteriores que permitieran mantener la calidad asistencial que demandan los ciudadanos requeriría “incrementos del PIB muy importantes si queremos ajustarnos a las cifras del Plan de Estabilidad respecto al gasto sanitario”. Por ello, considera necesario poner en planos diferentes lo que aportan los medicamentos y su coste directo, de lo contrario “nos estamos equivocando de ecuación ya que el medicamento innovador tiene un componente inversor y un ahorro de otros costes del ámbito sanitario a largo plazo evidente”, explicó.
Pero no solo eso, si no se tiene en cuenta la vertiente inversora que tiene el medicamento, algo “incuestionable” para Arnés, se van a “generar distorsiones para la industria y para el propio sistema”. Por ello, hay que medir el retorno de la inversión a medio y largo plazo, que en el caso de los medicamentos innovadores será “de seis a uno”, indicó. Pero si solo se realizan las evaluaciones a corto plazo, las innovaciones, “efectivamente son un coste ya que suelen tener un precio más elevado que los [medicamentos] que van a sustituir”.
Por todo ello, instó a dotar de flexibilidad a las administraciones públicas para solventar el problema financiero que tienen. Igualmente apostó por introducir “reformas radicales” en el SNS que, eso sí, “es imposible hacerlas de la noche a la mañana”. No obstante, estas reformas son imprescindibles para el director general de Farmaindustria ya que los 9.000 millones de euros de reducción del gasto no se han logrado trabajando sobre eficiencias o gastos evitables, han sido obtenidos especialmente al actuar sobre la masa salarial y los precios de los productos, algo que “tiene límite” y que produce “desaliento ante la inversión”, explicó.
Por último, Arnés consideró que la crisis ha marcado con fuego una serie de principios irrenunciables de cara al futuro. Según él, “transparencia, medición, indicadores, resultados, eficiencia, todo esto que se olvida cuando hay recursos abundantes, está ahora acuñado con mayúsculas por la crisis” y no se va a permitir un retroceso en el uso de estos principios.