Desde hace mucho tiempo, los mensajes políticos en relación a la gestión sanitaria apuestan por impulsar la Atención Primaria y la prevención como herramientas de transformación del sistema sanitario con el objetivo de dar respuesta a la cronicidad y el desafío demográfico que supone el envejecimiento. No obstante, esas palabras no se están viendo correspondidas con la evolución del gasto que realiza el Sistema Nacional de Salud (SNS), que, precisamente, pierde peso en las áreas antes mencionadas.
Un análisis realizado por Diariofarma a partir de la Estadística de Gasto Sanitario Público del Ministerio de Sanidad, permite observar que tanto la Atención Primaria como la Salud Pública o la Farmacia (recetas) han perdido peso en los gastos que acometen las comunidades autónomas. Por el contrario, son los servicios hospitalarios y especializados los que, de forma generalizada, incrementan su participación en el gasto sanitario.
De los 27.047 millones de euros en que se incrementó el gasto sanitario entre 2002 y 2016, el 76,3%, un total de 20.665 millones de euros se dedicó a los Servicios Hospitalarios y Especializados, mientras que el gasto destinado a los servicios primarios de salud creció en 3.339 millones, lo que supone el 12,3% del incremento total de gasto. Por su parte, a Salud Pública solo se ha destinado el 0,9% del incremento de gasto de esos 14 años, mientras que a Farmacia se destinaron 2.230 millones adicionales, lo que supone el 8,2%.
Análisis de la evolución del gasto sanitario público entre 2002 y 2016
Estas diferencias se observan también comparando periodos más amplios de tiempo, como lustros a partir de 2002, tal y como se puede ver en la gráfica superior, en la que se observa claramente que la única partida que mantiene crecimiento de su peso en el gasto es la de servicios hospitalarios y especialidades.
Por comunidades autónomas se pueden observar algunas diferencias en el destino de los incrementos de gasto registrados entre 2002 y 2016. La región que más parte del gasto nuevo ha dedicado al hospital es La Rioja (83,6%), seguida de Andalucía, Aragón y Asturias, todas ellas con más del 80% del gasto añadido destinado al hospital. En el lado contrario estarían Canarias y Murcia con cifras de en torno al 70%. En lo que se refiere a Atención Primaria, Aragón es la región que menos dinero añadió a esta partida en quince años, solo un 8,2% del incremento de gasto registrado, mientras que Cantabria sumó la cuarta parte (26,5%) del incremento de gasto a esta cuestión. La farmacia solo se llevó el 14% como máximo en Canarias y Extremadura, mientras que en Cataluña solo captó el 2,4% de los 4.545 millones de gasto adicional registrado entre 2002 y 2016.
A consecuencia del destino de los incrementos de gasto, el peso de cada una de estas partidas ha variado de forma muy diferente y, por lo tanto ha cambiado de forma relevante el reparto de gastos de 2016 con respecto a 2002. En este sentido, la Atención Especializada y Hospitalaria suponía en 2002 un 53,3% del gasto sanitario total. Catorce años después ha pasado a representar el 63,6%, un incremento del 19,3%. Por su parte, la Atención Primaria era responsable del 14,5% del gasto en 2002, mientras que en 2016 se redujo hasta el 13,5%, una bajada del 6,5%. Las políticas de Salud Pública, que suponían un 1,2% del gasto en 2002, perdieron un 11,8% de ese peso en 2016 hasta situarse en el 1,06% del gasto total. Y, por último, la facturación de recetas perdió en ese periodo un 30% de su peso en el gasto al pasar del 23,5% a solo un 16,4%.
Diferencias en la evolución en las CCAA
La evolución observada que, en líneas generales ha seguido las mismas tendencias en todas las comunidades autónomas en Atención Especializada y Farmacia, aunque hay diferencias entre Primaria y Salud Pública, presenta, no obstante, importantes diferencias entre los rangos de variación de cada región.
El caso de Salud Pública es especial ya que algunas regiones han incrementado sus gastos en esta materia de forma muy relevante, como es el caso de Cataluña, que pasó de invertir solo un 0,15% de su gasto sanitario público total a un 0,75%, lo que representa un incremento del 397%; mientras que otras como La Rioja ha pasado de invertir el 8,27% a un 1,55%, una caída del 81,3%. Estas importantes diferencias podrían deberse no tanto a cambios en el gasto sino a diferentes situaciones contables o asignación del gasto a diferentes partidas. Solo así podría entenderse la diferencia que existe en gasto en Salud Pública entre Andalucía (que destina solo el 0,29% de su gasto sanitario público total) y Castilla y León (que destinó en 2016 un 2,64%), una proporción 9 veces superior.
En lo que se refiere al gasto en Atención primaria, la inversión supone entre el 11,6% del gasto que se registra en Aragón o Madrid y el 17,4% de Cantabria. Una diferencia de casi el 50%. Además, cabe resaltar que regiones como Cantabria, Canarias, La Rioja, Castilla-La Mancha o Murcia, han incrementado el peso de su gasto de AP, mientras que en el resto ha caído. A destacar la reducción del peso de la primaria de 20,7% en Aragón, el 15,5% en Andalucía o el 13% en Cataluña o Navarra.
Por su parte, la reducción de gasto en Farmacia ha sido generalizado y las variaciones son mucho menores, aunque oscilan entre el 15,3% de pérdida de peso en Canarias hasta el 41,7% de caída en Cataluña. De este modo, el gasto en Farmacia oscilaba en 2016 entre el 13,2% que se destina en Baleares y el 19,8% de Galicia.
En lo que se refiere al gasto en Servicios Hospitalarios, la subida ha sido generalizada y ha oscilado entre el 10,8% que el peso de esta partida creció en Canarias, hasta el 34,2% que lo hizo en La Rioja. De este modo, la inversión en servicios hospitalarios y especializados varía entre el 56,9% del gasto total que se dedica en Extremadura y el 69,5% de Madrid.