Preocupación y expectación. Ésa sería la palabra que mejor define el estado actual del sector farmacéutico y que se puso de manifestó en la última reunión del Grupo Económico de Farmaindustria, el pasado día 3 de abril, tras conocerse la creación del Comité Asesor, que empezará a andar el próximo lunes, 8 de abril, así como su composición. Como ya adelantó Diariofarma, estará presidida por el economista Félix Lobo y tendrá a la farmacéutica Ana Ortega como vicepresidenta, además de contar con cinco vocales: los economistas Jaume Puig-Junoy y Marta Trapero Bertrán, la directora de Farmacia y Política del Medicamento del Instituto Catalán de Oncología, Ana Clopés, el farmacéutico Emilio Alegre del Rey, y el director gerente de Coordinación e Inspección del Sescam, Roberto Sabrido Bermúdez (ver información publicada).
Una de las cuestiones que más preocupan a los laboratorios consultados tiene que ver con el verdadero alcance de la actividad del citado Comité. La descripción que hizo el Ministerio cuando anunció su creación le asigna una función más orientada a la asesoría en términos procedimentales, más relacionada con los métodos a emplear en la evaluación farmacoeconómica. Eso parecía excluir que fueran a participar en la revisión de los dosieres que las compañías presentan al Ministerio de Sanidad para la fijación de precios y financiación. Esta impresión estaba fundamentada, además, en el volumen de expedientes, que superaría con creces la capacidad evaluadora de estas siete personas. Cabe recordar, a este respecto, que no van a ver remunerada su labor, por lo que mantendrán sus trabajos y cargos actuales.
Pero en los últimos días han surgido algunas dudas. No es que las fuentes de la industria consultadas piensen que van a participar en la evaluación de cada dosier, pero se teme que se les pida su intervención en casos particulares, concretamente, en medicamentos de alto impacto. Podrían ser considerados como una pata más del nuevo modelo que está impulsando la Dirección de Farmacia para este tipo de medicamentos, que se quieren asociar a un registro de efectividad, Valtermed, para poder aplicarles nuevos esquemas de pago por resultados. De momento es solo una especulación, pero, si fuera así, la representante de un laboratorio teme que esto se convierta en "una barrera más".
Las suspicacias también han surgido en el seno de la industria en relación con los miembros seleccionados. Desde dos laboratorios consultados han puesto el énfasis en la "dureza" que caracteriza a las evaluaciones que realiza el Grupo Génesis, con una metodología "muy estricta" (el programa Madre 4.0) que suele dar derivar en "unos cálculos económicos con los que las compañías farmacéuticas suelen discrepar". Tampoco perciben como especialmente blandos a los economistas elegidos.
Sobre la composición
Hay quejas, también, por la sobrerrepresentación de los especialistas en Farmacia Hospitalaria y la de economistas de la salud, frente a otras profesiones. Citan de forma específica al colectivo médico (en el seno del cual no ha sentado bien la composición del Comité), y creen que se podría enriquecer más su labor si incorporaran, además de la visión de los especialistas, conocedores de las enfermedades, a los pacientes, que puedan dar cuenta de sus preferencias para poder incorporar a la evaluación aspectos relacionados con la calidad de vida. Esta misma fuente llama también la atención sobre la exclusión de la industria, como parte interesada y conocedora de los medicamentos.
Siguiendo con la composición del Comité, se refieren al hecho de que varios de los miembros puedan presentar conflictos de intereses, ya que algunos actúan en ocasiones como consultores para laboratorios, o reciben pagos de ellos por distintos conceptos.
Dicho esto, cabe señalar que las compañías farmacéuticas consultadas no vislumbran, al menos con lo que se sabe hasta ahora, que la creación del Comité Asesor para la prestación farmacéutica les vaya a aportar muchas ventajas. Aunque alguna sí. Por ejemplo, reconocen que la evaluación económica que se hacía hasta ahora era "un poco sui géneris", le faltaba método, y esperan que este movimiento del Ministerio vaya aparejado de una mayor transparencia sobre los criterios que se siguen.
También conservan la esperanza de que esto pueda ayudar a que, a partir de ahora, se tengan en cuenta los informes farmacoeconómicos que presentan las propias compañías, que, al parecer, se han estado obviando en las tomas de decisiones. Asimismo, consideran que el Comité Asesor debería servir para "buscar ineficiencias". "Hay muchos medicamentos que ya están superados y podrían contribuir a la desinversión en estos para abrir la puerta a otros más innovadores", concluyen.