Ciertas enfermedades emergentes e importadas como las viriasis pueden conducir a nuevas epidemias y pandemias como la del Covid-19. Así lo han asegurado diversos expertos en el marco del 42º Congreso Nacional de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) y el 37º Congreso de la Sociedad Gallega de Medicina Interna (SOGAMI), que se celebra en Santiago de Compostela.
Durante el desarrollo de la mesa redonda ‘Enfermedades emergentes e importadas’ se ha puesto de relieve la necesidad de “bajar la guardia, permanecer vigilantes para detectarlas a tiempo y así poder tomar medidas adecuadas para mitigar su impacto”.
Según explican, la presencia de enfermedades emergentes e importadas en España “responde a fenómenos relacionados con el cambio climático, que favorece la aparición de nuevos virus, y la globalización, de la que son exponentes los viajes internacionales y las migraciones”.
Juan Herrero, del Hospital Universitario La Paz, de Madrid, ha sido el presidente moderador de la citada mensa en la que ha participado Marta Díaz Menéndez, miembro de SEMI y médico de la Unidad Tropical-Servicio de Medicina Interna, del Hospital Universitario La Paz-Carlos III (IdiPAZ), de Madrid, ha explicado que, desde 2009 la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha declarado en cuatro ocasiones el estado de emergencia internacional, todas ellas por enfermedades causadas por virus. Los brotes de Ébola, en África, la gran alarma generada por el virus de Zika o recientemente la pandemia SARS.CoV.2, son claros ejemplos de virus emergentes y reemergentes que pueden poner en peligro la salud a nivel mundial.
“El cambio climático o el incremento de viajes internacionales, entre otros, favorece que cada vez aparezcan enfermedades virales fuera de sus zonas habituales y las viriasis emergentes suponen un retro sanitario, ya que han sido y pueden ser el origen de futuras epidemias o pandemias. Es preciso que estemos familiarizados con ellas para poder detectarlas a tiempo y poder tomar las medidas adecuadas”, ha destacado.
Laura Prieto, miembro de SEMI y médico de la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, ha expuesto, sobre las micosis emergentes, que “los hongos son un grupo heterogéneo de organismos con gran capacidad de adaptación a condiciones ambientales extremas y una distribución mundial”.
Existen más de 100.000 especies diferentes, pero solo unas 20 causan el 90% de las micosis en el hombre. La incidencia anual por cada 100.000 habitantes es muy variable según especies y área geográfica, pero se estima alrededor del 2-20 para candidiasis invasora, del 2-6 para criptococosis y 1-2 para aspergilosis invasora, según datos de Prieto. “Aunque hay micosis emergentes, los casos aislados de hongos ya conocido son mucho más frecuentes. Además, las micosis pueden ser endémicas, con una mayor capacidad infectiva y una distribución geográfica restringida, o infecciones oportunistas, en pacientes inmunodeprimidos, al estar en tratamiento con quimioterapia, corticosteroides, fármacos biológicos, enfermos críticos en UCI, y con SIDA”.
José Manuel Ramos Rincón, coordinador actual del Grupo de Trabajo de Enfermedades Infecciosas de SEMI (GTEI) y del Servicio de Medicina Interna del Hospital General Universitario de Alicante, ha departido sobre “Parasitosis ocultas y emergentes” y ha explicado, sobre las parasitosis ocultas y emergentes”, que “los pacientes inmigrantes con enfermedades pueden tener enfermedades parasitarias asintomáticas que pueden transmitirse en España, generar problemas de salud pública y reactivarse en caso de inmunosupresión, como la enfermedad de Chagas o la estrongiloidiasis”.
Según un estudio del grupo de trabajo de Ramos, tras un cribado en más de 500 adultos originarias de Latinoamérica, el 11% tenían la enfermedad de Chagas, que desconocían, y el 12%, infección por Strongyloides. La mayoría de las personas con enfermedad de Chagas eran originarias de Bolivia, mientras que los afectados por Strongyloides procedían de Bolivia, Colombia y Ecuador. Ante esta realidad, “es importante el realizar cribado de enfermedades parasitarias ocultas en estos pacientes para así poder tratarlas y evitar la transmisión en España y complicaciones posteriores por el desconocimiento de las mismas”.
Juan Carlos García, miembro de SEMI y médico del Complexo Hospitalario Universitario de Pontevedra, ha presentado el Encuentro con el Experto. Infecciones transmitidas por garrapatas, que ha tenido como conferenciante al Dr. José Antonio Oteo Revuelta, jefe del Departamento de Enfermedades Infecciosas en el Hospital Universitario San Pedro, del Centro de Investigación Biomédica de La Rioja-Logroño. El Dr. José Antonio Oteo ha detallado que hace solo 30 años tanto en España como en Europa occidental, solo se habían descrito dos infecciones transmitidas por garrapatas (ETG): la babesiosis y la fiebre botonosa o exantemática mediterránea, pero “gracias a nuevas técnicas de diagnóstico molecular y de cultivo celular, ya se han descrito 13 afecciones por garrapatas en España, sin contar las infecciones importadas que son muy variadas y muy difíciles de diagnosticar si no se piensa específicamente en ellas”, ha dicho.
“Las ETG son un grupo heterogéneo de afecciones, muchas de ellas emergentes, de gran impacto en Salud Pública y Salud Animal. Actualmente, hay una infracomunicación de casos a nivel oficial, porque no todas son declaración obligatoria. Pero sabemos que hay miles de picaduras de garrapatas todos los años, indoloras y que pasan inadvertidas a casi la mitad de los pacientes. El periodo de incubación de algunas afecciones puede ser muy largo y hay que pensar en ellas para poder diagnosticarlas”, ha explicado.
Debido a estas picaduras, todos los años hay cientos de personas afectas de Borreliosis de Lyme, infecciones por Rickettsia que provocan fiebre botonosa, DEBONEL, o la provocada por Rickettsia sibirica mongolitimonae, descrita en toda España; también, todos los años se comunica algún caso de fiebre hemorrágica de Crimea-Congo, a veces con un desenlace fatal; y cada vez se diagnostican con más frecuencia casos de alergia alimentaria cruzada con la carne inducida por la picadura de garrapatas.
“El estado de la cuestión es preocupante, cada año vemos más pacientes, pues hay muchos factores que favorecen que el problema vaya en aumento. Por ejemplo, las garrapatas son muy sensibles al cambio climático. Sabemos que, además de disminuir su mortandad y favorecer su expansión, algunas especies se vuelven más agresivas y buscan donde alimentarse con más avidez. Por otro lado, son muy resistentes a acaricidas y no se las puede eliminar de la naturaleza. Tenemos un problema que, sin duda, va a ir a más en los próximos años. Hay que concienciarse, ya que un diagnóstico y tratamiento precoz puede aliviar a muchas personas e incluso salvar vidas”, ha concluido.