Nuevos datos que respaldan la precisión de la detección precoz de múltiples tipos de cáncer (MCED) mediante análisis de sangre, presentados en el congreso de 2022 de ESMO, “auguran importantes implicaciones para la futura prestación de cuidados en el cáncer”,según ha afirmado Fabrice André, codirector científico de ESMO 2022.
“Las sociedades profesionales como ESMO tienen el deber de concienciar sobre el hecho de que en el próximos cinco años necesitaremos más profesionales, así como más infraestructuras para el diagnóstico y tratamiento, para atender al creciente número de personas que serán identificadas mediante pruebas de detección precoz de diversos tipos de cáncer”, ha explicado André, quien también es director de investigación en el Gustave Roussy Cancer Centre de Villejuif (Francia) y recién elegido futuro presidente de la Sociedad (2025-2026).
“Necesitamos la participación de todos los grupos de interés al decidir nuevas vías de atención. Tenemos que acordar quién se someterá a las pruebas y cuándo, además de dónde se realizarán; por otra parte, tenemos que prever los cambios que se producirán a consecuencia de las mismas, por ejemplo, en el diagnóstico y tratamiento de las personas con cáncer pancreático o de otros tipos que habitualmente se diagnostican en etapas mucho más tardías”.
Las nuevas pruebas de MCED en desarrollo pueden detectar una señal de cáncer común a más de 50 tipos diferentes de cáncer y predecir de qué parte del cuerpo procede la señal. La señal surge de pequeñas secuencias de ADN tumoral circulante (ADNtc) en la sangre que tienen algunos patrones de metilación diferentes de los del ADN no tumoral.
En el estudio PATHFINDER, hecho público en el congreso de 2022 de ESMO, una prueba de MCED detectó una señal de cáncer en el 1,4% de 6.621 personas mayores de 50 años que no se sabía si tenían cáncer, y el cáncer se confirmó en el 38% de los que dieron positivo en la prueba. De las 6.290 personas que no tenían cáncer, el 99,1% tuvo un resultado negativo en la prueba. Entre los que tuvieron un resultado positivo, la mediana del tiempo hasta alcanzar la resolución del diagnóstico (es decir, el tiempo hasta encontrar el cáncer o decidir que no había pruebas de malignidad que requirieran más estudio) fue de 79 días. Entre los participantes que tuvieron un resultado positivo en la prueba, en el 73% se alcanzó la resolución del diagnóstico en un plazo de tres meses.
“Los resultados son un primer paso importante para las pruebas de detección precoz del cáncer porque han demostrado una buena tasa de detección en personas que tenían cáncer y una tasa de especificidad excelente en aquellos que no tenían. En las personas con un resultado positivo en la prueba, se tardó menos de dos meses en confirmar el diagnóstico si tenían cáncer y un poco más si no lo tenían, principalmente porque los médicos optaron por realizar estudios de imagen y repetirlos posteriormente una segunda vez varios meses más tarde para investigar la posibilidad de un diagnóstico de cáncer”, ha explicado la autora principal del estudio, Deb Schrag, del Memorial Sloan Kettering Cancer Center de Nueva York (EE.UU.).
“Un hallazgo importante fue que pocos participantes con un resultado positivo en la prueba de detección requirieron someterse a procedimientos invasivos como endoscopias y biopsias. Este hecho debería ayudar a disipar las preocupaciones respecto a que estas pruebas podrían causar daño dando lugar a procedimientos innecesarios en personas que están bien”, ha añadido Schrag.
Schrag subrayó también la importancia de continuar con el cribado estándar para la detección de tumores, como el de mama y el cáncer colorrectal, mientras que se refinan y validan las pruebas de MCED para cánceres como el pancreático, el de intestino delgado y el de estómago, donde actualmente no existen otras opciones de cribado.
“Este estudio indica que hay esperanza en el horizonte para la detección de cánceres que actualmente son indetectables, pero por supuesto se necesita mucho más trabajo y, con experiencia y un mayor número de muestras, estos ensayos mejorarán. Hay que perfeccionar las pruebas para mejorar la distinción del ADN tumoral de todos los demás ADN que circulan en la sangre”, ha señalado Schrag. “También es fundamental destacar que la finalidad del cribado del cáncer no es reducir la incidencia del mismo, sino reducir su mortalidad. Es prematuro extraer conclusiones sobre cómo las pruebas de MCED afectan a la mortalidad, algo que no se midió en el estudio PATHFINDER y que precisa un seguimiento prolongado”.
El estudio presentado en el congreso de 2022 de ESMO es la primera investigación prospectiva que muestra que una prueba de MCED puede detectar el cáncer en pacientes con cáncer no diagnosticado, ya que los estudios anteriores solo utilizaban pruebas en pacientes que ya se sabía que tenían cáncer. Hay una serie de estudios adicionales en curso, como un importante ensayo clínico aleatorizado en el que participan 140.000 personas asintomáticas en Inglaterra para investigar la eficacia clínica de las pruebas de MCED en los resultados del cáncer.
“Necesitamos ensayos comparativos entre todos los tipos de cáncer para averiguar si disponer de una prueba de detección precoz afecta a la morbilidad y a la mortalidad. También necesitamos saber cómo benefician las pruebas a los pacientes, y cómo comentar con ellos los resultados”, ha indicado André. “Además, necesitamos saber más acerca de la pequeña proporción de falsos positivos, resultados de la MECD que indican la presencia de cáncer pero que no se confirman con los procedimientos diagnósticos convencionales. Tenemos que disponer de algunas de estas respuestas antes de poder calcular el impacto de introducir las pruebas de MECD en la práctica clínica de rutina”, ha concluido André.