La asociación EuropaColon España ha organizado la jornada ‘El cáncer de colon en modo on: Prevención, Innovación, Humanización’, dirigida a pacientes, familiares y cuidadores de una enfermedad que cada año afecta en España a más 43.000 personas.
En el encuentro han participado profesionales sanitarios de diferentes especialidades, así como representantes de la Administración y pacientes. En su intervención, Luis Miguel de la Fuente, presidente de EuropaColon, ha recordado la efectividad de iniciativas como PreveColon, el Programa de Detección Precoz de Cáncer de Colon y Recto de la Comunidad de Madrid. “Se trata de un programa efectivo que utiliza como prueba diagnóstica el test de sangre oculta en heces (TSOH), una prueba sencilla, indolora y no invasiva que se realiza en casa y puede salvar vidas. En la actualidad, la prevención es el mejor tratamiento para abordar el cáncer de colon”.
La otra herramienta para afrontar este tipo de patología es la medicina personalizada. “Hace 15 años no teníamos el arsenal terapéutico del que disponemos hoy. En la actualidad contamos con tratamientos que se han desarrollado gracias a un gran esfuerzo e inversión en investigación clínica”, ha dicho. El problema de los fármacos innovadores es que, una vez aprobados por las Agencias Española y Europea del Medicamento, la elaboración de los informes de posicionamiento terapéutico (IPT) tarda una media de ocho meses. “Uno de los objetivos de EuropaColon es reducir este tiempo a un máximo de tres meses”, ha recalcado el presidente.
Otro aspecto preocupante es que, una vez fijado el precio de reembolso, estos medicamentos no llegan a todos los pacientes con cáncer colorrectal que podrían beneficiarse de ellos. Según ha indicado De la Fuente, el motivo es que las Administraciones de algunas comunidades autónomas o las gerencias de determinados hospitales imponen criterios más restrictivos para su uso que las propias agencias reguladoras. “España es la cuarta economía de la zona euro y, por tanto, deberíamos estar a la cabeza en el acceso a los tratamientos oncológicos innovadores”, ha añadido.
Precisamente durante la jornada se ha organizado una mesa-debate para abordar las ‘Inequidades en el acceso a tratamientos oncológicos innovadores’, moderada por el periodista Emilio de Benito. Han participado en este coloquio Pilar García Alfonso, oncóloga del Hospital Universitario Gregorio Marañón de Madrid; José M. Martínez Sesmero, especialista en Farmacia Hospitalaria del Clínico San Carlos de Madrid, y José R. Garmendia Leiza, director general de Sistemas de Información, Calidad y Prestación Farmacéutica de Castilla y León.
Durante el coloquio, los participantes han destacado los avances que se han presentado en los últimos años para el tratamiento del cáncer colorrectal, que han permitido triplicar la mediana de supervivencia de los pacientes. Por ejemplo, la identificación de la mutación BRAFV600E ha supuesto el desarrollo de una línea de investigación que ha generado nuevas opciones terapéuticas. Estos tumores tienen características clínicas y anatomopatológicas particulares, con peor pronóstico, resistencia a determinados tratamientos y mayor riesgo de rápida progresión. En este sentido, el ensayo clínico BEACON analizó la eficacia de la combinación de un inhibidor de BRAF y un anticuerpo anti-EGFR (encorafenib y cetuximab, respectivamente) en pacientes con cáncer colorrectal metastásico con mutación en BRAFV600E que han progresado a una línea previa de tratamiento.
Esta combinación en la actualidad está aprobada por las agencias reguladoras de Europa y de Estados Unidos en este grupo de pacientes dado el beneficio significativo en supervivencia global, supervivencia libre de progresión y tasa de respuestas. Este es uno de los ejemplos que los ponentes han expuesto acerca de la imposibilidad que tienen los servicios hospitalarios para incorporar estas novedades en sus arsenales terapéuticos. El problema, según han coincidido tanto pacientes como clínicos y gestores, es la necesidad de cumplir un presupuesto que ya está muy ajustado.
Durante la jornada, Juan García Armengol, presidente de la Asociación Española de Coloproctología (AECP), ha comentado que la empatía es “una competencia básica en el aprendizaje de la Medicina”, ya que mejora la relación médico-paciente y disminuye el estrés de ambos. “Sin duda, “la empatía en la relación médico-paciente es un imperativo ético para todos los profesionales, pero también podría ser un destacado motivo de investigación científica, porque tal vez mejore los resultados finales del tratamiento en términos de supervivencia”.
Por su parte, Ana Ruiz Casado, oncóloga del Hospital Puerta de Hierro de Majadahonda (Madrid), ha expuesto los beneficios del ejercicio físico, que ha definido como “un gran aliado para el paciente durante y después del tratamiento”. Entre las claves para prevenir la aparición del cáncer, ha incidido en la necesidad de evitar el sedentarismo. Diversas investigaciones han indicado que los pacientes que después del tratamiento son activos, reducen un 40 % su riesgo de muerte por cualquier causa. “Existe una relación dosis-respuesta, y por cada 150 minutos de actividad física a la semana se reduce el riesgo un 28 % adicional”, ha dicho Ana Ruiz Casado.
La voz del paciente ha sido la de Rodrigo Paixao, de 43 años, que participa en un ensayo clínico tras su diagnóstico de cáncer colorrectal con metástasis. “Debido a que no pertenezco a ningún grupo de riesgo, descubrí mi enfermedad ya en un estado avanzado”, ha lamentado.
Precisamente de este tema ha hablado Agustín Albillos, especialista en Gastroenterología del Hospital Ramón y Cajal de Madrid y vicepresidente de la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD). En primer lugar, ha incidido en la necesidad de mejorar la prevención del cáncer colorrectal, y ha recordado que “los programas de cribado salvan vidas”. Respecto a la posibilidad de ampliar la realización de cribados de cáncer colorrectal a menores de 50 años, ha mostrado sus reticencias. “Por una parte, se conseguiría una reducción de la incidencia en personas más jóvenes, ya que mejoraría la detección precoz; sin embargo, considera que es más necesario y eficaz centrar los esfuerzos y los recursos en mejorar el porcentaje de cribado entre los mayores de 50 años, que realmente son los que tienen más factores de riesgo”.