Las medidas de contención del gasto no han impedido que la industria del genérico haya incrementado su cuota de empleo en un 20% y su producción en un 30%, en una tendencia contracorriente que el presidente de la Asociación Española de Medicamentos Genéricos (AESEG) ha descrito como reflejo de la contribución del sector al producto interior bruto (PIB) en términos de productividad, empleo, innovación y aportación a la balanza comercial del país.
Díaz-Varela explica en un artículo de opinión publicado en la publicación Engenérico, que edita la propia patronal, que para mantener esa tendencia a la vez que se promueve el control de la factura farmacéutica y se contribuye al cuidado eficiente de la salud de los ciudadanos, es imprescindible que las administraciones sanitarias y económicas garanticen un marco estable, seguridad jurídica y previsibilidad empresarial.
Los retos
Según indica el presidente de AESEG, el número de productos cuyas patentes están a punto de vencer es notablemente inferior al de hace cuatro o cinco años.
Sin embargo, las perspectivas son “esperanzadoras”. Como ejemplo, utilizaba la situación de Estados Unidos, un mercado en el cual los medicamentos de marca y los genéricos conviven sin ningún problema, en línea con la reciente apreciación de Joseph Jiménez, director general de Novartis, que en un encuentro en Boston afirmaba que “sin innovación tampoco habría genéricos”.
En aquel mercado, la cuota de participación en unidades alcanza el 75%. “Tenemos aún mucho recorrido para llegar a nuestro máximo potencial”, valora el presidente de AESEG.
En el Congreso Mundial de Medicamentos Genéricos Europe 2016 se ponía de manifiesto que es difícil pronosticar una tendencia de futuro por los continuos cambios en las políticas y en las regulaciones, con el matiz de que “los expertos reunidos en este foro coincidieron en señalar que la tendencia es que habrá cada vez más unos marcos regulatorios estables”.
La industria del genérico sigue con especial atención las negociaciones de los tratados de libre comercio entre la Unión Europea y Estados Unidos (TTIP) y Canadá (CETA), con la confianza en que “sean el cauce adecuado para la negociación de la cláusula de exportación. Esta medida permitiría la fabricación en España de productos aún bajo patente, para ser exportados a territorios donde la exclusividad no existe o ha vencido”, recuerda.
Nicolas Gonzalez Casares: